El 25 de octubre de 1917 se llevó adelante en Rusia la primer revolución obrera y socialista dirigida por el partido Bolchevique (mayoría), al frente del cual se encontraban Lenin y Trotsky. Esta revolución ya es parte inseparable de los debates que entre los revolucionarios debemos abordar, tanto por el rol que cumplió el partido, el papel que desempeñaron los Soviets y los dos grandes dirigentes: Lenin y Trotsky.

La formación de los Soviets y el partido Bolchevique

Por 1905, comenzó a tomar fuerza una nueva forma de organización llamada Soviets (coordinadoras). En estos organismos se reunían los representantes obreros de diferentes empresas, a los que se fueron sumando los soviets de campesinos, soldados, estudiantes y de las barriadas populares. En esos organismos también actuaban las diferentes corrientes revolucionarias. Los soviets constituían un especie de poder paralelo al gobierno del Zar, un “doble poder”.

Al frente del Soviet de Petrogrado se encontraba por 1905 León Trotsky, quien luego pasaría a construir y dirigir el Ejército Rojo que llevaría adelante la insurrección de octubre.

Dos tendencias en la socialdemocracia a comienzos del siglo XX

En el partido obrero socialdemócrata ruso se fueron perfilando dos tendencias en los inicios del siglo XX. Una dirigida por Lenin que quería construir un partido para la revolución socialista y otra, que si bien quería terminar con el régimen del Zar, se pronunciaba por un partido más laxo, de tipo electoral, que estaría llamado actuar en los marcos de una revolución burguesa.

El segundo Congreso de 1903 llevó a una división en su interior. El sector de Lenin se constituyó en mayoría (Bolcheviques) y el otro sector dirigido por Yuli Mártov en minoría (Mencheviques). León Trotsky aunque sí planteaba en su teoría de la revolución permanente en 1905, la transformación de la revolución burguesa en socialista, en el terreno partidario estuvo alejado hasta el año 1917.

El propio Trotsky reconocería en sus escritos que si bien la teoría de Lenin de “la dictadura democrática de obreros y campesinos” pudo ser corregida por la realidad con las Tesis de Abril, a la cual tanto se apegaron los llamados “viejos bolcheviques”, la revolución de 1917 no se hubiera podido haber llevado adelante sin el partido de Lenin.

Febrero de 1917

Antes del mes de febrero de 1917, reinaba en Rusia la dinastía de los Romanov. Con más de 300 años en el poder, el Zarismo parecía una muralla inquebrantable. Los partidarios del terrorismo que incendiaban las casas de los grandes déspotas y que hacían atentados contra los elementos más odiados del régimen, les había dado como resultado la cárcel y la muerte entre sus filas, como lo atestiguó con su vida el propio hermano de Lenin, mientras la estructura Zarista seguía intacta.

Los Soviets y la revolución

La revolución de Febrero de 1917 finalizó con el derrocamiento del Zar, pero los Soviets dirigidos en su mayoría por los Mencheviques dejaron el poder en manos de la burguesía y los restos de la aristocracia. Esa revolución de todas formas sacudió los cimientos y las cabezas en toda Rusia.

La llegada de Lenin a Rusia, que se encontraba en el exilio, imprimió sobre el partido un giro con las denominadas Tesis de Abril, donde se pronunciaba por el derrocamiento del nuevo gobierno burgués y una nueva revolución, ahora socialista que pasara el poder a manos de los trabajadores.

Al llegar Trotsky del exilio se uniría al partido Bolchevique y sería junto a Lenin parte destacada de la dirección Bolchevique en la revolución de octubre. En ese mes, el partido de Lenin entre la noche del 24 y el 25 de octubre, y luego de conquistar la dirección mayoritaria en los Soviets, derrocará al gobierno provisional, constituyéndose por primera vez en la historia la dictadura del proletariado, que transformaría el estado burgués, en un estado obrero en vías al socialismo. Esa revolución pudo comprobar en los hechos y no en las páginas de los libros, que los trabajadores pueden gobernar con sus propias instituciones.

El final del gobierno obrero y la aparición de la burocracia

Todos conocemos el final de Rusia hoy. La muerte temprana de Lenin en 1924 no le permitió dar una batalla a fondo contra el surgimiento de la burocracia en el Estado, los soviets y en el Partido. En la situación objetiva también pesaron con fuerza la derrota de las revoluciones en Bulgaria y Alemania.

El giro de Stalin quien pasó a dirigir el partido luego de la muerte de Lenin, imprimió un cambio brusco en el partido Bochevique. Stalin “formuló por vez primera la teoría del socialismo en un solo país en el otoño de 1924” y aconsejó a los partidos comunistas en el mundo la formación de frentes populares con la burguesía “nacional”. Disolvió la III Internacional e impulsó la política de la “coexistencia pacífica con el imperialismo”.

Lenin y su testamento

Lenin si bien no alcanzó a ver – debido a su muerte prematura – toda la siniestra política de la burocracia, ya enfermo escribía lo siguiente: “El camarada Stalin, llegado a Secretario General, ha concentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro que siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia.”

“Por otra parte, el camarada Trotsky, según demuestra su lucha contra el CC con motivo del problema del Comisariado del Pueblo de Vías de Comunicación, no se distingue únicamente por su gran capacidad. Personalmente, quizá sea el hombre más capaz del actual CC, pero está demasiado ensoberbecido y demasiado atraído por el aspecto puramente administrativo de los asuntos.”

“Estas dos cualidades de dos destacados jefes del CC actual pueden llevar sin quererlo a la escisión, y si nuestro Partido no toma medidas para impedirlo, la escisión puede venir sin que nadie lo espere”.

Un mes después Lenin volvería a insistir: “Por eso propongo a los camaradas que piensen la forma de pasar a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos sólo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas, menos caprichoso, etc. Esta circunstancia puede parecer una fútil pequeñez. Pero yo creo que, desde el punto de vista de prevenir la escisión y desde el punto de vista de lo que he escrito antes acerca de las relaciones entre Stalin y Trotsky, no es una pequeñez, o se trata de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva”.

Estudiar la Revolución Rusa

Todo un relato se ha tejido sobre el fracaso del socialismo y el comunismo por parte de los mercaderes del capital. Una campaña violenta es llevada adelante por los mayores propagandistas de este sistema decadente.

Los militantes que queremos construir una organización revolucionaria socialista, comunista, debemos estudiar la revolución de octubre, sacar las enseñanzas y conclusiones de esa experiencia. Creemos que este estudio es fundamental para poder poner en pie un partido revolucionario, internacional, que no se limite a las fronteras nacionales y que se plantee la construcción del partido leninista y la Internacional Socialista.

Fuente https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1920s/testamento.htm