En el estrado Lenin, a la derecha de la foto adelante, León Trotsky

¿Es posible hoy una revolución socialista?

Las masas luchan y se juegan la vida

Los trabajadores en el mundo entero, las clases medias empobrecidas, estudiantes, jubilados y desocupados, salen a las calles. Protestan y se movilizan. Luchan por sus derechos, por el salario, contra el desempleo, por la educación y la salud publica. Las mujeres se organizan, y se manifiestan contra los femicidios.

En Asía, África y América Latina se producen luchas contra la corrupción y los privilegios de la clase dominante, que están llevando incluso a revueltas y la expulsión de gobiernos y autoridades establecidas. Así lo hicieron en Nepal los jóvenes estudiantes, trabajadores y desocupados, que se sublevaron, incendiaron edificios de gubernamentales y obligaron a huir del país a las máximas jerarquías. En Ucrania es la clase obrera la que está combatiendo con las armas en la mano la invasión de Putin y en Palestina la resistencia da una lucha de vida o muerte contra el genocidio sionista.

En nuestro continente, en los últimos años fuimos testigos de enormes rebeliones en Chile 2019-2020, en Colombia en 2021. En Perú, Paraguay y Ecuador se produjeron enormes manifestaciones y enfrentamientos con la policía que muestran una juventud que resiste y sale a las calles.

Todos estos hechos demuestran que las masas, obligadas por las condiciones agobiantes de explotación y opresión a la que las somete el capitalismo, salen a la lucha y allí se juegan la vida.

El Partido y la Revolución

León Trotsky uno de los dirigentes de la revolución socialista triunfante del 1917 en Rusia junto a Lenin, escribía: “La sublevación de las masas no es una empresa aislada que se puede desencadenar voluntariamente. Representa un elemento objetivamente condicionado en el desarrollo de la sociedad. Pero las condiciones de la sublevación existentes no deben esperarse pasivamente, con la boca abierta (…) El partido revolucionario reúne -debe construirse con- lo mejor de la clase progresiva -la clase obrera-. Sin un partido capaz de orientarse en las circunstancias, de apreciar la marcha y el ritmo de los acontecimientos y de conquistar a tiempo la confianza de las masas, la victoria de la revolución proletaria es imposible. Tal es la relación de los factores objetivos y subjetivos de la revolución y de la insurrección”.

Hoy, el sistema capitalista-imperialista está mostrando en el mundo entero su decadencia y barbarie: genocidio, destrucción del medio ambiente, miseria y explotación.

Es necesario barrer a la clase social capitalista que hoy domina el mundo. La clase trabajadora, su vanguardia organizada en partido esta llamada a ser la clase dirigente para tomar el poder. Hoy no solo es posible una revolución como en 1917, sino objetivamente necesaria, para dar una salida a la enorme mayoría de la humanidad.

Hoy, a más de un siglo de la revolución de octubre, traicionada y destruida por el stalinismo, se ha vuelto a colocar en ese país -y en todos los ex estados obreros donde se restauró el capitalismo-, “las mismas contradicciones que le condujeron en 1917 a la explosión”.

La toma del poder por la clase trabajadora, debe ir unida al cambio del sistema social, instaurando un estado obrero, que sirva de palanca para la revolución socialista mundial. Para esta enorme tarea es necesario poner en pie un gran partido obrero, socialista e internacionalista.

1) Conferencia de León Trotsky en Copenhague, Dinamarca (1932).