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Para la discusión del presupuesto quinquenal, el gobierno de Orsi y el Frente Amplio elaboraron un programa concentrado en lo que llaman las “prioridades» que están redactadas en 63 medidas, a cumplirse durante el quinquenio, desde su perspectiva “progresista” que no promueve la lucha sino el “diálogo social” y la utopía de la conciliación de clases.

Una de esas medidas se refiere a la situación carcelaria que -desde hace años- es extremadamente crítica, como lo demuestran las propias cifras oficiales.

La situación en las cárceles

Este tema es de crucial importancia para la clase obrera porque todos los informes sobre la situación de los detenidos apunta a que -en su gran mayoría- son hombres jóvenes, provenientes de la clase obrera y sectores populares, que no han encontrado un lugar en el mercado laboral ni tampoco contención social y educativa.

Existe también una cárcel de mujeres, en la que son numerosas las madres que conviven con sus hijos pequeños. Algunas de ellas, por llevar a su compañero preso unos pocos gramos de droga.

No son éstas las cárceles VIP donde se internaron algunos de los militares violadores y torturadores de la dictadura; ni tampoco son cárceles especiales tipo “granja” donde se alojan los presos de “cuello blanco”, como los estafadores y los pedófilos, que las autoridades prefieren mantenerlos con “bajo perfil”.

Algunas cifras oficiales

A partir del 2020, se registra un promedio de casi 1000 personas que ingresan por año a las cárceles llegando a un total de 16,524 personas presas el año pasado. Ese mismo año murieron 57 personas bajo custodia, 36 de forma violenta y en casi la mitad de los casos se constató negligencia estatal.

Uno de los últimos informes recalca que el hacinamiento es ya crítico y mayor al 120% en casi todo el sistema con excepción de algunos centros carcelarios. Esto significa que en las celdas hay más del doble, el triple o a veces hasta el cuádruple de personas que tendrían que estar alojadas allí.

En el COMCAR, el hacinamiento es aún mayor y llega a una situación extrema, lo que provoca situaciones de gran violencia; además las instalaciones están deterioradas, hay falta de ventilación y escasez de agua potable, por lo tanto hay también falta de higiene y así se crean ambientes extremadamente insalubres, con proliferación de plagas y enfermedades.

Desde una posición marxista crítica, el sistema capitalista en el que vivimos, que se basa en la explotación de la clase burguesa o patronal sobre la clase trabajadora, está en la raíz de la existencia de este sistema punitivo, cruel y represivo.

La mayoría de los reclusos provienen de los barrios más pobres. En la cárcel, ellos viven en condiciones de pobreza y precariedad aun peores, con problemas de alimentación y salud y sin programas de salud mental y adicciones para lograr su rehabilitación

El informe del gobierno señala que el analfabetismo total alcanza al 33% de los presos. El 52% de las personas privadas de libertad no realiza ninguna actividad educativa aunque el 96,8% manifiesta el deseo de hacerlo. Por eso, se propone como prioridad “una campaña Nacional de alfabetización en cárceles para alcanzar al menos 3500 personas durante el período”(!).

Pero, nos preguntamos: ¿Para cuándo la solución a los problemas de alimentación, atención de salud, hacinamiento?? Los trabajadores no podemos cruzarnos de brazos ante este problema tan profundo que afecta cada vez más a los jóvenes y mujeres de nuestra clase.

Desde IST proponemos que este tema se discuta en las fábricas, en los liceos y en los lugares de trabajo. Esta es una lucha tan dura como la lucha contra la desocupación, por el aumento salarial y por todos los derechos humanos, los del pasado y los del presente.

Es necesario unificar todas estas luchas contra los planes del imperialismo y del gobierno burgués de turno, por la construcción de una nueva sociedad sin clases, solidaria y socialista.