Si algo ha demostrado esta pandemia son dos cosas: Que el sistema capitalista no está preparado para un problema global como el que empezó hace 11 meses (más, si tomamos los primeros casos en China) y que irremediablemente, todas las crisis de este sistema la pagamos los trabajadores y las personas más vulnerables.

Escrito por Bruno

Uruguay no es la excepción y eso lo podemos notar en las largas filas que se vieron en las ollas populares, que al día de hoy una gran parte están desabastecidas, y en la pérdida de puestos laborales que se vio durante el pasado año. Esta situación no da para más, esta “nueva normalidad” le sirve al gobierno que con la excusa de la pandemia nos impide manifestarnos o peor, les da poder para golpearnos y penarnos por estar simplemente en un lugar público.

Las medidas que se han tomado son una comedia de mal gusto, se sabe que el transporte público es un lugar de contagio enorme (solamente hay que ver los ómnibus en horarios pico con lo abarrotado que van) sin embargo no se ha aumentado realmente todas las frecuencias. El teletrabajo fue obligatorio recién comenzada la ola de altos casos, a fin de año. Antes de eso parecía que no existía la pandemia en los lugares de trabajo, porque para este gobierno es más importante la economía que la vida de las personas.

Las vueltas imparables con las vacunas

Al día de escribir esta nota, no hay información certera de cuando Uruguay va a empezar a vacunar. Desde el gobierno la búsqueda de una solución que mejore la calidad de vida de los uruguayos ante esta pandemia brilló por su ausencia. Desde las vacaciones del presidente en pleno aumento de casos diarios hasta el hecho de que no hay acuerdo real con ninguna proveedora de vacunas (ver recuadro de la dependencia de vacunas) cuando ya otros países de la región están vacunando, demuestran la desidia de los gobernantes.

No les importa la cruda realidad a la que nos enfrentamos los trabajadores día a día, ya que tenemos que arriesgarnos a ir a trabajar e infectarnos, o teletrabajar asumiendo los costos de electricidad, agua, etc. Parece que en realidad el virus aparece en nuestros momentos de ocio o cuando nos movilizamos y protestamos, y no cuando vamos a engordar a un patrón.

Eso sin contar con la super explotación que están viviendo los trabajadores de la salud que, si no están trabajando el triple, están en cuarentena porque un compañero está con COVID o peor, ellos mismos están cursando la enfermedad.

  • ¡BASTA DE PONER LAS GANANCIAS POR ENCIMA DE LA VIDA DE LOS TRABAJADORES Y SECTORES POPULARES!
  • ¡PLAN DE VACUNACIÓN Y VACUNAS YA!
  • ¡CUARENTENAS PAGAS!
  • ¡IMPLEMENTOS DE HIGIENE EN EL TRABAJO!

La dependencia de Uruguay ante las multinacionales

El país en su momento produjo sus propias vacunas de la mano de la Facultad de Medicina. Sin embargo, al no invertir en mejorar los estándares de calidad para la fabricación de vacunas, pasó a depender de las multinacionales privadas en todo lo que es vacunas y sueros.

En estos momentos de pandemia sale a flor de piel que en el sistema capitalista la salud es una mercancía más y depender de las multinacionales y sus tiempos para obtener la vacuna no hacen más que empeorar la situación de la población. Ni siquiera fue invertido lo necesario para hacer plantas de replicado de vacunas, que no necesitan la parte de investigación y desarrollo, sino solo utilizar la fórmula ya investigada.

Por más que en Uruguay hay mucha gente capacitada que incluso está investigando de primera mano todo lo referente a la pandemia, somos dependientes de las malas decisiones políticas realizadas en el pasado y que en el presente golpean aún más.

A tal punto que el gobierno dice que piensa gastar 120 millones de dólares en la adquisición de las vacunas (aunque no hay acuerdo firmado): prácticamente 32 dólares por vacuna cuando en otros países han salido números que indican que la vacuna cuesta 15 dólares a un precio alto.