Los marxistas ante la lucha en Kobane 

Escrito por  R. León

 
Los marxistas ante la lucha en Kobane

 
Polémica con el PTS-FT
 
La heroica resistencia kurda ante el asedio del Estado Islámico (EI) a la ciudad de Kobane ha conquistado la simpatía de miles de activistas sociales y militantes de la izquierda en general. No es para menos. La tenaz defensa de Kobane es actualmente la expresión más concreta de la histórica lucha de toda la nación kurda para hacer valer su derecho a la autodeterminación nacional, una bandera legítima y tradicionalmente sostenida no sólo por los revolucionarios sino por amplios sectores democráticos.

No es por otro motivo que este hecho creó en poco tiempo un frente común entre milicianos kurdos de las Unidades de Protección Popular (YPG)[1], que combaten en suelo sirio; del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), que opera en Turquía; y de los combatientes peshmergas, fuerza armada del Kurdistán iraquí, que mandaron unidades a Kobane al mismo tiempo en que continúan luchando contra el EI para proteger su territorio histórico[2].

Esta unidad militar, a su vez, está siendo rodeada por un proceso de importantes movilizaciones protagonizadas por kurdos y otros sectores solidarios con su causa nacional, que se dieron en distintas capitales europeas, además de la propia Turquía, donde la represión de Erdogan causó decenas de manifestantes muertos. El pasado 1 de noviembre se organizó una jornada internacional de solidaridad con Kobane que alcanzo más de cien ciudades[3].

A todo este proceso progresivo se suman, al mismo tiempo, los primeros pasos concretos hacia la unidad militar entre estos combatientes kurdos y los rebeldes anti-dictatoriales sirios de origen árabe, agrupados fundamentalmente en el Ejército Libre de Siria (ELS), que recientemente envió más de un millar de combatientes a Kobane[4].

La máxima expresión de esta unidad se dio a partir de un acuerdo con la Comandancia General del YPG para luchar “contra el terrorismo y la construcción de una Siria libre y democrática”, confirmando además una “coordinación entre nosotros [YPG] y las facciones importantes del ELS en el campo norte de Alepo, Afrin, Kobane y Jazia. Actualmente, hay facciones y varios batallones del ELS que luchan a nuestro lado contra los terroristas ISIS”[5].

Este hecho es trascendental, pues la resistencia en Kobane es parte indisoluble de la revolución siria, puesto que enfrentan a enemigos comunes y sus destinos están íntimamente ligados.

Al respecto, cabe destacar que Kobane fue liberada del régimen de Al Assad en julio de 2012 y es parte de la región de Rojava (Kurdistán sirio) que mediante el proceso revolucionario conquistó una administración autónoma, algo impensable en los marcos de la dictadura siria.

En este sentido, la unidad político-militar entre combatientes kurdos y los rebeldes sirios árabes no sólo es progresiva sino, en nuestra opinión, una condición para la victoria, tanto en el terreno de la lucha para derrocar la dictadura de Al Assad como para avanzar hacia un Estado independiente de toda la nación kurda.

El castro-chavismo por otros medios…

Esta realidad evidencia la enorme incoherencia de las organizaciones que se reclaman “de izquierda” y hasta “socialistas” que dicen apoyar a la resistencia de los kurdos en Kobane, pero que, al mismo tiempo, son contrarias a la revolución siria.

Este es el caso, en primer término, de la corriente castro-chavista y demás variantes “bolivarianas”, que desde el comienzo se posicionaron al lado del dictador Al Assad, en contra del pueblo sirio. Sin embargo, ahora simpatizan con los kurdos de Kobane. Pero sus motivos nada tienen que ver con la lucha del pueblo sirio o con los derechos nacionales de los kurdos.

El castro-chavismo “apoya” a Kobane porque se enfrenta al EI, una lucha “contra el terrorismo” en la cual el propio Al Assad quiere aparecer como abanderado, a punto tal de consentir los bombardeos imperialistas en su propio país, apostando a ser “rehabilitado” en la arena internacional.

Circulando en otro andarivel pero en la misma dirección, existen corrientes que, reclamándose del “trotskismo ortodoxo”, están atrapadas en esta misma contradicción en el caso de Kobane, la cual deriva, a su vez, de una incomprensión global del proceso revolucionario que, con desigualdades, se desarrolla en Siria y otros países de la región.

Este es el caso del PTS argentino, principal partido de la llamada Fracción Trotskista (FT), que se ha empeñado en negar, como mínimo desde que el conflicto derivó en guerra civil, todo el proceso revolucionario en Siria, tal como se posicionó en Libia.

Actualmente, esta corriente sostiene que el enfrentamiento armado entre las milicias rebeldes sirias y el régimen dictatorial de Al Assad, es unaguerra civil reaccionaria[6], reducida a meros “enfrentamientos religiosos y étnicos”, que se enmarcan, para peor de males, en“la derrota de la primera etapa de la ‘primavera árabe’” y en un “retroceso importante para los trabajadores y las masas populares de la región”[7].

La FT sustenta su  posición contraria a la revolución siria con un argumento aparentemente “izquierdista”: “aún no existe la clase trabajadora como sujeto político independiente luchando por un derrocamiento revolucionario de Assad, que dé lugar a un Estado de transición al socialismo rumbo a una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente[8].

Por lo tanto, en vista de que la realidad no se ajusta a sus condiciones (no existe una dirección revolucionaria ni una hegemonía obrera), la FT no apoya ni se posiciona militarmente en el bando rebelde. Prisionera de este método de “exigencias a la realidad”, en los hechos, la FT no combate a la dictadura siria en la forma concreta (contradictoria) en que esta lucha se desarrolla, lo cual conduce, objetiva e inevitablemente al favorecimiento de la victoria militar de Al Assad.

 

Es evidente que la ausencia de la clase obrera, como protagonista del proceso, y de una dirección revolucionaria constituyen la principal limitación de la revolución, no sólo en Siria sino en toda la región. Esto se muestra más dramático a medida que esos procesos se desarrollan. La tarea de los revolucionarios es, por lo tanto, dotarse de una política práctica (no sólo declamatoria) para superar esa terrible contradicción entre la realidad objetiva (revolucionaria) y la tremenda debilidad subjetiva (inexistencia de una dirección obrera y marxista).

En ese sentido, la pregunta obligatoria es: ¿cómo hacemos esto? ¿Lo hacemos negando y oponiéndonos al proceso en sí (porque este no se da en estado “puro”, o lo hacemos interviniendo a fondo en él, a pesar de sus límites y precisamente para superar esos límites?

Los procesos revolucionarios actuales, como el de Siria, hacen evidentes que aquellos argumentos “izquierdistas”, en realidad, no sólo son “estériles” sino que desembocan en una posición oportunista que, en esencia, cuando no en la “forma”, coincide con las corrientes “bolivarianas”.

La cuestión es que este tipo de razonamiento no tiene ningún asidero en el marxismo, del cual se reclaman herederos. El marxismo siempre enseñó que nunca se puede confundir, como hace la FT, el carácter objetivo de los procesos con su dirección.

De la misma forma en que sería criminal confundir la justeza de una huelga obrera con su dirección burocrática, no es lícito confundir la justa causa del pueblo sirio con sus direcciones traidoras.

¿“Guerra reaccionaria”?

Por este motivo es un completo error caracterizar a la guerra civil como “reaccionaria”. Para nosotros, al contrario, es una “guerra justa”, que, al decir de Lenin, es deber de los revolucionarios abrazar como “nuestra guerra”, la dirija quien la dirija.

Este fue el criterio de Lenin y Trotsky cuando en setiembre de 1917 enfrentaron a las tropas contrarrevolucionarias de Kornilov, ubicándose, sin dar apoyo político, en el mismo campo militar que el traidor Kerensky.

De igual manera actuó Trotsky cuando llamó a luchar al lado de Chiang Kai-shek, asesino de comunistas, para combatir a la invasión japonesa en 1937, denunciándolo no por “hacer la guerra al Japón” sino por su desastrosa conducción militar.

Lo mismo ocurrió cuando Trotsky, en el marco de la guerra civil española (1936-1939), orientó a sus partidarios a ser “los mejores soldados contra Franco” dentro de las trincheras republicanas, a pesar de su dirección burguesa, a cual los trotskistas denunciaban sistemáticamente por su inconsecuencia para combatir al fascismo y por sus acuerdos con los imperialismos “democráticos” y el stalinismo.

En todos estos casos, los maestros del marxismo actuaban de esta forma porque consideraban estos enfrentamientos como “guerras justas”.

A la luz de estas caras tradiciones, nuestra posición es clara y opuesta a la que sostiene la FT: estamos en la trinchera rebelde (con todas sus contradicciones), siendo los “mejores soldados” contra la dictadura siria y contra el EI, al mismo tiempo en que combatimos a las direcciones burguesas (árabes o kurdas) y al imperialismo a partir de esa ubicación militar en la guerra civil. Esta es la única política conducente a la construcción de una posible dirección revolucionaria.

Perdidos en el laberinto de Kobane

Extraviada en sus propias incoherencias teórico-políticas, la FT está a la deriva en medio del complejo proceso revolucionario sirio.

La lucha encarnizada en Kobane es simplemente un elemento más que pone al desnudo las contradicciones y el rumbo errático de las posiciones de esta corriente.

Por un lado, reconocen el arrojo de los kurdos: “Si en el último mes la ciudad de Kobani no cayó a manos del EI fue por la durísima resistencia de las milicias del YPG, que en soledad enfrentaron calle a calle a esta fuerza reaccionaria”[9].

 

Al mismo tiempo, admiten, aunque parcialmente, el sentido progresivo de esa lucha: “(…) la derrota del EI en Kobani a manos de la resistencia kurda en la dura pulseada actual, tendría el potencial de abrir, al fin, un curso progresivo entre tanta guerra reaccionaria”[10].

Sin embargo, esta “simpatía” de la FT hacia Kobane está inmersa en un rechazo al proceso global en el cual está inserto el conflicto de esta ciudad kurda: la revolución siria.

Se hace evidente el esfuerzo para separar la lucha de los kurdos de la resistencia siria contra el régimen de Al Assad cuando afirman, por ejemplo, que las milicias del YPG luchan “en soledad” en medio de “tanta guerra reaccionaria”.

Si los kurdos en Kobane luchan “en soledad”, ¿cómo explican el acuerdo político y los refuerzos militares que el ELS está mandando para ayudar a defender Kobane?

¿Cómo explican la propia historia reciente de Kobane y de todo el Kurdistán sirio, que fue liberado y puso en marcha una experiencia de gobierno autónomo a partir del estallido del proceso revolucionario contra la dictadura siria, que antes no sólo le negaba derechos nacionales sino también civiles? ¿La liberación del Kurdistán sirio, que ahora está siendo defendido con fiereza, sería entonces producto de una “guerra reaccionaria”?

Si la FT tuviera un mínimo de coherencia, debería ahora denunciar la grosera “capitulación” de la resistencia kurda de Kobane (que llamaron de “potencialmente” progresiva) por haber firmado un acuerdo con el ELS, agentes de una “guerra reaccionaria” y meramente “religiosa”.

Pero, como a miles de kilómetros de distancia el papel aguanta todo…

Una vez más las “tropas terrestres” del imperialismo

No sólo niegan la tremendamente progresiva unidad militar que se está gestando entre kurdos y rebeldes sirios árabes sino que también abren fuego contra la unidad entre las distintas parcelas de la propia nación kurda, como la que se está dando entre los kurdos de Kobane y sus pares iraquíes, lospeshmergas.

En este sentido, la FT afirma que EEUU está buscando “(…) voluntarios confiables y eficientes para fungir como tropa terrestre”[11].

El imperialismo, en este tren de cosas, finalmente habría encontrado a esas “tropas terrestres” en los kurdos iraquíes: “Aunque con roces con Estados Unidos, sus milicias, llamadas peshmergas, actúan de hecho como la infantería de los bombardeos aéreos de Estados Unidos y sus aliados”[12].

¿Por qué razón los peshmergas se habrían transformado en la “tropa terrestre de los EEUU”[13]?

La FT responde: los clanes que se disputan el control del Kurdistán iraquí, el Partido Democrático del Kurdistán de Masud Barzani y la Unión Patriótica del Kurdistán de Yalal Talabani, que comandan a los peshmergas, son “aliados de Estados Unidos, y se garantizaron el control del territorio en el norte del país y sus reservas petroleras bajo la sombra de la ocupación norteamericana”[14].

La ecuación estaría resuelta con una formalidad que cualquier matemático envidiaría: milicias con direcciones burguesas es igual a “infantería del imperialismo”.

Al fin de cuentas, para la FT, el imperialismo que fue derrotado en Irak y Afganistán no lo estaría pasando tan mal a la hora de intervenir militarmente, pues ya habría encontrado una serie de “tropas terrestres” (“mercenarios terroristas”, “manifestantes profesionales”, dijera el castro-chavismo) dispuestas a auxiliarle: primero los rebeldes libios, después los sirios, ahora los kurdos iraquíes. ¡Que alguien le avise a Obama!

Aunque a la FT no le importe mucho, el marxismo enseña que las caracterizaciones tienen consecuencias políticas.

En este sentido, no se entiende el doble rasero que utilizan para con los kurdos de Kobane y los iraquíes: ¿Acaso la dirección kurda de las YPG –ligadas al Partido de la Unión Democrática (YPD)– que combate en Kobane, sería “menos” burguesa que las direcciones kurdas iraquíes que comandan a los peshmergas

Desde que comenzó el asedio “yihadista” a Kobane, miles de combatientes kurdos en Irak se dispusieron a cruzar la frontera y a combatir al lado de sus “hermanos” sirios. En la última semana, el gobierno turco, presionado por las movilizaciones en favor de los kurdos de Kobane, accedió a abrir momentáneamente sus fronteras y permitir el paso de, por el momento, un contingente de 150 peshmergas.

Ante este hecho, si un mínimo de coherencia y rigor asistiera a las posiciones de la FT, esta debería oponerse a que nada menos que “la infantería de los bombardeos aéreos de Estados Unidos y sus aliados” intervenga en Kobane.

Supongamos que alguien que estuviera combatiendo en Kobane decidiera seguir los análisis de la FT. No le restaría otra alternativa que alertar a sus camaradas: ¡Los peshmergas no son nuestros “hermanos”, son la “infantería del imperialismo”, es nuestro deber combatirlos a tiros!

Nada más delirante.

La realidad es que los peshmergas, al igual que las milicias kurdas de Kobane, están defendiendo, a pesar de sus direcciones burguesas, aquello que consideran su territorio histórico de las hordas del EI, lo cual es una expresión concreta de la lucha más general por la autodeterminación nacional. ¿No consideramos, acaso, que esta es una causa “justa”? ¿Por qué razón, entonces, sería menos “justa” la lucha de los kurdos iraquíes que aquella que es trabada por los kurdos sirios?

Si los peshmergas finalmente lograran derrotar al EI y proteger sus fronteras, ¿no sería este un hecho sumamente progresivo, una conquista valiosísima? Para quien entiende la lucha de los peshmergas como una lucha democrática “justa”, en defensa de la autodeterminación nacional, la respuesta sería afirmativa; para quienes, como la FT, que niegan sistemáticamente la lucha por las banderas democráticas, eso no podría ser sino una terrible derrota producto de la acción “reaccionaria” de los “infantes del imperialismo”.

Por otra parte, la FT comienza a preparar el terreno para, eventualmente, atacar a las milicias de Kobane tal como hace con los peshmergas. Recientemente, nos han “informado”: “(…) este fin de semana se dio a conocer que EEUU ha mantenido reuniones con el YPG, la milicia kurda de Kobani que resiste desde hace semanas la ofensiva del EI (…)”[15], lo cual abriría “la posibilidad de que los kurdos del norte de Siria y de Kobani se acercaran más al imperialismo norteamericano como lo hicieron sus pares iraquíes”[16].

Estas posiciones, lamentables viniendo de una organización que se dice “trotskista”, no pueden favorecer a la causa nacional de los kurdos –ni hablar de la revolución siria– sino a sus enemigos históricos y actuales: el imperialismo, el gobierno turco, el régimen sirio y el Estado Islámico.

Pero es imposible encontrar el camino de retorno cuando ni siquiera se reconoce que se está extraviado.

 


[1] Las milicias YPG están ligadas al Partido de la Unión Democrática (YPD), que a su vez está vinculado al PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), con centro en Turquía y catalogado “organización terrorista” por EEUU, la OTAN, la UE y, evidentemente, por el gobierno turco.

[2] http://internacional.elpais.com/internacional/2014/10/28/actualidad/1414516085_040338.html

[3]http://www.elmundo.es/internacional/2014/11/01/5455411822601d21638b457e.html

[4] http://www.milenio.com/internacional/rebeldes_sirios-rebeldes_Kobane-yihadistas_Kobane-Estado_Islamico_0_399560088.html

[5]http://syriafreedomforever.wordpress.com/2014/10/20/statement-of-ypg-general-command-on-kobani-and-fight-against-isis/. Ver también:http://www.litci.org/index.php/mundo/medio-oriente/siria/item/2747-unidad-de-los-kurdos-de-kobane-y-la-resistencia-siria-en-la-lucha-contra-el-ei#.VFDmOzTF9Kk

[6] http://www.pts.org.ar/La-guerra-sin-fin-de-Estados-Unidos

[7] http://www.pts.org.ar/La-guerra-sin-fin-de-Estados-Unidos

[8] ISHIBASHI, Simone.A crise síria e a necessidade de uma política revolucionária (Todos los subrayados son nuestros). Disponible en:http://www.ler-qi.org/A-crise-Siria-e-a-necessidade-de-uma-politica-revolucionaria.

[9] http://www.ft-ci.org/El-Estado-Islamico-Estados-Unidos-y-la-resistencia-kurda-en-Siria?lang=es

[10] http://www.ft-ci.org/Kurdos-contra-el-Estado-Islamico?lang=es

[11] http://www.ft-ci.org/El-Estado-Islamico-Estados-Unidos-y-la-resistencia-kurda-en-Siria?lang=es

[12] http://www.ft-ci.org/Kurdos-contra-el-Estado-Islamico?lang=es

[13] http://www.ler-qi.org/As-tensoes-entre-Obama-e-Erdogan-em-meio-aos-protestos-contra-o-governo-turco

[14] http://www.ft-ci.org/Kurdos-contra-el-Estado-Islamico?lang=es

[15] http://www.ft-ci.org/La-intervencion-norteamericana-en-Siria-e-Irak?lang=es

[16] http://www.ft-ci.org/La-intervencion-norteamericana-en-Siria-e-Irak?lang=es