Ocupamos Brasilia y aceleramos el proceso de caída de Temer. La brutal represión no consiguió impedir nuestra manifestación, como querían el gobierno, el Congreso y las grandes empresas y bancos que pretenden robar nuestra jubilación.

 

Por: PSTU – Brasil | www.PSTU.org.br

 

La Huelga General del 28 de abril agitó fuerte la trampera, destruyó el sostén de Temer porque volvió posible la derrota de las reformas en el Congreso y, con eso, el apoyo del empresariado quedó tambaleándose.

 

La delación de las JBS fue otra bomba que tambaleó a Temer. La delación es producto de la crisis existente entre los de arriba, de la oposición generalizada de los sectores medios al gobierno, por la corrupción y las reformas, y del descontrol de algunas instituciones.

 

Temer intentó aplicar reformas contra los trabajadores y atacar las investigaciones de corrupción. Resultado: la trampera se está viniendo abajo.

 

Pero, como quien controla el gobierno y el Congreso son los bancos y las grandes empresas internacionales y nacionales, como la JBS, el tal “mercado”, ellos quieren continuar con las reformas de cualquier forma.

 

Para continuar en el mismo tono están intentando hacer un “acordão” [gran acuerdo] para elegir otro presidente por el Congreso, que dé continuidad a la votación de las reformas. Hasta ahora aún no consiguieron cerrar el pacto, pero están intentándolo.

 

En ese barco están PSDB, PMDB, DEM, PCdoB e incluso el PT, que tiene un doble discurso, con un pie en cada canoa.

 

No podemos aceptar ese “acordão” para la elección del presidente del país por este Congreso comprado por la JBS, y mucho menos vamos a aceptar que acaben con nuestra jubilación y nuestros derechos.

 

Como dice la consigna entonada en Brasilia: ¡Temer fuera! ¡Congreso fuera! ¡Reformas fuera! Huelga general de 48 horas.

 

Ese debe ser el próximo paso. Es preciso que las centrales sindicales adopten la propuesta de la CSP-Conlutas de marcar la fecha para una nueva Huelga General. ¡Vamos a parar Brasil de nuevo!

 

Brasil precisa de una revolución socialista. Organizar comités y debatir el proyecto de los trabajadores

 

Los trabajadores precisan organizarse para luchar y discutir la situación del Brasil, del mundo, y las propuestas alternativas de los abajo para el país.

 

Debemos organizar comités de luchas contra las reformas por todos lados y enraizar los que ya existen. Si quisieran “ensartar pescuezo abajo” a un presidente electo por este Congreso corrupto, debemos defender elecciones generales. Pero sabemos que no vamos a cambiar de verdad el país con elecciones controladas por el poder económico. Por eso, precisamos discutir y organizar en la lucha un cambio de sistema.

 

Brasil es un país rico, pero tenemos uno de los mayores niveles de explotación del planeta, mucha pobreza y un nivel de desigualdad absurdo.

 

Las denuncias de corrupción están mostrando cómo las empresas controlan el gobierno y el Congreso. Ellos roban mucho. Pero no roban solo a través de la corrupción: todo el sistema es un robo.

 

Brasil gasta casi la mitad de todo lo que recauda todos los años para pagar intereses a los banqueros a través de la deuda pública.

 

En las fábricas, en los barrios, en las periferias, la indignación es grande. ¡Podemos derrotarlos! Pero hay una pregunta que todo el mundo se hace: ¿a quiénes ponemos en su lugar?

 

Para responder esa pregunta debemos tener bien claro lo que necesitamos y pretendemos hacer y cuál proyecto defendemos para solucionar la crisis.

 

Nuestro proyecto es garantizar para toda la clase trabajadora y el pueblo pobre pleno empleo, salario digno, vivienda, educación y salud públicas de calidad, acceso a la cultura y al ocio, futuro, reparación y fin de toda violencia para nuestra juventud pobre y negra de la periferia; reforma agraria para los campesinos sin tierra, título de las tierras quilombolas y regularización de las reservas indígenas.

 

Siempre dicen que no hay dinero para nada de eso. Pero eso no es verdad. Tienen dinero, y mucho dinero. Pero quien se queda con toda la riqueza son los dueños de los bancos, de las grandes empresas.

 

Necesitamos suspender el pago de la deuda a los banqueros; prohibir la remesa de lucros para el exterior; confiscar los bienes de todos los corruptos y corruptores; expropiar y estatizar la JBS, la Oderbrecht y todas las empresas involucradas en corrupción, colocándolas bajo control de sus trabajadores; estatizar el sistema financiero bajo control de los trabajadores; y estatizar sin indemnización las multinacionales.

 

Para hacer eso y acabar con la desigualdad precisamos de un gobierno socialista de los trabajadores, apoyado en Consejos Populares. ¡Brasil precisa de una Revolución!

 

Traducción: Natalia Estrada.

 

Artículo publicado en Opinião Socialista n.° 536, mayo de 2017.