Por Juan Ranchos 

Citando la reflexión sobre un film de los años 60, Gonzalo Abella, integrante de la Unidad Popular – Asamblea Popular, quien fuera su candidato a presidente en las pasadas elecciones en Uruguay, escribe refiriéndose a Venezuela luego de la derrota electoral de Maduro: “Hacer la revolución es difícil, pero mantenerla es aún más difícil”. Por supuesto que lo primero que se viene a la cabeza a cualquier militante es preguntarse: ¿qué revolución defiende Maduro?

Uno apresuradamente preguntaría si hubo en algún momento una revolución socialista en Venezuela. Por suerte, el autor de la nota aclara:“(…) las revoluciones de aquellos años (de los 60 y anteriores) podían socializar rápidamente los medios de producción, pues existía un Sistema Socialista para brindarles apoyo material y ayudarlos en la reconstrucción de la infraestructura productiva. Si ben el Sistema Socialista Mundial ya mostraba los primeros signos de deterioro, aún era suficientemente solidario.

Cuánto más difícil es iniciar un proceso de cambios revolucionarios ahora, sin cambiar de inmediato el marco constitucional más nefasto de la legislación burguesa: el pluripartidismo de mercado.”

Lo primero que nos aclara Gonzalo Abella es que antes “podían socializar rápidamente los medios de producción, pues existía un Sistema Socialista” y ahora parece de lo que se trata es de  “cambiar de inmediato el marco constitucional más nefasto de la legislación burguesa: el pluripartidismo de mercado.” 

Abella con estas afirmaciones ya no pretende hacer una revolución socialista, donde las tierras, las fabricas y los bancos pasen a manos de un gobierno de los trabajadores que gobierne con sus propias instituciones. La tarea sería ahora "cambiar el marco constitucional más nefasto (…) el pluripartidismo de mercado”

Abella con un discurso al parecer de izquierda, trata de embellecer al sistema capitalista y nos plantea como tarea central eliminar los “partidos de mercado”, y no la expropiación de la burguesía. Vemos aquí, el abandono de la definición marxista para el Estado, el cual analizamos a partir de su carácter de clasey no del "contenido" que le dan los distintos gobiernos que dirigen el estado burgués.

Si para Abella la tarea planteada en Venezuela es eliminar el pluripartidismo, en los marcos del sistema capitalista que existe en ese país, donde los resortes fundamentales de la economía están en manos de la burguesía incluida la boli burguesía –la nueva burguesía- salida de las propias filas del chavismo; un régimen de ese tipo sería un dictadura militar como ya bien conocimos en nuestros países en la década del 70.

Abella, un nostálgico stalinista que formó parte del Partido Comunista del Uruguay, debe tener en la mente para esta idea de eliminar los “partidos de mercado” en Venezuela, aquel apoyo que les brindará en PCU a los comunicados 4 y 7 de la dictadura, aquellos militares que vieron ellos como progresistas, que suprimieron los partidos de “mercado” pero que masacraron a todo lo que tuviese un viso de izquierda. 

De esta forma, con este análisis sobre lo que sucede en Venezuela, Gonzalo Abella y la dirección de la UP, quieren confundir a la militancia de izquierda, metiéndole en la cabeza que con un “militar progresista” sea Chávez, Maduro, o Seregñi, estaría la perspectiva socialista, y que además, es una tarea que se podría llevar adelante desde el parlamento burgués y reformando la constitución burguesa. 

Los problemas y la solución

Abella nos dice que en Venezuela “Se empleó la renta petrolera al servicio de proyectos populares. Pues bien: el imperialismo bajó el precio del petróleo artificialmente.

Se subsidiaron los productos de primera necesidad. Pues bien: las mafias vacían las góndolas de los supermercados y revenden de contrabando en Colombia. Se abre un proceso de participación ciudadana inédito. Pues bien: las mafias financiadas desde el exterior elevan la violencia social en las calles.” “Se da total derecho de expresión a la derecha reaccionaria. Pues bien: los reaccionarios violan la ley, desde los medios en su poder y desde la acción provocativa para fabricar “presos políticos”. Y miles de millones de dólares le llegan a los voceros de la derecha, para propaganda y provocación y para apostar en la bolsa de valores del pluripartidismo de mercado.”

Pues bien, ¿Gonzalo Abella esperaba otra cosa cuando se gobierna dentro de un estado capitalista y con un gobierno nacionalista burgués como el de Maduro?

¿No estará planteado en Venezuela para enfrentar al imperialismo, cortar el chorro de miles de de barriles de petróleo que durante Chávez y ahora con Maduro, continuaron vendiendo al imperialismo? No habrá que expropiar las empresas imperialistas y a los burgueses criollos, sin pago? ¿No habrá que cortar el chorro a las mafias estatizando la producción, importación y distribución de alimentos y terminar con la propiedad privada instalando el monopolio del comercio exterior? ¿No habría que llevar un verdadera reforma agraria y terminar con el latifundio?

Pero para hacer esto, Abella, seguro que no podemos contar con los “militares patriotas”, debemos volver al marxismo y al leninismo, ya que la única clase que puede llevar estos cambios hasta el final es la clase obrera organizada en un partido de los trabajadores que luche por el socialismo a nivel mundial. Por que el socialismo será mundial o no será.

La derrota de Maduro, de Cristina, entre otras, muestra el fracaso, la utopia de intentar humanizar o reformar al capitalismo, tal es el trasfondo del "socialismo del siglo XXI", que de socialismo, no tiene nada y que nos deja como enseñanza (nuevamente) que el nacionalismo burgués no es la salida para los trabajadores y el pueblo. La tarea ahora, es retomar el Socialismo científico de Marx, Engels y Lenin.

 

Fuentes: http://www.resumenlatinoamericano.org/2015/12/07/venezuela-aun-no-se-perdio-todo/