La aprobación en primer turno de la PEC [Proyecto de Enmienda Constitucional] 241 por la Cámara de Diputados, el 10 de octubre, desató una enorme reacción en parte del movimiento y puso a la orden del día la necesidad y la posibilidad de la huelga general para derrotar las reformas de Temer y del Congreso corrupto.

Por: Opinião Socialista, prensa del PSTU, sección de la LITCI en Brasil | www.PSTU.org.br

La disposición de lucha de los trabajadores y de la juventud es grande, y la expectativa en torno a la unificación y la construcción de la huelga general es aún mayor. Resta saber si las centrales sindicales estarán a la altura de esta tarea y si serán capaces de marcar una fecha unificada y definir una pauta común para hacer la huelga general y derrotar las reformas.

El gobierno Temer quiere arrojar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y de la juventud para beneficiar a banqueros y empresarios. Para eso, encamina una serie de medidas de ataques a los derechos y conquistas sociales que, de ser aprobadas, traerán pérdidas y perjuicios enormes para los trabajadores, para el pueblo pobre y para la soberanía del Brasil.

La enmienda constitucional del techo de los gastos (PEC 241) representará un corte brutal de los gastos sociales, sobre todo en las áreas de salud y educación, así como reducción del reajuste de la Previsión y del salario mínimo. Ya el Proyecto de Ley 257, encaminado al Congreso aún por el gobierno Dilma, también impone, por 20 años, serios perjuicios a los servidores públicos comenzando por la prohibición de aumento de los vencimientos y elevación de la contribución previsional.

La Medida Provisoria de la Reforma de Enseñanza Media es otro ataque del gobierno Temer. Y después vendrán las reformas de la Previsión y laboral, estableciendo como edad mínima para la jubilación 65 años e imponiendo la flexibilización de los derechos laborales. Como los ataques son durísimos, el gobierno y el Congreso corren para aprobar todo lo más rápido posible y hacen campaña para engañar a la población.

Los trabajadores y la juventud pueden impedir estos ataques porque no solo no están derrotados como han demostrado gran disposición de lucha. Basta ver las manifestaciones y paralizaciones de los sectores públicos, la huelga de los bancarios, la paralización nacional de los metalúrgicos el último 29 de setiembre, las huelgas, ocupaciones de escuelas e innumerables movilizaciones que ocurren en todo el país.

Es preciso, sin embargo, explicar en la base el significado de cada uno de estos ataques y organizar la huelga general para derrotarlos. Es posible derrotar esas reformas y todo el ajuste neoliberal, pero para eso es preciso que las centrales sindicales convoquen a la huelga general en torno de una fecha unitaria y una pauta común.

El 17 de octubre, las centrales realizaron una primera discusión. Una nueva reunión fue estipulada para los próximos días. La CSP-Conlutas propone que es necesario que de esta reunión salga una fecha y una pauta unificada para la huelga general. No basta hablar de huelga general. Es preciso actuar en la práctica de manera sincera y construirla. Lanzar fechas sin conversar con todas las entidades es una actitud contraria a la existencia de una verdadera paralización nacional con manifestaciones. El lanzamiento de innumerables fechas para acciones generales, convocadas de modo unilateral y de manera burocrática, solo dificulta la construcción de la unidad y contribuye a agotar el movimiento.

Vamos a unir a toda la clase trabajadora en una gran huelga general y derrotar las reformas de la previsión y laboral, la PEC 241, y defender nuestros derechos, empleo, salud, educación y vivienda.

Los ricos son los que deben pagar por la crisis

El gobierno dice que es preciso hacer estas reformas para cortar gastos y economizar porque el país no tiene dinero. Lo que el gobierno no dice es que está proponiendo cortar gastos con los pobres para darles más dinero a los ricos. Temer no dice que, hoy, 42% de todo lo que se recauda en el Brasil va al bolsillo de los banqueros, con el pago de la deuda pública. El gobierno no dice, tampoco, que la “bolsa empresario”, o sea, los millonarios subsidios del gobierno a las grandes empresas, se mantiene y es mucho mayor que los gastos con el Bolsa Familia, por ejemplo. No dice, tampoco, que son mandados fuera del país, en la forma de remesas de lucros de bancos internacionales y multinacionales, miles de millones de reales sobre los cuales ni siquiera se cobran impuestos. Solo en 2014 y 2015 fueron enviados fuera U$S 52.000 millones.

Y, como si todo eso no bastase, Temer dice que el país está sin dinero, pero acaba de ofrecer U$S 10.000 millones al FMI, organismo que obliga a los países a sacarles el cuero a sus trabajadores para darle dinero a los banqueros internacionales. Los trabajadores no deben pagar por la crisis. Que sean los ricos los que paguen por ella. ¡Fuera Temer, fuera todos ellos! Que los trabajadores gobiernen apoyados en Consejos Populares.

Traducción: Natalia Estrada.

Editorial Opinião Socialista n.° 527, 20 de octubre de 2016.-