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La campaña por el referéndum que pondrá a consideración si se derogan o no los 135 artículos de la LUC se ha largado y será el hecho político que marcará la tónica de la situación durante los próximos meses. El gobierno antiobrero de la Coalición Multicolor, que se mostraba confiado en que no se llegaría a las firmas, sufrió un golpe cuando como expresión de la bronca por los recortes, las rebajas salariales, el desempleo, los 100 mil nuevos pobres y los conflictos obreros como el de UPM, de SOOFRICA, del SUNTMA, de la educación, etc.; fueron entregadas, acompañada de una gran movilización, las 800 mil firmas a la Corte Electoral.

Ese día varios de los dirigentes del gobierno, sin que todavía les cayera del todo la ficha, hablaban de esperar el conteo de la Corte poniendo en duda la veracidad de la totalidad de las firmas presentadas. Pero a los pocos días, asimilando el golpe -y viendo que el porcentaje de firmas descartadas por la Corte era mínimo-, la Coalición comenzó a reacomodarse para defender la LUC.

Como acostumbran blancos, colorados y ahora también los nostálgicos de la dictadura de Cabildo Abierto, empezaron con una campaña del miedo. Heber dijo que si se derogan los 135 artículos de la LUC habría que soltar presos y Da Silveira se agarró del viejo cuco anticomunista diciendo que se “volvería” al “esquema soviético” en la educación.

Por otro lado, buscan defender la ley como “popular” cuando la LUC es un andamiaje reaccionario que limita el derecho de huelga, tiende a la privatización de la enseñanza y las empresas públicas, permite aumentar los combustibles mensualmente y aumenta la represión contra los de abajo con el verso de la “seguridad”.

Es una ley que forma parte de un plan económico y político al servicio de los ricos, de las grandes patronales, de los dueños del Uruguay.

La campaña por el Sí

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Las 800 mil firmas presentadas fueron sin duda alguna una conquista hecha desde abajo, de las bases del FA, de los sindicatos, de los jóvenes que desde el principio se movilizaron contra la ley y contra el gobierno.

Todo eso a pesar de las vacilaciones de los dirigentes del FA, quienes votaron más de media LUC en el parlamento ayudando a embellecerla mientras rogaban al gobierno de Lacalle Pou que los convocara a dialogar.
Por eso la dirigencia del PIT-CNT, en interminables negociaciones, transó al servicio del FA para solo llevar a la derogación de 135 artículos y no toda la ley.

Ahora, en este nuevo escenario de cara a la votación, la posición adoptada por la dirigencia del FA y el PIT-CNT sigue siendo la de la tibieza. Al contrario de las bases que se movilizan y expresan su bronca contra el gobierno, estos dirigentes no quieren enfrentarlo a fondo.

En ese sentido, Fernando Pereira se encargó de aclarar que: “Esto no tiene que ver con una elección de medio término ni una opinión general de la gente sobre el gobierno (…), hay otras contiendas posteriores (…) Una de las que nos toca ahora a los que militamos en el Frente Amplio es intentar construir en 2024 una mayoría para reconquistar el gobierno” .

Rafael Michelini remarcó: “Esto es contra los 135 artículos de la LUC, no contra el gobierno” . Y en la editorial de “El Popular” del Partido Comunista se afirma: “(…) esta no es una campaña del Frente Amplio contra el gobierno” .

Más que una lucha política seria y consecuente contra el gobierno y sus ataques, pretenden que el referéndum que conquistaron las bases sirva como punto de apoyo para sus objetivos electorales dentro de cuatro años.

Al servicio de eso es que realizan una campaña “light” con la consigna “la LUC no es Uruguay”, rompiéndose la cabeza pensando en cómo “ganar al electorado de centro”, confrontando lo menos posible con el gobierno.

La posición de IST

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Nosotros desde IST militamos durante la juntada de firmas por la opción de tirar abajo toda la LUC porque, como dijimos más arriba, la ley en su totalidad hace parte del programa reaccionario del gobierno y por eso criticamos el alcance limitado de su derogación parcial también ahora. Porque incluso triunfando en las urnas dejará gran parte de la LUC en pie.

No obstante, ante el hecho concreto de la inminente votación llamamos, desde esta perspectiva crítica, a votar por el SÍ a la derogación: para que la votación sea una gran expresión de repudio al gobierno y su política de hambre y ajuste.

Vamos por el triunfo del SÍ porque sería otro duro golpe que debilitaría aún más al gobierno, permitiendo a los trabajadores mejores condiciones para luchar y poder triunfar.

De esta forma acompañamos y nos sentimos parte del sentimiento de rabia y bronca creciente contra este gobierno de los dueños del Uruguay. Al mismo tiempo advertimos que no será suficiente con una victoria en las urnas porque el gobierno continuará sus ataques y porque, como sucedió con el plebiscito por el agua de 2004, en los hechos no se respetan.

Por eso debemos seguir organizándonos en los barrios, en las fábricas, en los centros de estudio -como sucedió para la juntada de firmas-, pero para llevar la lucha a las calles con los métodos de los trabajadores: asambleas, paros, piquetes y movilizaciones, porque esa es la única manera de pararle la mano realmente al gobierno y su política de ajuste que los trabajadores necesitamos derrotar.