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…desamparo, olvido y falta de respuestas

Este fue uno de los inviernos más duros para los uruguayos, con temperaturas de frío polar y advertencias de no salir demasiado a la calle por las complicaciones en la salud que trae la intemperie. Los que vivimos en hogares con un mínimo de calefacción igual nos ponemos a pensar lo mucho que gastamos en luz, gas y ropa para poder sobrevivir al invierno. La leña y el aire acondicionado son lujos en un sistema que no nos deja tener lo básico. Entonces podemos imaginar cómo pasan el invierno esas cientos de personas que duermen en las esquinas, en carpas improvisadas que no atajan el viento y sin ni siquiera un plato caliente para pasar el día. Este invierno, tan duro, trajo ocho muertos en plena calle. No podemos ponernos a discutir, como hizo el ministro de Desarrollo Social, Gonzalo Civila, si hubo complicaciones por otras enfermedades o fue hipotermia. Fueron muertes de personas que no tenían un hogar, que estaban desamparadas y que no tuvieron respuestas de un sistema que cada vez funciona peor. Decir que fueron por «situaciones de salud delicadas y preexistentes» sólo nos recuerda que el sistema de salud también está abarrotado y hay enormes listas de espera para especialistas, sobre todo en salud mental.

Mientras el FA se quita la culpa diciendo que no fue hipotermia, Fernanda Ausperger, diputada nacionalista, dijo que «Un desastre es un tornado, un desastre es otra cosa», como si estar durmiendo en calle y pasar frío fuera algo completamente normal. Vemos como ni unos ni otros se interesan realmente por las vidas de las personas en situación de calle, por más que Orsi repita que le dolió mucho la situación.

Falta de respuestas diarias y tercerizaciones en el Estado

Si bien muchas personas duermen en un refugio, es necesario saber que la mayoría de esos lugares están abiertos solo por la noche y los centros de 24 horas son pocos. Todos en algún momento hemos pasado frente a la puerta de algún refugio que abre por la tarde y ya hay, a determinada hora, una fila de gente esperando para entrar. Muchos de ellos ni siquiera encuentran lugar disponible, como explican los mismos trabajadores de los centros1. Sin embargo, durante el resto del día las personas no tienen a donde ir, y ni hablemos de las incertidumbres alimentarias. En estos últimos meses decenas de ollas comunitarias tuvieron que abrir nuevamente sus puertas para dar respuesta a cientos de personas que no tienen dónde comer.

Recordemos también que los refugios abren sus puertas gracias a trabajadores tercerizados, que no cuentan con los mismos derechos laborales que otros trabajadores estatales. El ahorro de dinero a través de tercerizadoras implica poca estabilidad laboral, a pesar de que Civila piense que es mejor un «trabajo con la sociedad civil», cuando en realidad lo que quiere decir es que el Estado le cede este negocio a un privado para sacarse la responsabilidad y pagar menos.

Las personas que duermen en refugios, muchas veces, son personas que sí trabajan o tienen una pensión, hacen changas o están buscando dónde trabajar, pero que no consiguen un lugar donde establecerse. Es solo cuestión de pensar cuánto cuesta un alquiler, los requisitos y los trámites; el esfuerzo enorme que hace cualquier trabajador para siquiera tener una casa o sacar un préstamo hipotecario que se termina pagando hasta la vejez. Mientras tanto, en Montevideo hay decenas de casas vacías viniéndose abajo.

Que existan personas durmiendo en la calle, sin comida, sin atención en salud, nos permite reconocer fácilmente lo que nos hace el capitalismo. Un sistema de lucro con personas que acaparan riquezas, empresas que explotan a sus trabajadores y gobiernos a los que no les interesan las personas pobres.

Muchas personas no tienen otra opción más que arriesgarse a morir de frío en alguna calle montevideana o del interior. Mientras el mercado de viviendas crece y vemos cómo se construyen edificios millonarios con alquileres que dan miedo, las personas siguen buscando trabajo sin suerte, y una casa, sin éxito.

Organizarnos para terminar con este sistema capitalista es la única salida para que los barrios sean de los trabajadores y que las casas no estén vacías, los refugios no estén llenos de personas que solo pueden aspirar al plato caliente de esa noche y trabajadores del área social totalmente explotados, pensando en si cobrarán el sueldo a principio de mes.

1 https://ladiaria.com.uy/politica/articulo/2025/6/el-debate-sobre-la-situacion-de-calle-los-inviernos-las-cuentas-politicas-y-las-salidas/