El pasado 6 agosto se realizó un gran paro general de 24 horas contra las pautas de rebaja salarial del gobierno del Frente Amplio y las patronales. También fue un paro contra los despidos que se están registrando en la industria privada, y contra la suspensión de varias obras públicas que lleva a cientos de trabajadores al Seguro de Paro.
Por Juan Ranchos
Todos los medios de comunicación mostraron la alta adhesión a esta medida. Paramos los trabajadores de la educación, la salud, los obreros metalúrgicos y de la construcción. El transporte de pasajeros paró en todas las cooperativas y las pocas unidades que circulaban de la empresa Cutsa lo hacían casi vacías; fue tan contundente la medida que hasta los pequeños negocios cerraron sus puertas.
Este fue un enorme paro, y de hecho fue impuesto a la dirección de la central, por la cantidad de conflictos existentes y la bronca entre los trabajadores, estudiantes y jubilados, por el aumento de los precios, los despidos y los envíos al seguro de paro.
A la vez mostró la alta disposición a luchar de más de un millón de trabajadores que fuimos parte de este enorme paro general.
Los anuncios del gobierno y la burocracia sindical
El gobierno el mismo día del paro fijó las pautas de los trabajadores públicos, que son idénticas a la de los obreros privados y muy alejadas de los reclamos que levantan los gremios. Lamentablemente las direcciones burocráticas de varios gremios, como magisterio y profesores de secundaria, que tenían fijado para los días 12 y 13 de agosto un paro de 48 horas, saludaron como positiva esta presentación del gobierno y postergaron el paro. La cúpula de la Central, el PIT-CNT, ha salido también en el mismo sentido y presenta las pautas salariales a públicos como un avance para negociar.
Lamentablemente la burocracia sindical en vez de profundizar la lucha llamando a asambleas en todos los lugares de trabajo para ver como la continuamos la pelea, está usando el poder del paro para descomprimir la lucha, confundir a los trabajadores y para ir a negociar sobre unas propuestas miserables y que continúan siendo de rebaja salarial. De estos dirigentes no se podía esperar otra cosa, han usando los cargos de la central obrera como trampolín para luego ser parte del reparto de puestos en el gobierno del Frente Amplio. Así hizo recientemente el ex dirigente del PIT-CNT, actual dirigente del Partido Comunista, Juan Castillo, que ahora tiene el cargo de Director de Trabajo en el Ministerio, y como él lo afirma, ahora “le tocó del otro lado del mostrador”.
¿Cómo seguir?
A pesar de los intentos de la burocracia por frenar la pelea, los conflictos continúan.
La FEUU -Federación de Estudiantes Universitarios – convocó a un paro el 14 agosto y se anuncian ocupaciones en algunas facultades; la filial de docentes de ADES Montevideo ha votado el inicio de la huelga de profesores para el 17 de agosto y varias empresas metalúrgicas y de la construcción siguen en conflicto.
El gran paro de 24 horas y lo contundente de la medida, muestra el camino a seguir, donde todos unidos salimos a enfrentar al frente contra los trabajadores que forman el gobierno del Frente Amplio, Blancos, Colorados el PI y las patronales. Pero con paros aislados no alcanza. Si queremos realmente romper estas pautas miserables, frenar los despidos, y conquistar ahora el 6% del PBI para la educación, habrá que organizarse y continuar la lucha.
En los conflictos que se vienen desarrollando es necesario proponer que se ponga al frente de los mismos un Comité de Huelga o de Conflicto votado en asamblea. En ellos debemos elegir a los mejores compañeros, a los mejores luchadores, para que sean la dirección cotidiana de la pelea. Es necesario en estas luchas que se desarrollan construir una nueva dirección que luche en forma consecuente contra el gobierno y las patronales y lleve adelante lo que la base decida.
11/8/15