Vientos de denuncia, y la necesidad de una revolución.
Opinión por Lorena
Angela Davis es una mujer estadounidense, luchadora, negra, antirracista, feminista, que se declara comunista. Estuvo vinculada al movimiento Panteras Negras y sufrió la cárcel por falsas acusaciones. Recientemente estuvo en nuestro país, venía desde Brasil donde, entre otras cosas, se sumó al reclamo de justicia por el asesinato de Marilee Franco.
Aquí realizó dos actividades una en el Teatro Solís y otra en la explanada de la Universidad, acto abierto en el que se le otorgó el Título Doctora Honoris Causa (título honorífico que da una universidad a personas eminentes). Los medios de comunicación de la derecha rancia simplemente la ignoraron, mientras que la “izquierda” en sus notas y publicaciones sólo reprodujo algunos de los elogios y la reivindicación de leyes importantes como la del aborto, el matrimonio igualitario, la legalización de la marihuana. En una entrevista afirmó también que por los años 70 simpatizaba con el MLN «en ese momento yo apoyaba a los Tupamaros y su esfuerzo por hacer una revolución uruguaya».
Pero ¿qué cosas escondió, omitió o sacó de forma recortada la prensa y los medios? Primero que nada su fuerte denuncia al gobierno de los Estados Unidos y al ultraderechista de Trump. Su firme apoyo al pueblo Palestino y a la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra Israel, motivo por el cual se reunió con el Comité de Palestina en Uruguay, luego que los compañeros debieran soportar innumerables filtros de parte de quienes manejaban la agenda de Davis en nuestro país.
La defensa de los inmigrantes
“El actual ocupante de la Casa Blanca ha basado su táctica en persuadir a un amplio sector de la población de que existe una amenaza para Estados Unidos por las personas que intentan migrar al país”. Pero esos inmigrantes “son personas que están huyendo de condiciones económicas generadas específicamente por corporaciones estadounidenses, por crisis que han generado violencia”.
“También son mujeres que huyen de situaciones de femicidios. No son delincuentes, como nos quiere hacer creer el ocupante de la Casa Blanca”, agregó.
Y denunció al capitalismo afirmando “Las corporaciones migran, el capital migra, pero cuando las personas empiezan a migrar son llamadas “ilegales””. Davis llamó a la solidaridad con quienes “se ven obligados a emigrar para construir una mejor vida”, y convocó a “ir a las fronteras y darles la bienvenida”.
La denuncia de las Cárceles
Pero no fue solo eso. Denunció al sistema carcelario con estas palabras “si quieren saber a quiénes se excluye, a quienes se les niegan derechos y libertades en cualquier sociedad, visiten una cárcel”. “Las cárceles nos muestran la evidencia dramática de la exclusión estructural” y “la dimensión operativa del racismo estructural”, afirmó que tras los barrotes carcelarios “notarán en Australia una cantidad desproporcionada de integrantes de pueblos originarios, en Europa verán africanos o árabes, y en América Latina verán personas negras e indígenas”.
La esclavitud
Angela Davis recordó que en la época de la esclavitud, a los esclavos no se les permitía aprender a leer y escribir, y quienes les enseñaban eran castigados. En esa época se decía que el alfabeto era abolicionista y que si los esclavos aprendían a leer y a escribir empezaría el proceso para romper las cadenas. Los esclavos sabían que para liberarse era necesaria la educación. En ese marco, destacó el rol que cumplieron las mujeres para difundir la educación. Dijo que las mujeres negras reunían a niñas, niños y hombres en lo que llamaban “escuelas de medianoche”, luego de que los esclavistas se iban a dormir, para enseñarles a leer y escribir. “La pasión por la educación mantuvo viva la pasión por la libertad. Y la pasión por la libertad mantuvo vivo el deseo por educarse”.
Pero recalcó que, más allá de la abolición de la esclavitud, no se logró disminuir la desigualdad en todas las áreas que experimentan las personas negras. “Las escuelas, la Policía, las cárceles, el sistema de salud, el empleo, la vivienda, entre otras, son instituciones en las que podemos encontrar las estructuras del racismo. Este racismo estructural está tan profundamente arraigado, que se asume que los niños negros son menos inteligentes que los blancos, y es más probable que una persona negra sea arrestada, aun si los policías que la arrestan son negros. Es más probable encontrar personas negras en las cárceles, es menos probable que tengan una buena cobertura en salud, reciben menos salarios y siempre han tenido y siempre van a tener viviendas precarias. Todo esto es el racismo estructural, y no importa cuánto las sociedades intentan cambiar su visión sobre las personas negras: si se mantienen intactas estas estructuras, el racismo sigue jugando en la sociedad”
Angela resaltó que estas democracias “tienen grandes fallas”, porque “si bien se promueve un discurso de igualdad, justicia y libertad para todos, en la realidad los derechos y las libertades se ven limitadas por cuestiones como la raza, la clase social y el género”. Y cuestionó: “¿Qué quiere decir que países como Estados Unidos, Canadá o Francia sean democráticos cuando la mayoría de las personas negras se mantienen aún en la periferia de esta democracia? Eso no es democracia”.
“Esta lucha continua por la libertad se encuentra exactamente en el corazón de la democracia. Aquellos que han sido sistemáticamente excluidos y marginalizados y que siguen luchando por la libertad en la actualidad constituyen la esperanza de una democracia que no será condicional al capitalismo, al heteropatriarcado o al racismo”, aseguró. En este sentido, dijo que para abolir el racismo no basta con cuestionarlo y con intentar “asimilar personas que han estado marginalizadas”. Se trata más bien, indicó, “de transformar las estructuras mismas de la sociedad”.
Desde IST nos hicimos presentes en el acto de la explanada de la Universidad, contunuando nuestra campaña por la libertad del compañero Daniel Ruiz preso político de Macri. Nosotros acordamos con muchos de los puntos y denuncias que levanta esta gran luchadora y por supuesto que tenemos en otros diferencias que no ocultamos.
Sin embargo su presencia, como lo decíamos en el volante que repartimos en la Universidad, vuelve a poner al rojo vivo la lucha contra el racismo, por la defensa de los inmigrantes, de las minorías LGBTI, por las mujeres trabajadoras pobres “olvidadas por la historia”. También estuvo en su discurso la pelea por los derechos humanos, y sobre todo resaltamos junto con Angela que no se trata de “asimilar personas que han estado marginalizadas” sino de “transformar las estructuras mismas de la sociedad”. Con ello reafirmamos la necesidad de construir una organización, un partido para derribar este sistema capitalista que sostiene todos estos sufrimientos, la explotación, las opresiones y el racismo.
Tomemos sus denuncias y acompañanos a dar una batalla contra todas ellas y vení a formar parte de esta gran lucha revolucionaria y socialista, sabiendo que “la revolución es posible”.