En medio de una critica situación en la salud pública y privada, diferentes organizaciones médicas han advertido que este panorama “determina la saturación de camas de CTI (…), de la atención ambulatoria y testeos, puertas de emergencia y camas en hospitales y mutualistas tanto en Montevideo como en el Interior del país; y a su vez la alta cantidad de trabajadores de la salud en cuarentena y cursando la infección, las organizaciones abajo firmantes hacen un llamado al gobierno a que tome medidas efectivas para disminuir la movilidad y el contacto, y a toda la población a extremar los cuidados y a vacunarse. Las acciones para evitar la catástrofe sanitaria inminente son la reducción de la movilidad en su máxima expresión y el cierre de toda actividad no esencial”.
Este anuncio realizado por el Sindicato Médico del Uruguay, las Sociedades Científicas, la Federación Médica del Interior y viarias Facultades de la Universidad de la República vinculadas al tema salud concluye que “Sin máximas medidas hoy, nos quedamos sin atención mañana”.
El gobierno con su política negligente de “nueva normalidad” es responsable
Este resultado de salto exponencial en los contagios, de aumento de las muertes y de la cada vez mayor presión en el sistema de salud, llevaron a que durante algunos días Uruguay estuviera por encima de la tasa de contagios de Brasil. Y las más de 900 muertes, son producto de una política del gobierno multicolor encabezado por Lacalle Pou, que priorizaron no detener “los motores de la economía” a costa de la vida de los trabajadores y más humildes que son siempre los más castigados.
Este gobierno, que se vanagloriaba de que Uruguay era ejemplo mundial, quiso vender el verso de que éramos privilegiados gracias a la política que llevaban adelante.
Ahora cuando pasamos de ser la “Suiza de América” a parecernos más a los sufrimientos que viven los hermanos de clase brasileños, el gobierno no quiere asumir su responsabilidad. Cuando las cosas iban “bien” si era producto de su política, ahora ante las puertas de un potencial colapso en los CTI, el culpable hay que buscarlo en “la gente irresponsable” o los “jóvenes”, colocados como chivo expiatorio para intentar limpiar la política del gobierno.
Pero esa mentira cae cuando desde el propio Ministerio de Trabajo se afirma que más del 50% de los empresarios, en sus fabricas, oficinas y supermercados no cumple los protocolos contra el Covid-19. Por otro lado, se mantienen ómnibus repletos en Montevideo, incluso durante la semana de turismo, donde notoriamente han bajado las frecuencias y los trabajadores debemos seguir viajando como ganado en medio del cada vez mayor aumento de contagios.
El gobierno no restringió nunca la movilidad de forma real. Habla en nombre de la “libertad” y afirma que la “gente debe ganarse el mango”, y fue así que empujo a restablecer en poco tiempo todos los sectores, sabiendo que habría demoras en la llegada de la vacunas.
Subvencionó, entrego y entregará, millones de dólares a los grandes patrones del Transporte, Hoteleros y muchos empresarios para compensar que no tengan pérdidas. Pero para los trabajadores destino migajas y canastas vergonzosas (el que tuvo suerte de recibirlas), que no dan para comer ni una semana. Permitió más de 100mil envíos al seguro de paro en plena pandemia, aumentó las tarifas, permitió el aumento de los precios de los alimentos, y ahora el Instituto de Estadísticas y Censos informó que hay 100mil pobres más, elevando la cantidad a 430 mil personas que no ganan los suficiente para alimentarse y se pasó de 7 mil personas en indigencia a 14 mil.
No solo colapsó el sistema de salud, está colapsando en un país de 3,4 millones de habitantes, la posibilidad de comer los necesario todos los días, 200 mil personas sin trabajo y más de 400 mil trabajadores sin Seguridad Social, o sea si no trabaja no comen.
Este gobierno con sus medidas responde a los grandes capitales, los enormes propietarios de tierras y las multinacionales. Ese camino de Lacalle es el de los gobiernos capitalistas del mundo entero. Los dirigentes del FA, que se pasaron todo el año pasado diciendo que las medidas sanitarias del gobierno como “correctas”, se quedan ahora solo con sus denuncias parlamentarias, pensando únicamente en las elecciones de 2024.
Medidas urgentes para evitar un potencial colapso
Frente a la política negligente del gobierno, los trabajadores, humildes y los amplios sectores de la clase media necesitamos soluciones sanitarias y económicas ahora.
El PIT-CNT no puede seguir ausente, apostando a un “diálogo social” que es una farsa, porque este gobierno solo piensa en las ganancias de las grandes patronales, comprometiendo incluso nuestra salud. Por eso la central obrera debe romper todo diálogo con el gobierno y llamar a un gran paro general en defensa de la salud obrera y popular.
Un paro que exija como mínimo la duplicación inmediata del presupuesto para la salud, colocando miles de camas de CTIs nuevas, abriendo vacunatorios en todos los barrios populares, contratando todo el personal de la salud necesario al cual hay que aumentarle los salarios para terminar con el multiempleo y poder cubrir todas las necesidades sanitarias; permitiendo también el descanso de los trabajadores de la salud, hoy sometidos a una exposición mayor al virus y a una explotación mayor a la habitual.
Por otro lado, no puede haber cuarentena o cese de la movilidad si hay hambre y necesidades. Por eso, de la mano de la exigencia del detenimiento de todas las actividades no esenciales hasta que se finalice la vacunación, hay que exigir el pago de salarios y con exoneración del pago de alquiler, de la luz, el agua, teléfono e internet para todos los trabajadores y sectores populares, así como una renta básica de media canasta ($40mil) para trabajadores informales y desempleados. Dinero hay: que se deje de pagar la deuda externa y se coloquen impuestos progresivos al capital.
Estas medidas solo podrán ser impuestas por una gran lucha. Es necesario un gran paro general y un enorme plan lucha decidido en las bases como forma de torcer el brazo al gobierno multicolor.