Miles de jóvenes y compañeros participaron del movimiento contra la baja, que se inició como respuesta al plebiscito para bajar la edad de imputabilidad en las pasadas elecciones. Muchos jóvenes y adultos destinaron mucho tiempo y esfuerzo, militando en las facultades, liceos y en las calles, explicando y discutiendo por qué no debía votarse la reforma. Finalmente, conseguimos derrotar el proyecto reaccionario. Fue una primera victoria que debe servirnos para sacar conclusiones y seguir avanzando en la lucha.

Este esfuerzo y militancia fue -y es- muy importante, además de necesario. Saludamos a todos los que la llevaron adelante esta pelea y en tantas otras, sacrificando tiempo para luchar por una causa justa. Pero al mismo tiempo, queremos abrir un debate fraternal sobre el rol de los movimientos sociales, y por qué su lucha, a pesar de ser muy importante, es insuficiente para terminar con las injusticias sociales y los ataques a los derechos de la población.

Las limitaciones de los movimientos sociales y el partido

Muchos compañeros nos cuestionan el por qué es necesario construir un partido, siendo que existen muchas organizaciones populares, que luchan por derechos y conquistas para algunos sectores de la población. Las organizaciones LGBT, las de DDHH, las de defensa del medio ambiente, organizaciones contra los megaproyectos, de mujeres, de homosexuales, y muchas otras que surgen siempre alrededor de alguna consigna específica, como fue por ejemplo el No a la Baja.

Muchos sociólogos actuales veneran a los movimientos sociales y buscan colocarlos como las “herramientas de cambio”. ¿Pero será que los movimientos sociales pueden transformar la sociedad de fondo?

Si bien el rol de estos movimientos puede ser muy progresivo, al colocar a sectores de la población en la calle -e incluso lograr importantes conquistas-, se encuentran con una gran falencia. No llegan a cuestionar la raíz del problema: este sistema social capitalista. Incluso, cuando logran cuestionar muy acertadamente esta democracia de los ricos, y las causas sociales de las problemáticas que aqueja a la población, al no proponerse una salida de clase y socialista, terminan por caer en “soluciones” dentro del capitalismo, conformándose con algunas leyes, o con conquistar algunos espacios dentro del sistema capitalista.

En general, los movimientos sociales hacen una lucha atomizada: para cada consigna o lucha, surge un movimiento distinto. Limitándose a agrupar a su alrededor a todos aquellos a favor de tal o cual consigna, algunos desaparecen apenas ven cumplido su meta, otros se mantienen en el tiempo intentando poco a poco obtener mejoras, siempre dentro del capitalismo.

La necesidad del partido revolucionario para superar este sistema

Pero en el capitalismo, ninguna conquista es eterna. Los gobiernos aprovechan cualquier oportunidad para quitar con la mano derecha, el doble de lo que diesen con la izquierda. Allí tenemos el ejemplo europeo, donde las conquistas históricas fruto de la lucha, están siendo arrancadas de un plumazo por los gobiernos, a la orden de los organismos internacionales.

El capitalismo en crisis, solo nos muestra una perspectiva de más miseria, de mayor control social y represión, de destrucción ambiental y contaminación, de guerras  por los mercados y el saqueo de los recursos, que es llevada adelante por las principales potencias, y que está llevando nuestro planeta a la barbarie y la destrucción.

Para mantener este dominio, los capitalistas controlan la policía, los medios masivos de comunicación, los ejércitos. Actúan en el mundo con políticas de represión y saqueo coordinadas, que los distintos gobiernos aplican a cada realidad nacional, siempre al servicio de las multinacionales y las principales potencias, sobre todo de EEUU..

Como vemos, el enemigo es muy fuerte y aunque no es infalible, está muy bien organizado y utiliza todos los medios –legales o no- para mantener su dominio.

Frente a esto, los trabajadores deben responder con su propia organización nacional e internacional, su propio partido político, disciplinado y compuesto por aquellos que sufren la explotación y que son los que construyen y hacen funcionar el mundo con su trabajo. Es decir, una partido compuesto por los trabajadores y explotados, que están en el corazón de la producción capitalista. Un partido con un programa que tome las reivindicaciones de los sectores explotados y oprimidos por el capital, para movilizarlo al lado de los trabajadores, unificando la pelea y llevando la lucha contra el capitalismo.

Cualquier otro tipo de organización laxa, que no se apoye en los trabajadores, que se limite la lucha nacional, o a la lucha por algunas consignas aisladas, será incapaz de derrotar a los capitalistas, o incapaz siquiera de tener este objetivo.

Hay una enorme disposición a la lucha en todo mundo: grandes movilizaciones que derrocan gobiernos en Oriente Medio y el Norte de África, movilizaciones multitudinarias que enfrentan los planes de ajuste y a los gobiernos de la Troika en toda Europa. En América Latina Brasil mostró en medio de la copa grandes luchas, en nuestro país los docentes fueron la avanzada en las movilizaciones, los jóvenes estuvimos a la cabeza del movimiento “No a la Baja” y llevamos a más de 50.000 personas a la calle. 

Las masas muestran toda su fuerza y heroísmo cuando salen a la lucha,  pero hace falta el partido revolucionario, falta el partido que sea el estado mayor de esas luchas, que le de continuidad, que organice a lo mejor de la vanguardia y dirija a los trabajadores y a las masas al poder.  Será solo con un gobierno obrero y popular, que imponga el socialismo en Uruguay, como parte de la revolución socialista en el mundo, que lograremos conquistar y profundizar nuestros derechos. Hasta que esto no sea posible todos los avances son efímeros en manos de los gobiernos capitalistas.

No habrá garantía de derechos reales para los negros, para homosexuales, ni para las mujeres bajo este sistema capitalista. Los jóvenes seguiremos siendo precarizados en nuestros empleos y estigmatizados. Incluso y a pesar del triunfo del No a la Baja, avanzarán contra la juventud endureciendo las penas, por ello hace falta una pelea de fondo. Por ello te llamamos a vos que estuviste con nosotros en el la pelea por el “No a la Baja”, con quienes compartimos el “Fuera Aratirí”, a las mujeres que luchan contra el machismo y su violencia, a la juventud que es la mas sometida, vulnerada y explotada en esta sociedad, a construir juntos el partido revolucionario que liquide esta sociedad capitalista que pisotea nuestros derechos y así poder avanzar hacia una sociedad socialista.