Movilización Huelga de obreros industria automotriz Foto – Twitter

Los obreros de las tres mayores montadoras de automóviles de Estados Unidos (GM, Ford y Stellantis) llevan seis días en huelga. Por primera vez en la historia, el United Auto Workers – UAW (Sindicato de los Trabajadores Automotrices) realiza una huelga simultánea en las tres fábricas.

Por: Roberto Aguiar

En una entrevista con la cadena de televisión CNN, el presidente del UAW, Shawn Fain, dijo que las demandas son legítimas “ dados las fuertes ganancias de las montadoras en los últimos años ”. Las empresas se niegan a atender la mayoría de las demandas.

La huelga, considerada histórica, es una de las mayores paralizaciones de trabajadores en décadas, en el país.  En las redes sociales del sindicato se publicaron vídeos de trabajadores que salían de las fábricas entre aplausos de miembros del sindicato que portaban carteles.

En total, la huelga involucra a unos 13.200 trabajadores, según The Wall Street Journal. Las plantas actualmente paralizadas son la fábrica de la GM en Missouri (4.100 empleados), la fábrica de la Stellantis en Ohio (5.800 empleados) y la fábrica de la Ford en Michigan (3.300 empleados).

La huelga en Estados Unidos atrae la atención mundial. Es una histórica huelga obrera en el corazón del imperialismo. Para explicar el impacto económico y político de esta huelga, Opinião Socialista habló con Luiz Carlos Prates, conocido como Mancha, metalúrgico de la GM en el Brasil, miembro de la Secretaría Ejecutiva Nacional de la CSP-Conlutas y militante del PSTU.

OPINIÓN SOCIALISTA – La huelga comenzó el viernes 15, luego de que las negociaciones con las empresas no avanzaran. Así, el anterior contrato colectivo de trabajo perdió su validez. ¿Cómo es la negociación laboral en Estados Unidos?

Mancha – Las negociaciones colectivas en Estados Unidos se realizan cada cuatro años. Es entonces cuando se renueva el contrato colectivo de trabajo. Muy diferente a lo que pasa aquí en el Brasil, donde tenemos un convenio colectivo de trabajo que se firma entre los sindicatos y los empresarios, y el contrato individual de trabajo. Allá, todas las contrataciones son colectivas. Donde existe un sindicato, las contrataciones se realizan casi directamente con los sindicatos. Con el tiempo, lo que venía haciendo la dirección sindical era buscar cerrar un contrato con una de las mayores automotrices para que sirviera de referencia en las demás negociaciones, ya que los contratos son nacionales. Los salarios, condiciones laborales y cláusulas sociales se aplican en todo el país, donde hay fábricas sindicalizadas. Ahora,  es la primera vez que el sindicato utiliza una táctica diferente al negociar el contrato colectivo con las montadoras. Forzando una negociación simultánea con las tres mayores marcas que, juntas, responden por la producción de más de la mitad de los aproximadamente 15 millones de vehículos que se venden anualmente en el país.

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Desde la crisis de 2008, los contratos colectivos fueron rebajados. ¿Cómo ocurrió este proceso?

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En 2008, en plena crisis económica mundial, que provocó quiebras bancarias, el sector automotriz también se vio afectado. La GM llegó a la quiebra, lo que llevó al gobierno de Estados Unidos a intervenir en la empresa, comprando acciones, al igual que el gobierno de Canadá y el propio sindicato. A partir de entonces implementaron una reestructuración en la empresa, que contó con el apoyo de la burocracia sindical, que impuso una nueva escala salarial, con reducción de salarios, recortes en derechos sociales como el pago de pensiones y atención médica a los jubilados. Este acuerdo se impuso a las demás fábricas. Así la GM salió de la crisis, a costa de ataques a los trabajadores, con la ayuda del sindicato, que decía que era mejor recibir menos y garantizar los empleos. Pero se produjeron despidos, e incluso el cierre de fábricas de automóviles en todo el mundo.

¿La huelga actual es un enfrentamiento con esta reestructuración llevada a cabo en 2008?

En los últimos años, la posición del sindicato ha sido garantizar la producción de las empresas, con la excusa de garantizar los puestos de trabajo. Los reajustes salariales fueron pequeños, con una mejora en 2019, debido a una huelga en la GM. Entre 2017 y 2018 salieron a la luz casos de corrupción en el sindicato, con dirigentes involucrados en esquemas con las mpresas, lo que derivó en un proceso de intervención en la entidad gremial, con detenciones de algunos dirigentes. Esto llevó a que en el último congreso, los trabajadores aprobaran elecciones directas para la presidencia y la junta directiva del sindicato, rompiendo con la tradición de elección en el congreso de la entidad. En la elección, ganó el actual presidente, Shawn Fain, que se oponía a la antigua dirección. Ganó las elecciones prometiendo una nueva era en el sindicato, de luchas para recuperar las pérdidas anteriores, que llevaron a una reducción de la calidad de los obreros con la imposición de la reducción salarial, del trabajo temporario e intermitente.

¿Cuáles son las principales demandas?

La agenda presentada exige el reajuste salarial de 46%, con un aumento inmediato de 20% y cuatro aumentos anuales adicionales de 5% cada uno, durante los cuatro años de vigencia del contrato. Este valor de reajuste, según el sindicato, equivaldría al reajuste de los salarios de los directivos de las empresas. Las montadoras obtuvieron ingresos de 250.000 millones de dólares en los últimos diez años. Además del reajuste salarial, se exige un mecanismo para proteger los salarios (escala móvil de salarios) frente a la alta inflación en el país. Además, se exige la eliminación de las dos escalas salariales, manteniendo una sola escala salarial para todos los trabajadores, pues hoy los trabajadores antiguos cobran un salario de 30 dólares por hora, mientras que los nuevos reciben 16 dólares por hora trabajada. El sindicato exige la devolución de los tradicionales planes de pago de pensiones y atención de salud a los jubilados. Los trabajadores contratados antes de 2007 todavía tienen estos beneficios. Los contratados desde entonces –la mayoría de los trabajadores que ganan por hora– no tienen ese derecho. También incluyen en la agenda el fin de los contratos temporarios; la reducción de la jornada laboral a 32 horas semanales, con una semana laboral de cuatro días; una transición justa para la producción de coches eléctricos, con la garantía de puestos de trabajo y la permanencia de las fábricas. Todas estas demandas van en dirección opuesta a lo que practican las empresas. La intención es recuperar lo perdido desde 2008. Y avanzar en otras conquistas, como la reducción de jornada. 

Con esta huelga histórica de los metalúrgicos, ¿podemos decir que hay una reorganización de la clase trabajadora norteamericana?

Podemos decir que sí. Hay un proceso de aumento de las luchas de los trabajadores en Estados Unidos. Hay un aumento en el número de huelgas, como las llevadas a cabo por trabajadores de la salud y trabajadores de la producción cinematográfica de Hollywood. Hay un aumento de la sindicalización de la juventud y, en particular, en los sectores más precarizados, como estamos viendo en la lucha por la creación del sindicato de los trabajadores de Amazon. Esta huelga unificada de las tres principales marcas automotrices potencia este ascenso de luchas. Esto podría influir en otras zonas de Estados Unidos donde no hay sindicatos, la llamada Área Verde. Por lo tanto, además de ser una huelga histórica, ella tiene un grandioso potencial a favor de la clase trabajadora norteamericana y mundial.

La huelga empezó con fuerza en las tres grandes montadoras. ¿Cómo se está organizando?

Hay una cierta recuperación de la economía, un aumento en la venta de automóviles, lo que lleva a un aumento de las ganancias y permite que los trabajadores exijan también mejores salarios, condiciones dignas de trabajo y ampliación de derechos. Tanto es así que la huelga fue aprobada por 97% de los trabajadores. El sindicato también demostró mayor organización que en las luchas de los años anteriores. Se adoptó una táctica para ir parando las montadoras que fabrican piezas importantes para otras montadoras. Y así, la producción se detuvo y los 150.000 obreros representados por el sindicato adhirieron. Según los dirigentes sindicales, esta táctica garantiza un mayor impulso a la huelga. Si los trabajadores de una fábrica, que aún no están en huelga, son despedidos, el Estado garantiza un seguro de desempleo. Hoy, los obreros trabajan sin contrato colectivo de trabajo, pues la vigencia terminó el jueves 14 de setiembre. El sindicato tiene un fondo de huelga de 825 millones de dólares, y garantizará el pago de 500 dólares por semana a cada trabajador que adhirió a la paralización.

¿Cuál es el impacto político y económico de la huelga?

Por el factor histórico, su fuerza y ​​su dimensión, la huelga tiene importantes consecuencias políticas y económicas. El año que viene hay elecciones presidenciales en Estados Unidos, el impacto de la huelga ya obligó al presidente Biden a decir que las reivindicaciones son justas, que las empresas han lucrado mucho en los últimos años y que es necesario compartir con los trabajadores. Es importante recordar que gran parte de la base obrera norteamericana votó por Trump, precisamente por el proceso de degradación de sus condiciones de vida, ya que durante el gobierno del demócrata Barack Obama se llevó a cabo el proceso de reestructuración que provocó la desmovilización de los obreros con el Partido Demócrata. Esto explica la relocalización política de Biden, impuesta también por la radicalización de los trabajadores. En cuanto al impacto económico, es grandioso. Si el movimiento se convierte en una huelga general en las montadoras americanas, eso puede causar una pérdida de hasta 500 millones de dólares en las ganancias de cada empresa, por semana, según el relevamiento del Deutsche Bank.

¿Cuál es el impacto de la huelga en la clase trabajadora mundial?

Para los trabajadores del mundo, esta huelga es de gran importancia. Todo el proceso de la llamada globalización de la economía estuvo sostenido en una industria internacionalizada, con sobreexplotación, salarios rebajados y condiciones laborales precarias. Obligando a las empresas a imponer este tipo de situaciones también en sus países sedes. Lo que ha ocurrido en el sector automotriz en las últimas décadas ha sido una reestructuración productiva en todas las empresas, con flexibilización de la jornada de trabajo, reducción de salarios y cortes en los derechos laborales. Un sector que alguna vez tuvo muchas conquistas se ha convertido ahora en un sector fuertemente atacado. La huelga, la movilización, implica una oportunidad de revertir esta situación de derrotas de la clase obrera. Derrotas que contaron con la ayuda de la burocracia sindical, que negoció acuerdos a la baja y cedió a las presiones de las montadoras, que chantajeaban con llevarse las fábricas a otros lugares. Un levantamiento de la clase obrera norteamericana tiene un enorme impacto en el conjunto de la clase trabajadora mundial. Tanto es así, que las automotrices presentaron una propuesta, comparada con las de los años anteriores, muy superior, pero aún alejada de las demandas de los trabajadores, que están dispuestos a seguir la lucha.

Entonces, ¿podemos decir que la huelga es enfrentamiento al proceso de reestructuración productiva?

Sí. La huelga es un enfrentamiento con el proceso de reestructuración y con el sistema capitalista, que en su fase actual, incluso con los avances tecnológicos, impone la superexplotación. En esta fase actual del capitalismo, los sindicatos tienen dos opciones: ponerse del lado de las empresas y profundizar el proceso de reestructuración, lo que llamamos sindicalismo socio, o colocarse en el camino de la ruptura con este proceso y apuntar una salida anticapitalista, socialista y revolucionaria. Es esta segunda opción la que tenemos que presentar a la clase trabajadora mundial.

¿Puede servir de ejemplo?

Ya es un ejemplo de lucha dentro de Estados Unidos y en el extranjero. Se trata de una huelga histórica por el método de lucha, en la que participan de forma unitaria las tres mayores montadoras. Es la primera vez en los 88 años de historia del sindicato de trabajadores de montadoras que se produce una huelga simultánea. Es histórica porque cuestiona uno de los pilares centrales de la reestructuración productiva, que es la división entre antiguos y nuevos trabajadores, proceso que avanzó desde 2008, pero que se prolonga desde hace algunas décadas con el advenimiento del toyotismo, que lleva a una competencia entre países y entre los propios trabajadores, imponiendo una reducción de derechos y salarios, como forma de atraer inversiones. La huelga va en dirección contraria a la reestructuración, pues busca garantizar mejores salarios, impedir el avance de la precarización y ampliar derechos. Por eso, es una huelga que sirve de ejemplo al mundo entero. De ahí la necesidad de construir una dirección que no vacile, que vaya hasta el final en el enfrentamiento y cuestione el sistema capitalista, que es injusto y opresor.

El 5° Encuentro de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y Luchas tuvo lugar entre los días 10 y 12 de septiembre, en São José dos Campos (SP), ¿se discutió en este evento la huelga de las automotrices norteamericanas?

El Encuentro de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y Luchas reunió a 42 representantes de 21 organizaciones y 17 países de Europa, América, África, Asia y Medio Oriente, y debatió sobre las luchas que se desarrollan en todo el mundo. En la reunión se debatió la huelga de las montadoras en Estados Unidos. Todavía se estaba debatiendo, no se había iniciado. Discutimos el impacto de la huelga para la clase trabajadora mundial. Elaboramos una moción de apoyo y de solidaridad, llamando a la clase trabajadora mundial a apoyar la huelga. Porque una victoria de la huelga en Estados Unidos contribuye al fortalecimiento de las luchas en todo el mundo. Aquí en el Brasil, la CSP-Conlutas emitió una nota de apoyo a la huelga y también firmamos una nota común con las demás centrales sindicales en apoyo a la huelga, que fue enviada al sindicato de las montadoras de Estados Unidos. En nombre de la CSP-Conlutas grabé un video, en la puerta de la GM en São José dos Campos, en apoyo y solidaridad con la huelga. Ese video circula por allá y ya cuenta con casi 80 mil visualizaciones en Twitter.

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