Hoy miércoles 21 de noviembre, murió Luisa Cuesta.
A los 98 años de edad, falleció Luisa, la madre del militante Nebio Melo, quien fue secuestrado y desaparecido en Buenos Aires en 1976. Desde ese entonces, Luisa se asignó como principal tarea averiguar qué había pasado con su hijo. Pero murió sin saberlo.
Escrito por Mónica
Cada 20 de mayo, Luisa era una de las madres que podíamos ver al frente de la marcha organizada por el Grupo de Familiares, organización que contó con su militancia diaria, su abnegación, su infatigable quehacer. A pesar de su avanzada edad, Luisa no faltó a esa marcha ni en los últimos años, cuando – por razones de salud- se acercaba acompañada hasta la Plaza Libertad. Con sol o con lluvia, allí están las Madres y Familiares. Allí estaba Luisa.
Luisa, Luz, Tota, María Ester, Juan y decenas de más nombres han quedado en la memoria popular como símbolo de lucha tenaz y porfiada de mujeres y hombres que resolvieron dar todo para saber qué fue de sus hijos y de sus nietos en los trágicos años de la dictadura militar instalada en nuestro país (1973-1984) y que – por medio del Plan Cóndor- extendió sus garras de terror a los países vecinos de Argentina y Chile, donde contaba con la complicidad de las dictaduras de Videla y Pinochet.
La mayoría de los militares que – amparados en el más brutal terrorismo de estado- detuvieron, secuestraron, torturaron y mataron a centenares de jóvenes luchadores por la libertad y por el socialismo, están plenamente identificados. Algunos de ellos están en libertad, otros están detenidos pero en alguna cárcel VIP o incluso, invocando su edad, con arresto domiciliario. Esta es la consecuencia más vergonzante y repugnante de una infame “ley de caducidad de la pretención punitiva del estado”, más conocida por las jóvenes generaciones como “ley de impunidad” que desde 1984 protege el silencio de los militares asesinos.
Debemos remontarnos a 1984 para comprender el nefasto resultado de la salida negociada que el Partido Colorado y el Frente Amplio celebraron en secreto en el Club Naval, con el posterior apoyo por parte del Partido Nacional. La llamada salida “a la uruguaya” fue una negociación secreta entre los partidos políticos y una dictadura a la que la ciudadanía había puesto en jaque desde que le ganó el plebiscito en 1980.
Por un lado, cárcel y castigo para los militantes populares, revolucionarios, libertarios, democráticos, que luchaban para derrotar la política hambreadora y represiva de los gobiernos patronales que venían hundiendo al país en la miseria, la entrega y la deuda externa. Por otro lado, impunidad total para los integrantes de las FF.AA., así fueran torturadores, asesinos, ladrones, violadores.
Las esperanzas depositadas en la intervención de alguno de los gobiernos del Frente Amplio – a partir del año 2005- para lograr anular la ley de impunidad, fueron defraudadas tanto por el gobierno de Vázquez como de Mujica. Por el contrario, estos dirigentes del FA no solo impidieron la anulación de la ley de impunidad con todo tipo de falacias. Peor aún, volvieron a tomar propuestas anteriores de Sanguinetti y Jorge Batlle para plantear nuevamente la necesidad de “dar vuelta la página”, instaurar el día del “Nunca más” o incluso, con la colaboración de la Iglesia Católica decretar el “perdón”.
La crisis actual en la que se debate el Frente Amplio no es ajena a esta ley de impunidad que defendieron con uñas y dientes en el terreno de los Derechos Humanos, pero que se ha trasladado a otras esferas de la actividad política y económica, dando amparo a todo tipo de corrupciones y corruptelas, a las imposiciones burocráticas y de nepotismo, a la aceptación sumisa de las exigencias de las multinacionales, a la más brutal indiferencia ante el aumento del hambre, la pobreza y la falta de trabajo entre los sectores más pobres de la población.
Pero el ejemplo de Luisa y tantas otras madres y familiares no va a quedar solo en el recuerdo. Su infatigable búsqueda de la verdad y su porfía en la lucha es el ejemplo más poderoso que nos legaron y serán las nuevas generaciones de jóvenes trabajadores y estudiantes quienes deben tomar en sus manos la continuidad de la lucha por “VERDAD Y JUSTICIA” y “JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES”.