Ya pasaron 29 años desde la primera Marcha del Silencio. Resulta increíble que décadas
después tengamos que seguir saliendo a la calle en reclamo de justicia por los
desaparecidos y asesinados en dictadura y por castigo a los responsables. Algunos de los
torturadores siguen sueltos, otros murieron sin ser castigados debido a la impunidad y otros
están presos en cárceles VIP donde viven mejor que muchos trabajadores honestos. Pero
mientras no exista justicia vamos a seguir saliendo a las calles, gritando por aquellos que ya
no tienen voz porque se les fue arrebatada.

Cada vez que nos juntamos en la calle un 20 de mayo vemos que no solamente las
generaciones que vivieron la dictadura pelean por la verdad. Las nuevas generaciones
siguen sumándose, marchando desde liceos y facultades junto a los familiares. Aunque los
torturadores quieren que nos olvidemos, es una lucha que sigue en pie, con jóvenes que
renuevan la memoria y salen con pancartas, cánticos y exigencias claras.
Los DDHH en este último añoEl año pasado se recuperaron restos óseos de una mujer en el Batallón 14, pero todavía no sabemos a quién pertenecen. A pesar de varios documentos que vieron la luz e incluso la
aparición de los Archivos del Terror, muchos militares siguen cumpliendo su pacto de
silencio frente a las atrocidades que cometieron, tanto entre ellos como con civiles, como
sucedió con el Pacto del Club Naval.

A su vez, se condenó a Eduardo Ferro a 21 años de prisión por la desaparición de Oscar
Tassino. Pero como muchos otros asesinos de la dictadura no va a cumplir su pena en una
prisión común. A esto se suma la propuesta de prisión domiciliaria para mayores de 65
años, que nada tiene que ver con presos comunes de las cárceles sino con enviar a sus
casas tranquilamente a estos torturadores. En declaraciones a la prensa 1 Manini Ríos dijo:
«claramente aquí hay presos que son inocentes», todavía defendiendo a sus amigos.
No hay opción frente a la impunidad: ¡seguiremos exigiendo respuesta en las calles!
De Cabildo Abierto no podemos esperar más que respuestas favorables a los golpistas y
torturadores, pero lo cierto es que ni siquiera quienes estuvieron en el gobierno hicieron
algo para avanzar contra la impunidad. Durante los gobiernos frenteamplistas los asesinos
estuvieron en cárceles con privilegios, la investigación estuvo trancada y no se avanzó todo
lo que se debería; igual que sucede ahora con el Partido Nacional.

A 29 años de esa primera marcha, la justicia burguesa sigue privilegiando a los poderosos y
perjudicando a los trabajadores. Frente a tanta desidia no tenemos mayor opción que seguir
saliendo a las calles para exigir justicia y castigo. Todavía hay torturadores libres y
campantes por la vida, cobrando jubilaciones con las que no puede siquiera soñar otro
trabajador; sin dar información sobre los desaparecidos o ser juzgados como debe ser.
Debemos exigir a esa justicia amiga de los ricos y los asesinos que ponga tras las rejas, en
cárceles comunes, a todos los responsables. Por eso necesitamos continuar llenando las calles y profundizar esta lucha.