
Este primero de mayo es un nuevo aniversario de una fecha histórica para la clase obrera internacional. Aniversario que no es un festejo, es un día de lucha de los trabajadores a nivel mundial.
Un día cuyo origen fue la violenta represión y varios asesinatos en Estados Unidos, contra un acto obrero en el que reclamaban por 8 horas de trabajo, para reducir las 14 o 16 que eran impuestas por las patronales. Ese día, conocido como el de los Mártires de Chicago, fue una muestra clara de la lucha de clases, del ensañamiento del sistema capitalista, de su clase patronal y sus representantes, que por medio de engaños y falsificaciones condenaron a trabajadores anarquistas y socialistas a prisión, algunos fueron ejecutados en la horca y centenares de obreras y obreros fueron ferozmente reprimidos.
Hoy la situación mundial no es mejor para la aplastante mayoría de nuestra clase. Estamos viviendo la profundización de la crisis económica mundial, expresión de la decadencia del sistema capitalista en su fase imperialista. Las consecuencias y expresiones más álgidas de esta crisis son el genocidio perpetrado por el Estado sionista de Israel contra el pueblo palestino, a quien le vienen usurpando sus tierras y ahora lo quieren expulsar definitivamente. El otro lugar es Ucrania donde Putin lleva adelante una ocupación y desató una masacre sobre el pueblo ucraniano, ahora apoyada sin tapujos por Donald Trump. Otro país que muestra el destino que nos tiene preparado el capitalismo para la humanidad es el Congo y todo continente africano (Ver nota).
Uruguay: una guerra de despidos contra la clase obrera industrial
Esas situaciones, a pesar de las distancias, tienen un punto en común con las que se desarrollan en nuestro país: el fin de la clase capitalista es recuperar y aumentar la tasa de ganancia. Un puñado de magnates, ricos, multimillonarios y grandes patrones, llevan adelante de forma violenta un ataque permanente contra las y los trabajadores, la clase media empobrecida y los sectores más humildes.
Las manifestaciones más violentas de los planes capitalistas en nuestro país, han sido los 1200 obreros despedidos por la multinacional japonesa Yasaki, los centenares de trabajadores que quedaron sin empleo en la industria láctea y en la de la construcción. Otro gran golpe están recibiendo los obreros de la carne con cierre de varias plantas, despidos y suspensiones, algunos como consecuencia de la gran estafa de “Conexión Ganadera”, otros como el caso de Minerva con la aplicación de grandes rebajas de sueldos y despidos selectivos para golpear la herramienta sindical.
Y si esto sucede con la clase trabajadora que conserva algunos derechos, hay otro sector, unos 400 mil trabajadores que trabajan “en negro” sin aportes sociales, sin derechos u obligados a abrir una unipersonal para poder vivir. Otro tanto sucede con las obreras y obreros tercerizados, todas situaciones creadas por las patronales y gobiernos para dividir a la clase trabajadora, tirar abajo el salario y eliminar totalmente los derechos ya conquistados.
El nuevo gobierno
Si bien el gobierno de Lacalle Pou fue un fiel impulsor y representante de estas políticas de los grandes capitalistas, el gobierno actual del FA, su alta dirigencia que ha llegado nuevamente a los cómodos sillones del parlamento, lo que hace es quejarse de la “herencia recibida”. Ya lleva dos meses sin ninguna medida que impida los despidos o detener de forma inmediata el gran ataque patronal.
Por el contrario, el ministro de Economía del FA reafirmó que se mantendrá en lo fundamental el mismo rumbo económico del anterior gobierno y convocó al “diálogo” para la Seguridad Social, que tendrá en sus comisiones a la mayoría de los defensores de las AFAP, que no las quieren tocar y harán un “diagnostico” recién para el año 2026.
Otra muestra de lo que será el gobierno de Orsi han sido los más de 40 altos cargos públicos entregados a la coalición de derecha, a quienes las bases del FA gritaban con el triunfo electoral “se van los blancos pillos, corruptos y pedófilos”. Lamentablemente estos hechos muestran que no será así. Un llamado aún más alarmante es el del nuevo Ministro del Interior Carlos Negro, que convocó a integrantes del anterior gobierno corrupto de derecha, para llevar adelante junto a ellos un “Plan Nacional de Seguridad”.
El llamado al 1° de mayo
Es en este marco que el PIT CNT convoca al acto central, bajo lema “40 años de democracia”, sin decir una palabra, que ésta es la democracia de los ricos, los patrones y los grandes capitalistas. Y que si ella existe es el producto de nuestras enormes luchas y nuestros muertos, que enfrentaron a la dictadura cívico militar.
Para nada es esta democracia -que nos somete a despidos permanentes, a rebajas de salario, suspensiones, a falta de vivienda digna, a jubilaciones de miseria, donde sus instituciones están implicadas en la corrupción y lleva 40 sin decir, ¡donde están los desaparecidos!- ésta democracia no es la democracia que queremos las y los trabajadores. Esta es la democracia de la patronal, de los capitalistas, dentro de ella no habrá solución de fondo a todas nuestras angustias y necesidades. La lucha de la clase obrera es por conquistar otra sociedad, sin clases sociales, sin explotados ni explotadores, nuestra lucha es por una sociedad socialista mundial con democracia obrera.
Nuestras tareas
Necesitamos defendernos y luchar de forma unificada por nuestras necesidades más apremiantes. En esa tarea nos encontraremos juntos en la calle, peleando contra los despidos, las rebajas salariales, la lucha contra la violencia hacia la mujer y los feminicidios, con los jubilados y contra las AFAPs, enfrentando la privatización del agua y el Plan Neptuno, denunciando la conciliación de clases y la ilusión de que todo se resuelve hablando con los patrones y el gobierno de turno. También estaremos juntos peleando por los Derechos Humanos reclamando Verdad, Juicio y Castigo
Y será desde esos lugares, al calor de esas peleas y en la búsqueda continua y necesaria para unificar todas esas las luchas en una sola, que te llamamos y llamaremos a construir el partido de la clase obrera, socialista e internacionalista como herramienta imprescindible para cambiar esta sociedad capitalista y pelear por el socialismo con democracia obrera en Uruguay y en el mundo.