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LA BRONCA GIRÓ A LA DERECHA

El triunfo de Milei con el 30% de los votos y la gran abstención y voto en blanco (31% y 5% respectivamente) son el dato central de las PASO.

Se rompió el “bifrentismo” de los últimos años (la “grieta”) y millones dieron la espalda a los que vienen gobernando el país y al propio régimen electoral. La primer conclusión es el rechazo a los responsables de la tragedia: el macrismo y el peronismo-kirchnerismo.

Con ellos todo fue decadencia, entrega, retroceso del nivel de vida popular.

Esto, sin embargo, no basta para comprender lo ocurrido.

Un fenómeno mundial

La ruptura con los políticos tradicionales es mundial. La crisis golpea y sus partidos solo ajustan a los trabajadores y los pueblos, bajando salarios, jubilaciones y conquistas, saqueando a la naturaleza y destruyendo el medio ambiente. Es el agotamiento de la democracia capitalista para mejorar la vida de la gente. Trump, Le Pen, Miloni, Bolsonaro son resultado de esa ruptura.

Un giro electoral a la derecha

Esa bronca se canalizó electoralmente hacia la ultraderecha liberal de Milei, y los candidatos más a la derecha en las alianzas (Bullrich y Massa).

Milei y Bullrich no escondieron su programa. Mucho más ajuste, un salto en las reformas procapitalistas y una sumisión completa al FMI. ¿Cómo lo lograrán? Lo dijeron también: reprimiendo, acabando con los piquetes y toda forma de resistencia, persiguiendo a los sindicatos, encarcelando como en Jujuy, matando como a Facundo Molares en el Obelisco.

Esto es fundamental para ubicarnos en la realidad que surge de estas elecciones, y tendrá consecuencias importantes en el futuro cercano. Milei puede ganar o no en octubre, pero es un hecho que estas posiciones tienen un gran peso en la población.

Las elecciones son expresión distorsionada de la situación y las relaciones de fuerza. No las cambian por sí solas. Pero son un termómetro. Este resultado ayuda a los capitalistas a intentar cambiar las cosas en su favor.

Voto a Milei y ruptura con el peronismo

Sus votos provienen en su mayoría de barriadas obreras y populares del conurbano. En el tercer cordón, salió segundo luego de UP, con cifras muy superiores al  primer cordón (25-27%). Ganó tambien en provincias tradicionalmente peronistas (Tucumán, las de la Patagonia, etc.).

El peronismo, que tuvo una debacle, fue quien más perdió[1]: millones de votos obreros y populares salieron de UP . Una parte, como en el 2021, se abstuvo. Otra parte alimentó la votación de Milei, que dijo que acabará con la “justicia social”.

¿Y la izquierda?

Es un hecho que no logró canalizar nada de este rechazo. Su votación retrocedió. Sus candidatos y el perfil que presentan son vistos por los trabajadores y el pueblo como más de lo mismo.

La rebeldía y el rechazo al régimen político se fueron para otro lado. No es poca cosa que Milei se haya apropiado -cambiando su contenido- de la consigna “que se vayan todos”, expresión del Argentinazo del 2001. .

Por su parte, el 5% a Grabois -que ahora regala sus votos al FMI a través del apoyo a Massa-, mostró que hay una franja dispuesta a rechazar el ajuste del Fondo.

Resultados inmediatos y nuestra política

El desalojo en Jujuy de piquetes de los pueblos originarios indican que se  profundizan los métodos represivos. El asesinato a Molares muestra que las fuerzas represivas sentirán mayor impunidad.

La brutal devaluación de Massa, con el salto inflacionario que provoca, muestra que el programa de Milei y el FMI ya está siendo aplicado por el actual gobierno.

El peronismo estará en un escenario de crisis y dispersión, si no logra revertir su resultado.

Es necesario que el activismo obrero y popular saque conclusiones. No solo hay que romper con los viejos políticos, sino con la política de seguir sometidos al Fondo, gobernando para las multinacionales y los grandes empresarios.

Desde cada fábrica y lugar de trabajo o estudio, es preciso comenzar a organizar desde ya mismo la resistencia para derrotar estos planes. Para lograr un salario mínimo igual a la canasta familiar, indexado mensualmente de acuerdo a la inflación, trabajo para todas y todos, el fin del saqueo de los recursos naturales y la destrucción del medio ambiente, expropiando a las empresas saqueadoras y nacionalizando las riquezas..

No podemos esperar más, debemos tomar en nuestras manos el problema del hambre, procurándonos directamente la comida, los medicamentos y todo lo necesario.

No alcanza con exigir a los sindicatos y la CGT un plan de lucha. Hay que hacerlo, pero sin esperar ni un minuto que defenderán a la clase trabajadora.

Preparar esa lucha desde abajo, de manera independiente, con asambleas, coordinando todas las luchas y a los trabajadores ocupados y desocupados. Tomando el ejemplo del pueblo jujeño.

Defendiéndonos de la represión. En cada sindicato, asamblea obrera o popular, hay que explicar pacientemente que a la violencia estatal o de la derecha, no se la combate con “paz y amor”, sino enfrentándola con una fuerza equivalente a la que aplican sobre nosotros.

En su momento, pudimos enfrentar a Macri y sus reformas en las jornadas de 2017. Tenemos que retomar esa fuerza con que nos defendimos de la represión.

En octubre votaremos al FIT-U, porque es la única fórmula que no tiene patrones y propone la ruptura con el Fondo. Pero hoy se trata de construir la lucha y decir con claridad que la solución a nuestros problemas no llegará a través de las elecciones , sino con una revolución para comenzar a construir una Argentina Socialista, sin FMI ni capitalistas.

fuente

PSTU de Argentina