Este mes comienza el mundial de fútbol en Rusia y todos a los que nos apasiona este deporte estamos expectantes por ver jugar a la selección, a Suárez, a Cavani, a Godín. Este equipo ha despertado la simpatía de gran parte población por sus buenos resultados, su buen momento futbolístico, y por sus jugadores.
Escrito por Federico
Sin embargo, no es una novedad que el fútbol, que goza de una popularidad mundial, es explotado por el capitalismo tanto para hacer negocios como también para distintos intereses políticos.
La publicidad nos quiere vender cualquier tipo de producto o servicio con motivo del mundial. La televisión se llena de programas sobre este tema, y todo parece girar en torno a ello.
Nos muestran el lujoso avión donde viajan los jugadores, los lujosos hoteles donde se hospedan, y una vida de fortuna a la que solo un puñado de jugadores de elite logra llegar. Mientras, a nivel local, el negocio y la corrupción de dirigentes y empresarios hace que los jugadores no cobren sus sueldos, no tengan el equipamiento necesario para entrenar o directamente tengan que abandonar el deporte, entre muchos otros problemas.
El deporte, y el fútbol en particular, ha sido transformado en un espectacular negocio para un puñado de grandes empresarios que utiliza la popularidad de este hermoso deporte para llenar sus bolsillos y contaminar la sana competencia deportiva. La gran mafia claramente visible de la FIFA es una muestra de ello.
A su vez, los gobiernos tienen la esperanza de poder pasar a segundo plano todos los problemas sociales mientras dure el mundial.
A los trabajadores el sueldo cada vez nos da para menos, miles están siendo despedidos de los empleos, sobre todo en la industria y la construcción. La educación y la salud están en crisis por la falta de presupuesto y la violencia machista se sigue cobrando la vida de las mujeres. Mientras aumentan las luchas contra estos problemas, el mundial intentará ser utilizado para desviar la atención, y poner por encima un falso sentimiento de “unidad nacional”, explotando nuestra pasión por el fútbol como país.
Sin embargo, los problemas sociales son una cuestión estructural, y el circo es una cuestión muy efímera. Las protestas durante el mundial de Brasil 2014 mostraron esto claramente.
Queremos presupuesto para la salud, la educación, y las necesidades populares. Y queremos también terminar con el capitalismo para recuperar el deporte para los trabajadores y el pueblo, arrebatándoselo a los mafiosos que hoy lo controlan y utilizan para sus propios intereses.