La nota “El No a Trump recorre las calles del mundo” (1), publicada en nuestra web y difundida por el correo digital el pasado 20 de enero, culminaba con el llamado a la juventud trabajadora y estudiantil, y a los honestos compañeros de base del Frente Amplio, a retomar las banderas antiimperialistas, que abandonaron los falsos izquierdistas – hoy dirigentes del FA -, responsables incluso, de que levante cabeza la vieja derecha.

En esa nota, convocamos a poner en pie un gran partido de obreros y estudiantes, que levante las banderas de la lucha, la movilización, y que esté en todos los conflictos junto a los reclamos obreros y de los estudiantes. Llamábamos a sentar las bases de “un gran partido obrero, internacionalista y socialista, sin patrones, sin generales, ni burócratas sindicales. Que se construya en la lucha, y ponga proa rumbo a un Uruguay Socialista como parte de la lucha por el socialismo a nivel mundial.

En respuesta a dicha nota, el dirigente Héctor Morales, de la Coordinadora de Jubilados y Pensionistas del Uruguay, nos responde diciendo que: “(…) ya está construido el partido de la izquierda antiimperialista, anti latifundista y anticapitalista”, y que ese partido “es la Unidad Popular, compañeros de IST, los invitamos a sumarse a nuestra UP”.

Varios acuerdos importantes

Primero que nada queremos agradecer al compañero Morales su respuesta y su invitación, la cual consideramos muy valiosa, pues viene de un reconocido dirigente de los jubilados. En segundo lugar, reconocer en él, a varios dirigentes que hoy integran la UP, la valentía y el paso adelante que significó el haber roto con el Frente Amplio y denunciarlo como lo que es: un gobierno al servicio de los patrones y el imperialismo.

Por otra parte, son varias las coincidencias en distintos puntos programáticos los cuales compartimos plenamente, como el no pago de la deuda externa, la nacionalización de la banca, la necesidad de un sistema de salud único, estatal y gratuito, la reforma agraria, el retiro inmediato de las tropas de Haití, la derogación de las AFAPs, la lucha contra la privatización del Estado, entre otras cosas. Partiendo de esos acuerdos, en 2009 llamamos a votar por la Asamblea Popular -aunque no formamos parte orgánica- , y participamos además de varios de sus actos, a pesar de mantener varias diferencias importantes. El objetivo de este artículo es abrir el debate sobre alguna de esas diferencias, que nos hace no formar parte de la UP, y que queremos discutir en forma fraternal, con todos los militantes y activistas.

El debate sobre el tipo de partido que debemos construir se torna fundamental luego de observar la experiencia del Frente Amplio en nuestro país. El fracaso del FA para los trabajadores, es el fracaso de una estrategia de tejer alianzas permanentes a nivel político entre los trabajadores y los patrones supuestamente progresistas. Esta es una discusión vieja en la izquierda mundial, y por supuesto en la izquierda uruguaya no es la excepción. A cien años del aniversario de la Revolución de Octubre, esta polémica continúa entre los distintos sectores que nos reivindicamos de la izquierda revolucionaria.

Una diferencia profunda: ¿qué tipo de partido necesitamos los explotados?

Si bien en nuestro país los dirigentes de la UP critican correctamente al Frente Amplio, no tienen la misma visión acerca de gobiernos como el de Maduro en Venezuela, el de Evo en Bolivia, o el de Correa en Ecuador. Es decir, que mientras denuncian a los “progresistas locales”, aplauden a los progresistas internacionales. Sin embargo, esos gobiernos “progresistas” a los que la UP reivindica, se han cansado de elogiar a los gobiernos de Tabaré Vázquez y José Mujica (tanto Chávez, Morales y Correa, siempre consideraron “aliados” al gobierno del FA ). ¿No resulta esto a los compañeros, al menos como algo bastante incoherente?

Tomaremos el ejemplo más emblemático, que es el apoyo que la UP hacía antes a Chávez, y ahora a Maduro. Gobiernos que llegaron a autoproclamarse como “socialistas” e incluso “revolucionarios”, y que no solo la UP, sino la inmensa mayoría de la “izquierda oficial”, también así los cataloga.

El gobierno venezolano, más allá de su discurso, es un gobierno nacionalista-burgués. Esto quiere decir, en forma breve, que es un gobierno que representa a una parte importante de las patronales nacionales, que se apoya en el movimiento de masas para poder negociar mejor con el imperialismo, todo en beneficio de su propia burguesía. Gobiernos de este tipo ya los hemos visto varias veces en la historia, así fueron, por ejemplo, los gobiernos de Perón en la Argentina o de Lázaro Cárdenas en México. La diferencia, es que los gobiernos del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), incorporaron la retórica “socialista” a su discurso.

El gobierno venezolano desarrolló todo un nuevo sector burgués, conocido como la “boliburguesía”, grupos económicos compuestos centralmente por empresarios, militares y banqueros, que se enriquecieron durante los gobiernos de Chávez y ahora de Maduro. El economista de izquierda, periodista e historiador Domingo Alberto Rangel, señalaba la existencia de tres grandes grupos económicos. Uno de ellos, y el más fuerte, gira en torno a Diosdado Cabello y Rafael Sarría, ambos militares retirados. Las propiedades de ese grupo incluirían bancos, varias plantas industriales y participación como accionistas en empresas de servicios. Posiblemente, después del grupo Polar, es el primer imperio financiero del país. Por otra parte, también son conocidas las represiones de los gobiernos del PSUV contra los trabajadores que luchan. Una de las más emblemáticas, fue contra los trabajadores de Sidor (Siderúrgica del Orinoco), Rederick Leiva y Heberto Leinys Quijada Bastardo, a los cuales encerraron en la cárcel por protestar.

Por otra parte, más allá de algunos roces momentáneos y algunos discursos confrontativos con EEUU, fue el propio Chávez quien dijo en 2012 que si el fuera estadounidense, votaría por Obama. Y más recientemente, Nicolás Maduro declaró acerca de Trump: “Hay que esperar. Sobre el presidente Donald Trump los grandes medios internacionales han especulado mucho y nos sorprende la campaña de odio que hay contra él, brutal, en el mundo occidental y en EEUU”. Ni una denuncia sobre el racismo, la xenofobia y el machismo de Trump, solo un infame embellecimiento del imperialismo.

Las consecuencias de este apoyo

El diputado de la UP en el parlamento, Eduardo Rubio, llegó a darle el voto que le faltaba al Frente Amplio para que no se investigase a la empresa Aire Fresco (vinculada al MPP, sector al cual aportó dinero para la campaña electoral), y donde existen como mínimo indicios bastante fuertes, de que dicha empresa se beneficiaba en la intermediación de las exportaciones de productos uruguayos hacia Venezuela mediante el cobro de comisiones. Rubio y la dirección de la Unidad Popular, prefirieron ayudar con su voto al FA para no investigar esta muy probable corrupción, en nombre de “la defensa de Venezuela”.

Profundicemos el debate

Desde IST queremos profundizar este debate con todos los militantes de la UP, y con todos los activistas, mientras participamos codo a codo, juntos, en cada lucha. Pues consideramos que la construcción del partido, de la herramienta política de los explotados, es una tarea urgente para terminar con este podrido sistema capitalista. Abrimos nuestra prensa y nuestra web para polemizar en forma pública y fraternal, con todos los interesados en dar este debate, para que los jóvenes militantes y activistas puedan sacar sus conclusiones y opiniones propias.

1) http://www.ist.uy/node/257

(2) http://litci.org/es/mundo/latinoamerica/venezuela/la-boliburguesia-un-nuevo-sector-burgues/

 

Izquierda Socialista de los Trabajadores

Artículo publicado en Rebelión nº36