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“Insubordinación”, un término generalmente utilizado en el lenguaje militar, fue el escogido por la Dirección General de Educación Secundaria para separar del cargo al Director del IAVA, al que se aplicó como segunda sanción descontarle el 50% de su salario.

Ni la acción ni el término empleado por las autoridades son casuales. Para aplicar ese procedimiento debieron ampararse en una circular escrita durante la pasada dictadura militar. El desencadenante de los hechos (utilizando en su discurso un pretexto “noble”), fue la orden de quitar el histórico salón sindical a los estudiantes del IAVA. Esa acción provocativa y ese enorme atropello que apunta contra el derecho de organización y la libertad de expresión del movimiento estudiantil, son las causas iniciales de este conflicto y no otras.

Esta nueva embestida autoritaria del Consejo de Secundaria no se puede separar de la política del gobierno, donde ha sido una constante la  persecución sindical y las sanciones, por ejemplo, de las que fueron objeto los docentes en el departamento de San José y el espionaje realizado sobre estudiantes y docentes del liceo 41, que se conocieron con el caso Astesiano. 

En el año 2022 las ocupaciones que se llevaron adelante en los Institutos de Formación Docente, el IPA y otros centros educativos, que denunciaron “la transformación Educativa” como ajuste tuvieron  por parte de las autoridades el mismo trato. Basta recordar las denuncias por las patadas recibidas por lo bajo (para evitar la filmación), de la cual fueron objeto los estudiantes en el Cerro, donde Robert Silva presentaba su circo del llamado al “diálogo” denominado “Cara a Cara”. (Ver Nota)  

Ni Reforma ni transformación Educativa

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Los cambios impuestos por el gobierno de derecha no son ni una reforma ni una “transformación”. Es un ajuste, un recorte de los dineros destinados a la Educación Pública, Y que el gremio de docentes estima que ese recorte es de “151 millones de dólares en los primeros dos años de gobierno afectando de manera directa los cursos, con falta de docentes y grupos superpoblados”. La «transformación» también trae un segundo recorte, que es pedagógico, orientado a bajar los conocimientos.

Para llevar adelante esa destrucción en la educación pública, es que quieren terminar con la “insubordinación”. Para Lacalle y la derecha en el gobierno, terminar con la insubordinación significa desmantelar la organización, los espacios de reunión y acallar la protesta. Y su herramienta son las sanciones reaccionarias y la intimidaciones represivas, contra docentes y estudiantes. 

Preparandose para esa tarea la Policía acaba de comprar dos camiones blindados y dos hidrantes (lanza agua), para ser incorporados a su unidad antidisturbios.

Las amenazas a los dirigentes estudiantiles

El nuevo elemento que se incorpora a los anteriores son las amenazas, en este caso al vocero estudiantil del IAVA, que van desde las discriminatorias, hasta las que hacen temer por su integridad física. A ese tipo de hechos contribuyen las actitudes y un lenguaje hostil del periodista Ignacio Álvarez. Al entrevistar al vocero estudiantil, Gerónimo Sena, le dijo: “dan ganas de chaparte de los pelos”. ¿Esto acaso no contribuye a alentar la violencia? Sin embargo pareciera no importar a esta justicia de los poderosos, que tiene varas diferentes para medir las denuncias.

La respuesta estudiantil y docente

Los estudiantes y los docentes del IAVA han estado a la altura y respondieron ocupando el histórico edificio, respaldado por una gran movilización y un paro de 24 horas a nivel nacional de la FENAPES. En el caso de la filial de Montevideo, ADES, prorrogó durante 48hs. Este mediodía, luego del feriado, los estudiantes continuaban las protestas, frente a la sede de la Dirección de Secundaria, donde se estaban poniendo a elección las horas del director sancionado por apoyar a los estudiantes. Con ello buscan colocar una dirección de mano dura en el IAVA.

En esta situación, los docentes y estudiantes necesitan de un respaldo efectivo en su pelea. Por ahora, la cúpula del PIT CNT se ha limitado a sacar un comunicado que entre su contenido exhorta al diálogo pero no dice una sola palabra de convocar a un paro general de forma inmediata frente a estos atropellos.

Este proceder no es para nada la respuesta adecuada y menos aún el método de definir el «apoyo», que se limitó a ser dentro de las cuatro paredes de la Central, sin consultar a las bases docentes y estudiantiles. Ya hemos expuesto en varias oportunidades el problema que vive el movimiento sindical, con la enorme mayoría de su alta dirección que se ha burocratizado, se limita al diálogo permanente y no unifica a todo el movimiento obrero en una sola pelea, sumando al movimiento estudiantil. 

Foto PIT CNT

A pesar de esta situación, existe la necesidad de responder con fuerza a este violento ataque del gobierno. Urge organizar la convocatoria  de docentes y estudiantes a multitudinarias asambleas de base, paros y movilizaciones como los que realizamos en 2015. Allí en una lucha unitaria, con enormes asambleas y democracia obrera, tuvimos como resultado la derrota del decreto de esencialidad que había impuesto el gobierno de T. Vázquez. Ese es el camino que nos llevó al triunfo, y el que debemos volver a recorrer.

Esa organización y preparación debemos acompañarla de la exigencia desde todos los gremios hacia la cúpula del PIT CNT, para que convoque de inmediato a un gran paro general de 24 horas con movilización. Este debe ser también un fuerte reclamo que empuje a estos funcionarios sindicales a colocarse a la cabeza de la lucha. Como lo estamos viendo en cada conflicto, cada vez se vuelve más necesaria la construcción en medio de las luchas en curso, de una nueva dirección combativa, que remplace a la burocracia y derrote ahora los planes siniestros de este gobierno reaccionario de derecha.