Cientos de compañeros sin poder cursar
Ya entrados en el primer semestre y con los parciales a la vuelta de la esquina, los problemas estudiantiles siguen haciéndose sentir. Pasaron las elecciones universitarias, sin haber generado ámbitos de discusión conformados por el estudiantado. Las facultades siguen sin tener la infraestructura necesaria y los horarios tampoco son los que necesitamos. Ni hablemos de los cupos que se terminan de un momento al otro apenas comienzan las clases.
Por Katia
Los problemas de horarios siguen siendo los mismos: hay materias ubicadas en horarios imposibles para los trabajadores, o superpuestas a otras. Si a esto le sumamos el problema de los cupos, hay estudiantes que pasan todo un semestre sin poder inscribirse a una materia. En la Facultad de Humanidades se colocaron materias en diferentes edificios: quienes terminan una clase en Magallanes deben salir apurados hacia Gonzalo Ramírez para no perder la clase siguiente.
El Plan Bolonia sigue avanzando
Cada vez está más patente el Plan Bolonia en los nuevos planes de estudio y las pruebas están a simple vista. Las materias son cada vez más carentes de contenidos, con un programa corto y con textos livianos. En las tecnicaturas de la UdelaR los planes de estudio parecen más bien un Frankestein donde no hay una dirección a seguir. En Humanidades, por ejemplo, se cursan materias de las licenciaturas y se agregan algunas específicas de la carrera que parecen un comodín apenas pensado más que una materia necesaria.
Los semestres son cada vez más cortos y las tareas cada vez más atadas a la semipresencialidad, apostando a trabajos digitales y quitando horas de clase. Todo este retroceso no está siendo discutido por los estudiantes, aunque faltan docentes, horarios e infraestructura.
Quienes vamos a estudiar no vemos espacio de discusión con participación masiva, siendo que cada carrera tiene cientos de estudiantes. Solo vemos propaganda electoral con programas vagos y poco desarrollados. Para que todos seamos realmente participantes, es necesario convocar a grandes asambleas, donde no se decidan cosas importantes con el mínimo quórum, donde la difusión de las actividades sea correcta y donde cada estudiante tenga oportunidad de debatir sobre la baja calidad de la enseñanza pública y la falta de recursos.
¿Qué nos espera a futuro?
La pretendida gratuidad de la enseñanza en realidad no existe: todos los que pasamos años dentro de la facultad tenemos que pagar una alta cuota de Fondo de Solidaridad al egresar. ¿No debería ser el propio gobierno quien garantice trabajo no precario para la juventud, horarios acordes a la clase trabajadora y acceso a los materiales necesarios?
Para terminar con todos estos problemas que la juventud afronta es necesario participar. Reunirnos con otros estudiantes y generar asambleas donde discutamos la educación que precisamos y queremos. Los jóvenes de IST te invitamos a acercarte a nosotros para luchar contra los cupos y por un mayor presupuesto. Es necesario derrotar al Plan Bolonia y tirar abajo los nuevos planes de estudio que solo apuestan a asignaturas vacías y disminución en los contenidos.