Llegó el mes de mayo. Comienza la preparación de la ya tradicional marcha del día 20 que –encabezada por el grupo de Familiares de los detenidos-desaparecidos- sigue convocando a miles de manifestantes, llueva o truene.
Por Mónica Gómez
Muchos de los participantes peinan canas y fueron, tal vez, protagonistas de los sucesos que conmovieron al país a partir de los años ’60. Pero en los últimos años, esta marcha viene convocando también y cada vez más, a miles de jóvenes que quieren terminar con la impunidad. Porque la impunidad sellada en 1984 en el Pacto del Club Naval para beneficio de los militares asesinos y torturadores de la dictadura, hoy se extiende a todo tipo de violadores, homicidas, curas pederastas y ladrones de guante blanco como los que se esconden tras las empresas secretas de los Panama Papers.
Los manifestantes jóvenes crecen en número pero más aún en indignación
Los sucesivos gobiernos del Frente Amplio, que despertaron las ilusiones de muchos jóvenes, vienen mostrando en este tema de los Derechos Humanos –quizás más que en ningún otro- toda su hipocrecía y su doble discurso.
Durante los procesos electorales, pidieron el voto y por tres veces consecutivas obtuvieron la “mayoría parlamentaria” que, según ellos, les permitiría aplicar sus leyes. Sin embargo, ningún gobierno frenteamplista usó esa mayoría para dar respuesta a un fuerte reclamo popular: anular la ley de caducidad o ley de impunidad.
Tampoco se dio la orden de abrir todos los archivos de la dictadura. Ni siquiera se realizaron todas las investigaciones arqueológicas necesarias para encontrar los restos de los desaparecidos.
Por el contrario, los tres gobiernos y toda la cúpula dirigente del Frente Amplio son responsables de que aún siga vigente la ley de impunidad. Vázquez, Mujica, Astori, Huidobro y todos los legisladores frentistas siguen dando la espalda a los históricos reclamos de los trabajadores y activistas por los DDHH.
En cambio, unen sus voces para pedirnos la “reconciliación” con las FF.AA., el “perdón” para los violadores y asesinos y que “demos vuelta la página”, poniendo “punto final” a todo el horror y violencia sufridos durante la dictadura.
Ellos son responsables también del “arresto domiciliario” de unos pocos militares que se encuentran en cárceles VIP, acondicionadas especialmente para ellos. Y son responsables de que muchos otros torturadores anden sueltos por las calles.
Que la indignación se transforme en lucha
Cada vez son más los honrados militantes frenteamplistas que se indignan con estos dirigentes. En sus discursos prometían actuar en forma diferente a los políticos de los tradiciones partidos blancos y colorado. Sin embargo, los hechos están a la vista.
Nosotros compartimos esa indignación. Porque la dirección del Frente Amplio ha abandonado las reivindicaciones por las que tantos luchadores dieron sus vidas. Ahora son amigos de Bush y de Obama. Venden el país, su tierra y sus empresas al mejor postor internacional. Pretenden una sociedad más “humana”, pero sin abandonar el sistema económico capitalista. Por eso defienden a las FF.AA. que son el sostén de todo régimen capitalista.
Tenemos que romper con esta política antiobrera y antipopular, con esta política entreguista y a favor de la “conciliación” con los militares. Para ello, tenemos que unir esta decidida lucha por los Derechos Humanos con la que, a diario, llevan adelante los trabajadores por sus salarios y sus puestos de trabajo; con la que llevan los estudiantes pobres que quieren estudiar y trabajar; con las luchas que protagonizan las mujeres, los jubilados y todos los sectores oprimidos de nuestra sociedad.