Continúa la crisis política en Brasil

Lula fue condenado en primera instancia a nueve años y seis meses de prisión y recurrirá en libertad esa sentencia. Fue juzgado en uno de los cinco procesos por corrupción en los que es acusado. El proceso que generó esa condena fue sobre el caso del apartamento triplex de Guarujá [litoral de San Pablo].

Por: PSTU – LITCI Brasil | www.PSTU.org.br

Frente a este hecho, parte de los dirigentes burgueses (todos corruptos) conmemora. El PT, por su parte, la va de víctima, como si existiese una mera persecución política porque este habría “defendido a los pobres contra el mercado”, lo que evidentemente es una mentira.

Los gobiernos del PMDB, del PSDB y del PT (todos aliados al DEM, PP, Solidariedade y otros partidos burgueses) gobernaron todos y siempre para la JBS, la Odebrecht, la OAS, el Itaú, el Bradesco, la Volkswagen, la GM, la Oi, la Globo, la Embraer, el Santader, la Gerdau, etc. Todos comprados por ellos. Eso nunca quedó tan claro para todo el mundo como ahora.

Por eso, ni uno ni otro sector tiene razón. Ni PSDB, PMDB, Caiado, Dória, Aécio y Cía pueden decir que la condena de Lula es justa sin decir que ellos son completamente corruptos. Ni el PT pude decir que es persecución de la burguesía sin decir que cuando estuvo en el gobierno solo defendía los intereses de ella.

La clase trabajadora, por su parte, no tiene por qué escoger entre el fuego y la sartén. Esa no es una elección; entre uno y otro, no escogemos a ninguno, debemos andar un camino independiente. Ni confiamos ni aplaudimos la justicia burguesa (y menos todavía a Dória, Caiado, Bolsonaro y Cía) ni nos comprometemos a defender a Lula y el PT, porque ellos hicieron un gobierno corrupto volcado a atender los intereses del gran empresariado. ¿O muchos de los corruptos comprobados que están ahora en el gobierno Temer no fueron también parte de los gobiernos del PT?

Una generación entera de trabajadores y trabajadoras se involucró en la construcción del PT y cargó de verdad en el pecho la esperanza de construcción de una nueva sociedad. Pero la dirección del PT traicionó ese sueño hace muchos años al resolver gobernar este sistema junto con la burguesía y para la burguesía. No hizo otra cosa durante mucho tiempo que no fuese gobernar para los de arriba y promover engaños para los de abajo.

La dirección del PT pasó a adorar y ser parte del ambiente de los patrones. José Alencar, el empresario que fue vice de Lula y de quien él era tan amigo, no era amigo de los obreros de su fábrica Coteminas, a quienes explotaba sin ninguna compasión. Bumlai, otro amigo de Lula, pecuarista del Mato Grosso, trata a los peones que trabajan para él como la Casa Grande [los hacendados] trataba la senzala [alojamiento de los esclavos]. El dueño (padre) de Odebrecht, el dictador de Angola y tantos otros grandes amigos de Lula y del PT, muestran que el PT hizo un gobierno enteramente burgués y proimperialista, con corruptos y corruptores. Gobiernos burgueses son corruptos. La corrupción es parte del capitalismo. Y el PT decidió gobernar el capitalismo para los capitalistas.

Hasta Maluf, recientemente defendió a Lula. Podríamos quedarnos aquí citando páginas sin fin de relaciones espurias.

Frei Beto dijo a la prensa que la condena no desacredita a nadie, comparando a Lula con Vladimir Herzog y otros mártires de la dictadura. Pero la comparación con Vladimir Herzog y otros perseguidos de la dictadura, incluso la de Lula en el pasado, no es una comparación correcta.

En 1980, Lula, Zé Maria del PSTU, y decenas de sindicalistas fueron presos por el Drops [Departamento de Orden Política y Social] y encuadrados en la Ley de Seguridad Nacional por liderar una huelga obrera y por desafiar a la dictadura. Aquella prisión da orgullo, ennoblece, levanta la moral de la clase trabajadora, porque aunque Lula sea considerado inocente en este proceso, el contexto de hoy es que el PT está mezclado con el PMDB, el PSDB, el PP y otros de la misma calaña, en un enorme proceso de corrupción.

Nadie, evidentemente, puede defender el autoritarismo, la prisión sin pruebas o cualquier limitación al derecho de defensa o a las libertades democráticas, tampoco puede no saber que la justicia burguesa es injusta. No se trata de eso. Pero la situación actual de Lula no es producto de una persecución política a la clase trabajadora. Es una disputa entre dos campos burgueses, dentro de la democracia burguesa, en crisis.

La situación de hoy es consecuencia de una política y de una elección. El PT decidió gobernar el capitalismo brasileño en alianza con esos partidos burgueses y corruptos. No nos olvidemos que Temer era el vice de Dilma. Las consecuencias son estas que estamos viendo.

También es de mucha hipocresía hablar de “Estado de Excepción” debido a las prisiones de media docena de políticos y empresarios. Eso “disculpa” esta democracia de los ricos, que no solo es corrupta como extremadamente autoritaria: el pueblo pobre y negro de la periferia vive un genocidio (556.000 personas fueron asesinadas en el Brasil en doce años); hay un proceso de encarcelamiento en masa en el país. Son más de 600.000 presos y casi 300.000 son víctimas de prisión preventiva, coercitiva y sin juicio. En su mayoría son jóvenes, negros, pobres, sin antecedentes criminales. Esta situación dio un salto, por increíble que parezca, durante los gobiernos del PT. Quiere decir: ¿bajo el PT teníamos “Estado de Derecho” porque solo los pobres eran presos sin juicio (¡Rafael Braga que lo diga! [preso en 2013 por levar consigo una botella de desodorante de ambiente], y ahora tenemos “Estado de Excepción” por causa de la Operación Lava Jato? ¡Santa paciencia!

Ese discurso es revulsivo aún más cuando desmontan una Huelga General y, por atrás del telón, negocian con Temer y Rodrigo Maia [presidente de la Cámara]. O cuando la policía nos arroja bombas ininterrumpidamente por protestar en Brasilia contra Temer y contra las reformas, sabiendo que ellas son producto de esta democracia de los ricos y de las leyes represivas aprobadas durante los gobiernos del PT.

Defendemos la prisión y confiscación de los bienes de TODOS los corruptos y corruptores. Y estamos en contra de sofocar las investigaciones contra quien quiera que sea.

En cierta medida, no alegra a nadie que el mayor exponente que la clase trabajadora brasileña construyó en su historia acabe siendo condenado por corrupción por haberse pasado del lado de la burguesía. Pero, al mismo tiempo, el desenlace de esta tragedia y de esta farsa que el PT construyó no sorprende. Demuestra que el PT y Lula ya no tienen condiciones de representar a la clase trabajadora, pues escogieron otros amigos y otro camino.

La clase trabajadora debe luchar para tirar abajo las reformas, por el Fuera Temer y Todos Ellos; defender la expropiación y la estatización bajo control de los trabajadores de la JBS, Odebrecht, OAS, etc., así como la prisión de todos los corruptos y corruptores y la suspensión del pago de la deuda a los banqueros, para que los ricos paguen el precio de la crisis. En esa lucha, debemos buscar construir un gobierno socialista de los trabajadores, que gobierne por consejos populares, para garantizar empleo, salario, derechos, educación, salud, reforma agraria, el fin del machismo, del racismo, de la violencia y de la LGBTfobia.

Lula tiene derecho de recurrir en la justicia y defenderse. Pero no es tarea de la clase trabajadora en este momento, de modo alguno, hacer o participar de actos en defensa de Lula o contra Lula Nuestra tarea es luchar contra las reformas, derribar a Temer y este Congreso y, al mismo tiempo, construir una alternativa de independencia de clase, por fuera del campo de colaboración de clases del PT y del campo de los partidos burgueses.

La tarea más importante de la clase trabajadora es forjar una nueva organización que no concilie con la burguesía, que sea controlada desde abajo, que sea revolucionaria y no mero instrumento de gestión del actual sistema. Al final, en lugar del PT cambiar el Estado burgués, fue el Estado y la burguesía que cambiaron el PT. Eso debería ser una profunda lección.