Existe actualmente una situación mundial de crisis humanitaria. Miles de seres humanos son expulsados por las guerras, las dictaduras, el hambre y la miseria. La ONU estima que en el mundo existen alrededor de 68 millones de personas desplazadas por dichos motivos.

Muchas de estas personas se encuentran en situación de refugiados, o se ven obligados a emigrar. Otros mueren en embarcaciones precarias en ríos u océanos o caen víctimas del tráfico humano. O como lo que sucedió con la caravana de inmigrantes centroamericanos, que caminaron miles de kilómetros escapando de la penuria, arriesgando (y en muchos casos dejando) su vida, y que ahora son expulsados y reprimidos por el gobierno de Trump en Estados Unidos.

Esto significa una verdadera tragedia humana, cuya responsabilidad es de este sistema capitalista putrefacto que empuja a amplias capas de la humanidad a la miseria y la barbarie.

Uruguay y los inmigrantes

Es en este contexto que en los últimos años han llegado a nuestro país una cantidad importante de inmigrantes que vienen fundamentalmente desde Venezuela y Cuba, así como también de otros países centroamericanos.
En medio de la crisis capitalista mundial, los trabajadores estamos sufriendo un aumento de la desocupación, una rebaja de salarios y el recorte de muchos derechos. Frente a estos hechos, algunos trabajadores uruguayos miran con recelo a estos inmigrantes y ven como una “competencia” a quienes obligados, debieron instalarse en nuestro país.

Los inmigrantes, en muchísimos casos se ven obligados a trabajar más horas por menos dinero, ya que las patronales se aprovechan de su situación. Esto genera un enfrentamiento entre trabajadores extranjeros y uruguayos, ya que se ve a los inmigrantes como los responsables de que la patronal pague menores salarios y amenacen con despedir, ya que “un extranjero hace más por menos”.

La patronal impulsa esta división entre trabajadores para su beneficio propio: aumenta sus ganancias pagando menos y aprovecha dichos enfrentamientos para fragmentar a los trabajadores y su organización.

La xenofobia (el odio a los inmigrantes) es una ideología burguesa, patronal, que busca sacar del centro al verdadero enemigo que es el capitalista y su gobierno, para hacer que los trabajadores nos enfrentemos entre nosotros. Los trabajadores uruguayos no podemos caer presa de esta división reaccionaria.

La clase obrera uruguaya fue exiliada y recibida en infinidad de países por otros trabajadores que fueron solidarios cuando sufríamos la represión de la dictadura o las penurias económicas. Actualmente medio millón de uruguayos se encuentran en otros países.

Nuestra tarea como trabajadores es sumar a los inmigrantes a nuestras organizaciones y luchas, para pelear por igualdad de derechos y dirigir la bronca y la indignación contra los verdaderos responsables de nuestros sufrimientos: las patronales y el gobierno.