Syriza llegó al poder mediante el voto de millones de griegos que vieron en esta coalición una herramienta para derrotar a los partidos tradicionales y entreguistas (Nueva Democracia y PASOK) que durante un lustro ejecutaron sin miramientos los durísimos ataques económicos ordenados por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
 
El voto a Syriza expresó, principalmente, un rechazo a la calamitosa destrucción económica del país. Fue una forma de decir basta al dramático desempleo, la pobreza, el desmantelamiento de los servicios públicos y a un endeudamiento colosal con acreedores extranjeros, cuyo pago no es sino un saqueo desenfrenado de los recursos nacionales.
 
La mayoría del pueblo griego no votó a Tsipras considerándolo un “mal menor”, sino que depositó en su figura una enorme y legítima aspiración de que, llegando al gobierno, Syriza aplicaría medidas para acabar con la destrucción del país y mejorar concretamente su vida. La clase trabajadora sabe que derrotó a los partidos del hambre y serviles a la troika. Por eso, con justeza, celebra la victoria de Syriza.
 
Sin embargo, las primeras medidas de Syriza, como preanunció su programa electoral, van en sentido contrario a toda la esperanza de la mayoría que lo votó.
 
La ruptura con la Unión Europea, institución imperialista que comanda el saqueo del país, está descartada por el nuevo gobierno. El pago de la deuda externa, que representa 177% del país y estrangula su economía, seguirá porque Syriza asumió que “respetarán todos los compromisos”. A lo sumo, el nuevo gobierno intentará una “renegociación” para que una parte sea condonada (algo altísimamente improbable) y lo restante será pagado en mejores plazos y “de acuerdo al crecimiento del país”.
 
Pero tal “renegociación” se hará, según dijo Tsipras cuando presentó a su gabinete, “con los socios, para una solución que beneficie a todos”, pues “aquí no hay vencedores ni vencidos, somos el gobierno de todos los griegos y como tal trabajaremos”[1].
 
¿Será posible una solución que beneficie tanto al imperialismo alemán y al FMI como a los millones de trabajadores griegos que, si no están desempleados, sobreviven con salarios miserables, sin sanidad y pasando frío porque no pueden pagar las cuentas de electricidad o la calefacción? ¿Será posible gobernar “para todos”; para ricos y pobres; para el imperialismo y para la soberanía nacional?
 
La historia demostró que eso no es posible. No existe justo medio: o se gobierna para el pueblo trabajador, o para la troika y la burguesía griega.
 La composición del gobierno es otra señal del rumbo que tomará Syriza. En el marco de su programa de mantener los compromisos con la troika, la mayoría de los ministros del gabinete son tecnócratas o académicos sin relación con el movimiento obrero o social. Pero esto no es lo más resaltante.
 
Tsipras junto a Kamenos, del partido de derecha nacionalista "Griegos Inpedendientes"Lo revelador es el pacto para gobernar que Syriza selló con Griegos Independientes, cuyo líder, Panos Kamenos, es ahora nada menos que ministro de Defensa.
 
Griegos Independientes es un partido burgués contrario a la “austeridad” pero que, sin llegar al extremo de Aurora Dorada, tiene un programa conservador que en algunos aspectos está más a la derecha que Nueva Democracia: ultranacionalista, antiinmigrantes, homofóbico y profundamente defensor de la ligazón del Estado con la iglesia ortodoxa.
 
Kamenos no solo proviene de Nueva Democracia sino que fue viceministro de Marina Mercante hasta 2009. En 2013 apoyó rabiosamente un proyecto de ley presentado por ese partido, que proponía que solo pudiesen asumir cargos en el Ejército y la policía aquellos que fuesen “griegos por genes” o por “sangre”.
 
En su programa también se defiende la “modificación o terminación” del Tratado Dublín II (que regula el derecho de asilo), la realización de un censo obligatorio de inmigrantes legales e ilegales, exigiendo la deportación de estos últimos a sus países de origen[2].
 
“Para entrar a gobierno hemos dejado claro a Syriza nuestras líneas rojas sobre leyes inmigración”, dijo un portavoz de Griegos Independientes. Al tiempo, citó sus planes para “expulsiones masivas de ilegales” y un “límite del 2,5% de población de inmigrantes”[3].
 
No pasaron ni 48 horas de la victoria electoral que el esperanzado pueblo griego otorgó a Syriza y Tsipras hizo un pacto y nomina jefe de las fuerzas armadas a un partido que es enemigo mortal de la clase trabajadora.
 
¿Será posible esperar algo favorable para el pueblo trabajador con un gobierno aliado con la extrema derecha xenófoba? ¿Es esto corresponder a las aspiraciones de cambio real que el pueblo expresó en las urnas? ¿Es esta la tan mentada “nueva política”?
 
La izquierda reformista, que expresa un apoyo incondicional a Syriza respondió a este hecho vergonzoso con el silencio. Otros lo justifican en aras del “pragmatismo”. A fin de cuentas, como Syriza no logró la mayoría absoluta, sería necesario hacer “acuerdos” para garantizar que en el parlamento se aprueben las propuestas de Syriza.
 
Es evidente que Syriza pactó con Griegos Independientes movido por la lógica parlamentaria, en la que “todo vale” para garantizar la “gobernabilidad”. Pero se equivocan los que piensan que este pacto no tendrá importancia.
 
Aunque el partido de Kamenos cuente con solo 13 diputados, por el pacto, solo podrá ser aprobado aquello que sea aceptable para la derecha, si lo que se pretende es mantener ese acuerdo. De esta forma, la presencia de la derecha xenófoba será un elemento condicionante en el gobierno “de izquierda” de Syriza.
 
A pesar de las medidas que tomó Syriza (como el salario mínimo de 751 euros o el suministro gratuito de electricidad para 300.000 familias), que son necesarias pero insuficientes, los primeros pasos de Syriza en el poder muestran que, estratégicamente, no gobernará para los trabajadores y el pueblo, en la medida en que esto es imposible sin atacar los intereses de la burguesía nacional, sin romper los compromisos con la troika y sin suspender unilateralmente el pago de la ilegítima deuda con los bancos imperialistas.
 
El papel de la izquierda no debe ser apoyar (ni incondicional ni “críticamente”) este gobierno sino explicar pacientemente a la clase trabajadora su verdadero carácter capitalista. La confianza de los revolucionarios no debe estar en Tsipras sino en la movilización independiente de clase trabajadora griega, que sobradamente demostró disposición para luchar en estos años.
 
La gran tarea es convencer a los trabajadores que deben continuar movilizándose para cambiar sus vidas, sin confiar en que el nuevo gobierno solucionará los problemas de fondo. Las huelgas y las luchas deben continuar, en la perspectiva de avanzar hacia un verdadero gobierno obrero y popular, en la perspectiva de una revolución socialista, única salida estratégica ante la debacle en la que el imperialismo y sus lacayos sumieron a Grecia.
 
En este sentido, la izquierda en general y las principales direcciones sindicales tienen la enorme responsabilidad de impulsar, sin tregua alguna, la movilización obrera y popular para exigir al gobierno de Syriza:

 
– ¡Ningún pacto con la derecha xenófoba!
– ¡Ninguna negociación con los buitres de la troika!
– ¡No pago unilateral de la deuda externa!
– ¡Plan de rescate de los trabajadores y el pueblo, financiado mediante el no pago de la deuda y la nacionalización de la economía con control obrero!

 

[1] http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/28/actualidad/1422439596_932590.html

[2]:http://www.20minutos.es/noticia/2357590/0/gobierno-grecia/syriza-anel-griegos-independientes/contra-rescate-troika/#xtor=AD-15&xts=467263

[3] http://www.rtve.es/noticias/20150127/tsipras-formara-gobierno-diez-ministerios-dara-defensa-socios-coalicion/1087683.shtml

 

Lea también: 

Syriza canaliza el rechazo popular a la troika y la UE: http://litci.org/index.php/declaraciones/item/2891-grecia-syriza-canaliza-un-enorme-rechazo-popular-a-los-ataques-de-la-troika-europea#.VMwvvdKG9DQ

Las elecciones griegas y un posible gobierno Syriza: http://litci.org/index.php/grecia/item/2864-las-elecciones-griegas-y-la-posibilidad-de-un-gobierno-syriza