Reproducimos a continuación extractos de Nahuel Moreno en «¿Partido mandelista o partido leninista?»

¿Qué significa ganar a la vanguardia para la política trotskista? Algo muy sencillo: ganarla para la agitación, en el movimiento, de masas, de las consignas que nuestro partido elabora científicamente en cada etapa, para la estrategia de construir un partido bolchevique y para el programa de dicho partido. Es pelear muy duramente, día tras día, contra las direcciones burocráticas y reformistas, en primer lugar y contra las tendencias ultraizquierdistas en segundo término.

Es decirle, ante cada problema de la lucha de clases: «Compañero de vanguardia, frente a esta situación, el stalinismo levanta tal consigna para el movimiento de masas; esa consigna es incorrecta porque nos lleva a depositar confianza en algún sector de la burguesía, que terminará llevándonos al matadero. El ultraizquierdismo te plantea que te lances a realizar acciones por tu cuenta, aislándote del movimiento de masas, de tus compañeros de trabajo de todos los días: si le haces caso terminarás también siendo derrotado por la burguesía.

Nosotros te planteamos que no te separes ni un milímetro de tus compañeros de trabajo, que permanezcas ligado al movimiento de masas, para convertirte en su dirección; que detectes cuidadosamente cuáles son los problemas por los cuales tus compañeros están dispuestos a movilizarse; busques la consigna precisa para llevar adelante esa movilización; y que esto que haces en tu trabajo lo hagas también a nivel nacional y de todo el mundo.

Para realizar esta tarea debes dar un paso más allá de tu lugar de trabajo, necesitas organizarte en un partido de militantes como tú. En ese partido, que. es el que estamos construyendo nosotros, hacemos lo mismo que tú haces en tu lugar de trabajo: buscamos las consignas adecuadas para movilizar en cada momento a las masas explotadas.

Pero además sabemos que esa movilización de las masas terminará en la toma del poder o será derrotada, y tenemos un programa, el programa de transición, que es el que encadena las consignas hasta conducir a las masas a la toma del poder. Te invitamos a construir ese partido con nosotros y a adherir a nuestro programa.» (…)

Más aún, en los casos «excepcionales» que planteamos, nuestra propaganda tiene el mismo sentido. Después de un aplastamiento histórico del movimiento de masas, pasaremos haciendo propaganda sobre la vanguardia. ¿Y qué le diremos?

«Compañero: el movimiento obrero está derrotado pero confiamos incondicionalmente en que volverá a luchar. No te lances a acciones por tu cuenta: estudia y aprende toda la experiencia acumulada por los trabajadores en más de un siglo de lucha; fórmate como la dirección de esas nuevas luchas que inevitablemente van a venir; sondea cuidadosamente a tus compañeros y, apenas los veas dispuestos a reiniciar la lucha, aunque sea por una cuestión ínfima, busca y plantea la consigna adecuada para esa lucha. El único sitio donde puedes estudiar y aprender toda esa experiencia, el único sitio donde podrás elaborar esa consigna, es nuestro partido”

 

Hugo Bressano, más conocido como Nahuel Moreno (1924-1987), nació en Argentina y desde muy jóven comenzó a militar en el marxismo revolucionario. Muy joven, en los años 40’, formó el Grupo Obrero Marxista en Villa Pobladora (Avellaneda), el mayor centro fabril del país en aquella época. Alli orientó su grupo a abandonar la «política de café» y llevar el trotskismo a los obreros y las obreras en las fábricas y en los barrios populares. Así su grupo se vinculó a la clase obrera, interviniendo de forma destacada en la huelga del Frigorífico Anglo-Ciabasa.

A partir de allí comenzó un recorrido con la obsesión de construir el partido y la Internacional revolucionaria para dotar a la clase obrera y las masas de la herramienta para tomar el poder. Formó distintos partidos en Argentina y a nivel mundial fundó la LIT-CI en 1982, Internacional de la cual IST hace parte hoy en día, junto a partidos y grupos de más de 25 países.

Moreno nos enseñó que debemos ser humildes y críticos de nosotros mismos, que no existen dirigentes infalibles. Nos enseñó que el partido se construye con la clase obrera y siempre pegado a ella. Nos enseñó que para ser verdaderos marxistas hay que construir y ser parte de una Internacional. Nos enseñó a ser más obreros, más marxistas y más internacionalistas. Con orgullo, hoy los morenistas reivindicamos su legado.