El pasado 20 mayo se conmemoró una nueva Marcha del Silencio, que desde hace ya 26 años ha venido exigiendo Verdad y Justicia con masivas movilizaciones en las calles. A esta lucha se han sumado las nuevas generaciones: miles de jóvenes son la expresión manifiesta del repudio que genera la impunidad de ayer, expresada hoy en la represión de sectores de la juventud y los pobres.

Escrito por Heber

Impunidad que siguen gozando la enorme mayoría de los militares y civiles golpistas, aquellos que violaron los Derechos Humanos, aplicaron la tortura, la violación de mujeres, asesinaron y desaparecieron los cuerpos. Y todo ese horror no fue un error, fue parte de una planificación entre los gobiernos de las dictaduras de la región, entre las instituciones de las FFAA de Uruguay, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Paraguay, que contaron con la colaboración y el beneplácito del gobierno de los Estados Unidos.

A este plan entre golpistas y asesinos se lo denominó Plan Cóndor. Así intercambiaban presos políticos de un país a otro, crearon centros de detención clandestinos especializados en la tortura, la violación y el asesinato. Los llamados “vuelos de la muerte” son parte de este accionar que fue llevado adelante mediante el terrorismo de Estado.

Antes de ser asesinado en Buenos Aires en el año 1976, el legislador uruguayo en el exilio Zelmar Michelini, denunciaba que por las “cárceles uruguayas desfilaban en ese momento más de 40 mil presos políticos y 5 mil habían sido torturados”, trabajadoras, mujeres y hombres que protestaban, jóvenes luchadores, sindicalistas e intelectuales.

La lucha continua: el reclamo dice “presente”

Este año no ha sido la excepción, a pesar de la pandemia y la prohibición de movilizarnos que impuso este gobierno de la derecha encabezado por Lacalle Pou con la suspensión del artículo 38, igual fueron múltiples las actividades en barrios y plazas de todo el país. Miles de personas a lo largo y ancho del país volvimos a demostrar el repudio a la impunidad, dejando explícita de esta forma nuestra disposición a la lucha para conquistar los reclamos de Verdad y Justicia de la organización de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

Pero, ¿cómo lograremos terminar con esta impunidad?

Ya pasaron 36 años en Uruguay desde que fueron restituidas las libertades democráticas, pero aún se permanece sin saber dónde están unos 200 luchadores, sindicalistas, trabajadores e intelectuales, a quienes la dictadura cívico militar (1973-1985) torturó y asesinó haciendo desaparecer sus cuerpos.

36 años de gobiernos colorados, blancos y frenteamplistas. En cada uno de estos gobiernos los mandos de las Fuerzas Armadas continuaron defendiendo de manera abierta o velada el golpismo, su accionar y doctrina. Por eso desde Familiares se afirmó acertadamente más de una vez “que estas son las mismas Fuerzas Armadas de la dictadura”. Es la Institución el problema, no solo algunos hombres. Hoy la presencia del partido militar, la ultraderecha en el parlamento de Cabildo Abierto, junto al Centro Militar y muchos políticos cómplices, defienden la impunidad establecida en el pacto del Club Naval y las leyes posteriores. Estos elementos son un peligro latente a nuestras libertades, aunque hoy no haya riesgo inminente de un nuevo golpe. Por eso la organización de una enorme lucha es muy necesaria.

Desde IST nos pronunciamos de forma enérgica y afirmamos que para acabar con esta libertad recortada y la impunidad que vivimos debemos tirar abajo el pacto de silencio acordado en el Club Naval. Es imprescindible abrir todos los archivos que aún se ocultan de la dictadura, hacer públicos los nombres de todos los violadores de los Derechos Humanos y sus cómplices, imponiendo con la lucha Juicio y Castigo.

Para esta enorme tarea no alcanza movilizarnos una vez al año. Necesitamos una gran lucha que tenga continuidad y que vaya en aumento. Nosotros no depositamos ninguna confianza en esta justicia ni en las instituciones capitalistas que en 36 años solo encontraron menos de 6 desaparecidos de los 200 denunciados. De este horror de la dictadura hay solo 7 torturadores y asesinos “detenidos” en una cárcel VIP. Centenas de acusaciones duermen en los juzgados y los políticos apegados al viejo pacto del Club Naval nos insisten en “dar vuelta la página”.

El camino a recorrer no es fácil, la lucha a dar es enorme, pero los cientos de miles que salen a las calles cada 20 de mayo nos muestran que hay nuevas y viejas generaciones dispuestas a dar la pelea. Y que solo conseguiremos terminar con la impunidad si nos organizamos y tomamos la tarea en nuestra manos desde la juventud, la clase obrera y las organizaciones de Derechos Humanos, colocando en una cárcel común a todos los asesinos, torturadores y cómplices.