…Son sus ganancias o nuestras vidas

Latinoamérica pasó a ser el centro de la pandemia del covid-19. En Brasil el gobierno impune y genocida de Bolsonaro ha dejado morir a 100 mil personas, en Argentina los fallecidos suman 3650 personas y en nuestro país ya murieron 36.

A primera vista pareciera que Uruguay, como titularon muchos medios de prensa en el mundo, es un “oasis”, y el gobierno derechista de Lacalle hasta hace unas semanas se mostraba orgulloso por esos elogios. Sin embargo, los casos de covid-19 y las muertes comenzaron a aumentar, con varios focos en las mutualistas privadas, sumando más de 1290 contagios totales desde que se detectó el primer caso en nuestro país.

Verdades a medias: grandes mentiras

La cifra de contagios y muertes en Uruguay se muestra pequeña mirando a nuestros vecinos fronterizos cuyas cifras nos impactan, pero hay datos que nos ocultan en las comparaciones. Brasil tiene una población de 210 millones de habitantes y la de Argentina llega a 41 millones. En Uruguay somos 3,5 millones de personas en todo el país.

Algunos especialistas estiman que deberíamos comparar lugares donde la población y densidad de habitantes tengan algo en común. Utilizando esos parámetros podríamos ver que Córdoba, en Argentina, que tiene 3,8 millones de habitantes, ha tenido 47 muertes por covid-19 y 2057 casos desde que comenzó la pandemia y en Santa Fe, que tiene 3,5 millones de personas, hay 1300 casos y han muerto 16 personas a causa del covid-19. (1) Los números en Uruguay, al momento de escribir esta nota, se sitúan en 35 muertos y cerca de 1200 casos desde que comenzó la pandemia. No somos ninguna isla y menos un ejemplo.

El gobierno eligió mantener encendidos los “motores de la economía capitalista”

Los gobiernos del mundo y el de Lacalle Pou en nuestro país, a pesar de que la pandemia avanza y aún la posible vacuna llevará un tiempo más en desarrollarse, han decidido de todas maneras y en forma acelerada abrir todos los sectores de la industria, el comercio, parte del turismo con la apertura de las termas, las escuelas, seguirán con el fútbol, los teatros, etc.

Su argumento y el de las patronales es que si se paraliza la economía no hay ganancias o son menores para los grandes empresarios. Su discurso para convencernos de que estas medidas son las correctas se funda principalmente en que existen 500 mil trabajadores sin ningún tipo de cobertura social, 200 mil obreras y obreros en seguro de paro, más de 100 mil despidos y muchas personas que viven del día a día. Apoyados en esos datos, han convencido a un sector de la población que la elección es morirnos decenas o centenas de Covid-19 o morirnos de hambre.

¿A quiénes afecta más la pandemia?                                                                                                       ¿La única elección que tenemos es la que nos dice el gobierno?

Lo primero a decir es que las muertes y enfermedades por coronavirus afectan en forma más drástica a las personas más humildes, a los trabajadores y a los jubilados. Los sectores humildes no tienen una vivienda digna, no tienen como calefaccionar o viven hacinados en una habitación; muchos en calles de barro y algunas familias, como por ejemplo en el Cerro, hasta sin agua potable.

A los trabajadores se nos obliga a viajar como ganado en los ómnibus y los patrones no quieren poner todas las unidades a circular argumentando que “pierden plata”. Dentro de las unidades de transporte no existe la distancia recomendada por el MSP (2 metros) para no contagiarnos. Pero a las patronales no les interesa nuestra vida, solo su ganancia. El gobierno incluso les entrega millones dólares por sus “pérdidas”, pero seguimos viajando muy mal.

En las fábricas sucede lo mismo, como por ejemplo en la industria frigorífica, donde al no modificar en nada la cadena de producción tampoco se respetan las distancias. Esto se agrava en casos como el de la multinacional Minerva que cierra plantas concentrando su producción en uno de sus tres frigoríficos.

En los grandes supermercados la eliminación de cajeras aglomeró más clientes dentro de las grandes superficies, ayudando a la aparición de casos de Covid-19. Frente a los casos positivos las patronales no quieren cerrar, exponiendo a trabajadores y clientes, y negándose a pagar los test a sus trabajadores. Como vemos, lo que prima en todo es la ganancia para los capitalistas.

Los jubilados, con sus miserables pensiones que ya apenas cubrían los gastos en medicamentos y comida, ahora con la enorme suba de precios ven su situación agravada. Ni que hablar de aquellos abuelos que viven en asilos y casas de salud privadas, donde fuimos testigos de las denuncias por la forma humillante en que viven, la falta higiene, locales hacinados y sin habilitación. Y de esta situación nada cambió: los dueños siguen lucrando con las vidas humanas y el gobierno mira para otro lado. Sumado a este triste panorama existen más de 2500 personas que viven en calle, las camas de refugios no alcanzan y ya no solo están expuestos al coronavirus sino a las muertes por frío.

¿La vida o la economía de los capitalistas?

El gobierno de Lacalle Pou, al cual la dirigencia del Frente Amplio elogió por su actuación frente al covid-19, han hecho su elección de a quien ayudar. El gobierno de derecha se colocó del lado de los capitalistas y les brinda mucho dinero a los empresarios, millones de dólares, para que sus empresas no quiebren, 5 mil pesos por cada trabajador que hagan volver del seguro de paro, más otros beneficios y exoneración de impuestos.

Para los trabajadores sigue la rutina de ir a trabajar hacinados en el transporte público que está en manos privadas, exponiéndonos más al contagio, y el camino es seguir retomando de forma irresponsable todas las actividades. Para sostener esta “nueva normalidad” utilizan frases populares: “no se puede negar a la gente que salga a ganarse el mango”.

Existe otra elección para preservar la vida y la salud de los trabajadores

Los gobiernos capitalistas y quienes sacan grandes beneficios esconden que hay otra opción. Uruguay, por ejemplo, produce alimentos para 30 millones de personas, o sea que, produciendo para 10 millones, la tercera parte, nadie debería pasar hambre y sobraría comida. El resto de la población podría hacer cuarentena hasta que exista una vacuna segura (una medida utilizada en la Edad Media y que por responsabilidad de los capitalistas de no invertir en salud e investigación hay que volver a utilizar) y disminuir de esa manera enormemente las muertes y contagios.

Un programa de los trabajadores frente a la pandemia

Los grandes empresarios, con el apoyo del gobierno, han decidido despedir a más de 100 mil obreras y obreros y enviar a 200 mil al seguro de paro. Ahora en vez de ser los patrones quienes pagan el sueldo, es el Estado. Aprovechando la pandemia las patronales especulan, suben los precios de alimentos, los laboratorios se llenan de dólares, la salud se convierte en un enorme negocio y todo se vuelve lucro y ganancia a costa de nuestras vidas.

Por eso las obreras y obreros debemos contraponer una salida donde la crisis que ellos generaron no la paguemos más los que vivimos de un salario, ni los jubilados, ni los más humildes. Estas son las medidas a llevar adelante con una gran lucha unificada.

  • Industria: reintegro inmediato de los despedidos y quienes están en seguro de paro. Reducción del horario de trabajo a 4 horas o menos, sin reducir el salario ni aumentar los ritmos de producción. Trabajo para todos, reconversión de la cadena de producción para mantener las distancias necesarias en la pandemia y brindar gratis todos los elementos de protección.

 

  • Frente a cualquier especulación criminal y para defender las vidas trabajadoras, se impondrá a toda empresa que suspenda, envíe trabajadores al seguro de paro o despida, la Estatización y ponerla a producir bajo control de sus trabajadores. Esta medida se tomará sin pagar nada a los patrones.

 

  • Sacar todas las unidades de transporte a la calle y agregar más coches en las horas pico, obligando a las grandes patronales a contratar ómnibus gratuitos para sus trabajadores. Las compañías de ómnibus, hoy en manos privadas, que nos obligan a viajar hacinados despiden a sus trabajadores y les rebajan el salario deben pasar de inmediato al Estado o las Intendencias, poniéndolas a funcionar bajo el control de sus trabajadores y usuarios. Serán ellos que determinarán las frecuencias y la cantidad máxima de pasajeros por unidad.

 

  • Toda la salud debe ser pública, no puede haber salud especulando para sacar ganancias. Pase de toda la salud privada que lucra con nuestras vidas al Estado bajo control de los enfermeros, médicos y usuarios. Test gratuitos y masivos en asentamientos, a los trabajadores y jubilados.

 

  • En esta emergencia deberá entregarse también a todos los sectores sin cobertura social un Renta Básica de media canasta familiar (46 mil pesos) para sostener a sus familias. Debe haber créditos sin intereses para los pequeños negocios o chacras, cuyas frutas y verduras deben ser destinadas al consumo interno, los comedores públicos, escuelas y hospitales.

 

  • No puede haber personas viviendo en calle y miles de viviendas cerradas y vacías en manos de los grandes propietarios e inmobiliarias. Que se abran todos los hoteles como forma urgente para alojar personas. Basta de desalojos en plena pandemia. Expropiación a las grandes inmobiliarias de las viviendas y los edificios vacíos con los cuales especulan mientras las personas son obligadas a vivir en asentamientos y casitas precarias por no poder pagar un alquiler.

 

  • La pandemia también ha elevado otra enorme lacra de este sistema social: el machismo. El confinamiento en los hogares por la pandemia y los despidos ha elevado la violencia contra la mujer mientras el gobierno recorta presupuesto y destina migajas para este tema. Frente a cada denuncia de agresión, sea esta física o psicológica, se debe ofrecer el traslado a edificios de apartamentos dignos, donde se puedan alojar mujeres incluso con niños, y estén destinados a prestar ayuda real. En esos lugares deberá haber médicos, psicólogos y asistentes sociales las 24 horas. A las mujeres que deben estar allí se les deberá brindar una renta básica sino tienen o no pueden concurrir al trabajo.

 

  • Ante los robos y el aumento de la violencia: fuera la policía y militares de los barrios que violan los Derechos Humanos como lo denunció el IDDH, donde terminan castigando y reprimiendo a trabajadores y pobres. Elección del comisario por voto en las elecciones, revocable en cualquier momento por asambleas barriales. Autoorganización con asambleas en los barrios obreros y populares que definan cómo organizar el barrio y defenderse.

 

  • No a la rebaja salarial. No al diálogo social con los patrones y el gobierno de derecha. Ante la descomunal suba de los precios, aumento salarial de emergencia. El salario mínimo y las jubilaciones no podrán ser inferiores a media canasta familiar.

 

  • Por una Plan de Obras Públicas donde se construyan hospitales, liceos y escuelas públicas. Presupuesto necesario para Educación, Salud e Investigación.

 

  • Dinero hay de sobra. Basta de entregarlo a los grandes patrones; basta de salvar de la quiebra a los más ricos. No pago de la fraudulenta deuda externa en medio de la pandemia y el desempleo. Basta de Zonas Francas donde las grandes multinacionales no pagan impuestos. Impuestos progresivos al gran capital.

Para llevar adelante este programa mínimo es necesario organizar desde abajo una enorme lucha unificada. Si los trabajadores no queremos estar cada vez más sumergidos y si queremos detener la violencia y defender nuestras vidas, debemos unificar todos los conflictos, la lucha de los desocupados, la de los barrios y estudiantes en una sola pelea. Es necesario la organización desde la base por fábricas, oficinas, barrios obreros, liceos y UTUs. O son sus ganancias o nuestras vidas.

En este camino de lucha es necesario imponer un gobierno de los trabajadores que instale un Estado Obrero camino a una Federación Socialista en Latinoamérica que se apoye en la lucha y la democracia obrera poniendo rumbo al socialismo a nivel mundial.

Para esta tarea es necesario construir una organización revolucionaria e internacionalista. Queremos charlar con los trabajadores, los representantes honestos y luchadores de los comités de fábrica, los desocupados, las mujeres obreras y de los barrios populares y los jubilados. Es necesario para avanzar en estas propuestas la construcción de un partido revolucionario y una Internacional. Desde la IST y la Liga Internacional de los Trabajadores queremos que integres nuestras filas en esa construcción, donde los que dirijan la organización sean los más destacados luchadores de la clase obrera.

3/08/2020

Fuente

1) https://www.lanacion.com.ar/sociedad/en-detalle-infectados-fallecidos-coronavirus-argentina-nid2350330#/