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Estos últimos meses y días del 2021, el gobierno de derecha encabezado por Lacalle Pou nos está confirmando la política que tiene reservada su gobierno para los trabajadores y trabajadoras que salimos a reclamar derechos, para quienes paramos o nos movilizamos por salario y condiciones de trabajo y incluso para quienes queremos terminar con la impunidad. La derecha rancia “multicolor” que se disfraza con un relato de la palabra “libertad”, no podía esconder sin embargo su carácter reaccionario, patronal y oligarca. Este es el gobierno de los ricos, de los exportadores, terratenientes y multinacionales y cuando nos hablan de libertad no hablan de libertad de mercado.

No ha pasado una semana desde que los trabajadores del transporte recibieron perdigones de parte de la policía por movilizarse en la terminal de Tres Cruces y hoy 22 de diciembre son los conductores portuarios, quienes por medio de la violencia policial fueron desalojados de la calle por hacer sus reclamos. ¿Que reclamaban? las muertes de compañeros en accidentes de rutas, que son producto de las jornadas interminables que impone la patronal a los obreros del volante.

Para justificar su represión el gobierno de Lacalle criminaliza la protesta, imponiendo un relato sobre el término “libertad”: si paran los ómnibus nos dicen que cercenamos la “libertad” de viajar, si cortamos una calle restringimos la “libertad” circulación, si ocupamos la empresa coartamos la “libertad” a producir del patrón y si paran los docentes quitamos la libertad a “estudiar y comer”. Siguiendo esta lógica habría que hacer paros y luchas que no perjudiquen a los patrones ni al gobierno, osea medidas sin fuerza y simbólicas, o como dijo Álvaro Delgado frente a la lucha portuaria “que protesten en la vereda”.

Esta relato ideológico tiene un fin, justificar y habilitar cada vez más la represión

Esa “libertad” que llena sus discursos y en nombre de la cual reprimen a quienes luchamos, es la libertad de mercado, la libertad del capitalista, del patrón a obligarnos a trabajar en peores condiciones, la libertad de los empresarios a no pagar a los choferes de COPSA, ni aguinaldos, ni licencias que adeudan desde 2019 y la libertad de las empresas transportistas a hacer trabajar jornadas extenuantes a quienes manejan que cuestan vidas obreras.

Esta libertad es solo para los ricos y capitalistas, por eso si protestamos la clase social de los patrones del campo o la ciudad o las multinacionales extranjeras aplican desalojo y represión, que la Ley de Urgente Consideración convirtió en ley, apoyada en un decreto del progresismo dictado por el gobierno de Tabaré Vásquez. Así se le dejó servida a la derecha varios instrumentos para llevar adelante el actual accionar antisindical.

¿Cuál es la libertad de los trabajadores?

A pesar de que el derecho de huelga está escrito en la Constitución ya vemos que la “libertad” de ejercerlo es recortada, a veces reprimida, ignorada y otras tantas violentada con los despedidos por sindicalizarnos o hacer huelga. Cada reglamentación que se agrega desde el gobierno, restringe más esos derechos. Incluso la constitución afirma que todos tenemos derecho al trabajo y a una vivienda digna. Sin embargo muchos viven en la calle, otros en asentamientos y cerca de 200 mil uruguayos no tienen trabajo. La “libertad” y la ley de este sistema capitalista esta hecha para los ricos y poderosos, para los grandes patrones.

Es por eso que la enorme mayoría de denuncias a políticos por gastos excesivos, las denuncias de corrupción y las que van contra la impunidad terminan encajonadas, otras amparados por los fueros parlamentarios y de esa manera evaden la justicia. Por eso la clase social capitalista o sus representantes, salvo excepciones, nunca veremos tras ellos ni la policía, ni el sistema judicial, instituciones sometidas al poder del capital y sus representantes. Por esta razón no hemos visto ni una vez reprimir a los empresarios que no pagan salarios a sus obreros por meses, que deben licencias de años atrás, que bajan cortina en la empresa y no pagan despidos o hacen trabar jornadas extenuantes que ponen en riesgo la vida del trabajador.

Nuestra solidaridad con los obreros y nuestro repudio al gobierno

Nosotros nos solidarizamos con los obreros portuarios, con los del transporte, con los docentes perseguidos y con toda lucha trabajadora o barrial que en reclamo de sus derechos, se criminalice y se reprima. A la vez afirmamos que ante el brutal ataque del gobierno, en parte contenido por las 800 mil firmas de repudio a la LUC y la movilización, nos esperan para 2022 duras batallas para lo cual debemos prepararnos.

Para terminar con todas las injusticias y sufrimientos hay que dar una lucha de fondo. O se impone los intereses y planes del capital y para ello profundizaran la represión o construimos desde las bases una lucha unificada y organizada en barrios, sindicatos, escuelas y liceos para pararles la mano.

Pero la lucha de fondo no es solo sindical, es profundamente política y a la cual más le temen el gobierno y los patrones, es la pelea por cambiar de raíz esta sociedad y avanzar al socialismo.

No hablamos de reformismo ni progresismo, ni “caricatura de socialismo” al decir del Che Guevara, no queremos ni a los Maduro, ni a los Diaz-Canel, ni los capitalistas chinos vestidos de rojo. Queremos retomar la lucha de Lenin y Trotsky por el socialismo internacional. No hay salida dentro de las fronteras nacionales, “el socialismo será mundial o no será”. Poner en pie el partido revolucionario, en medio de las luchas cotidianas importantes que se vienen desarrollando, llamar a construir el partido de obreras y obreros, es la mayor necesidad que tenemos los trabajadores, para dar pasos firmes en la tarea de terminar con la explotación capitalista. El partido revolucionario tiene como tarea guiar al poder las luchas obreras para que construya sobre los escombros del capitalismo un gobierno de los trabajadores socialista apoyado en la movilización y la democracia obrera. Esto es necesario si queremos lograr como decía el heroico Bartolomeo Vanzetti «techo para todas las cabezas, pan para todas las bocas»