La Iglesia en general y la Iglesia Católica en particular, es una de las corporaciones más machistas de la historia. Dirigida en su totalidad por varones, la mujer sencillamente cumple un rol de subordinada. Dentro de la iglesia la mujer es una simple dependiente de la clerecía.

Escrito por Jeni.

Los religiosos han obtenido un poder a lo largo de los siglos que les hace creer que tienen derecho a hacer lo que quieran, incluso a ser dueños de los cuerpos y las vidas de los demás.

El corporativismo mantuvo e intenta seguir manteniendo en secreto miles y miles de abusos sexuales y violaciones contra niños y niñas, jóvenes y mujeres cometidos por curas y miembros del alto clero. ¡Pero hoy en día no nos callamos señores!! Las mujeres gritamos y denunciamos esos atropellos y enseñamos a niños y niñas a que deben denunciar cualquier intento de abuso o acercamiento que ellos consideren que invade su privacidad y/o sus cuerpos.

Es por eso que toda la basura que la Iglesia guardaba bajo de la alfombra está saliendo a la luz y no tienen más remedio que salir a dar discursos de “disculpas y justificación” de los hechos.

El 4 de febrero próximo pasado nos enteramos por la prensa que dos niñas de nueve y trece años venían siendo víctimas de abusos sexuales por parte del sacerdote de la catedral de Minas, G.E.M.G., estos abusos databan al menos de 2014. Una de las menores ingresó en una emergencia médica por pensamientos suicidas y relató los abusos sufridos a un médico y una psiquiatra.

No cabe la menor duda del carácter aberrante y repulsivo de los hechos cometidos por este cura, quien escondido tras su sotana aprovechó para intimidar a estas niñas y, usando como excusa la ayuda económica que les brindaba aprovechó para abusar reiteradas veces de las pequeñas. Pero más repulsión y bronca sentimos cuando nos enteramos que la Jueza Letrada de Lavalleja de 4° Turno, aceptó la formalización de la investigación pero no hizo lugar a la prisión preventiva. En su lugar dispuso el deber de fijar domicilio, la presentación una vez por semana en la seccional policial y la prohibición de acercamiento y comunicación con las víctimas a un radio de 500 metros por 90 días.

Luego de que la gente se enterara de estos hechos se incrementó el número de consultas recibidas referidas a casos similares, por lo que se decidió disponer de una línea telefónica para recibir denuncias. Esto da cuenta de que el caso de este cura lejos está de ser un caso aislado o una excepción. Los abusos sexuales han sido y lamentablemente siguen siendo moneda corriente dentro de la Iglesia Católica.

A pesar de todas estas pruebas los gobiernos prefieren seguir defendiendo este tipo de instituciones patriarcales y machistas antes que defender los derechos y las vidas de niños, niñas y mujeres. Prefieren mandar cientos de efectivos policiales a defender una Iglesia, que destinar presupuesto para acabar con la violencia de género.