
El “ensayo revolucionario” de la clase obrera uruguaya
Este 2023 se cumplen 50 años de la Huelga General y el Golpe de Estado en nuestro país. Nuestra corriente morenista en Uruguay -en aquella época llamada PRT-, en el trabajo realizado por el compañero hoy fallecido, Jorge Guidobono, denominado “15 días que conmovieron al Uruguay”, caracterizó dicho acontecimiento como el “ensayo revolucionario” de la clase obrera uruguaya.
Trazaba así un paralelismo con la caracterización de los bolcheviques sobre la revolución derrotada de 1905, cuyas enseñanzas asimiladas a fondo por Lenin y Trotsky fueron fundamentales para el triunfo en octubre de 1917. En Uruguay sin embargo, la debilidad del marxismo revolucionario – en la cual, claro está, nos incluimos-, ha hecho que pasados 50 años aún esté pendiente un balance a fondo de dicha experiencia.
Las nuevas generaciones acceden a estos hechos históricos por un lado, por la versión de la burguesía y su teoría de “los dos demonios”, y por el otro, por el relato de la burocracia sindical proveniente del estalinismo y del reformismo vinculados a las direcciones del Partido Comunista y el Frente Amplio, que dan de la huelga general una visión romántica, casi quijotesca.

Sin embargo, fue con la Huelga General que duró 15 días que la clase obrera demostró en los hechos que podía transformarse en el caudillo de todo el pueblo explotado mediante su lucha consecuente por la defensa de las libertades democráticas contra el golpismo, en un país donde, debido a su larga tradición democrática, esta ha tenido históricamente un peso específico muy importante en comparación con otros países dependientes.
Por la dinámica descubierta y expuesta por León Trotsky en la Ley de la Revolución Permanente, esta lucha en defensa de las libertades democráticas encabezada por la clase obrera uruguaya con sus propios métodos, haría que, en ese proceso, el proletariado debiera avanzar de hecho cada vez más contra el Estado capitalista y el imperialismo para poder cumplir cabalmente con ese objetivo democrático, y de esa forma enlazar las tareas democráticas -las cuales la burguesía es ya incapaz de resolver-, con las socialistas.
Pero, para que esta dinámica pudiese desarrollarse de forma favorable para el proletariado, era fundamental la existencia de una dirección revolucionaria, que fue justamente el elemento decisivo que faltó en 1973. En definitiva, toda huelga, al decir de Lenin, entraña la cuestión del poder, de quien manda. “Tras cada huelga asoma la hidra de la revolución” (1). Más que nunca eso estuvo al rojo vivo durante la Huelga General de 1973.
Desde Izquierda Socialista de los Trabajadores a lo largo de los próximos números de nuestra prensa Rebelión, iremos tratando en diferentes notas, diversos aspectos y momentos relacionados a este tema, que esperamos poner en discusión con todos los/as activistas que ven en aquellos hechos no solo cuestiones de interés histórico sino lecciones para el presente y el futuro.
Las nuevas generaciones de luchadores y revolucionarios en nuestro país que queremos terminar con el capitalismo y construir el Socialismo debemos estudiar y sacar las conclusiones pertinentes de la lucha más alta que tuvo nuestra clase obrera.
En esto seguimos también la analogía con 1905, cuando Trotsky planteaba: “El proletariado alcanzó el poder en 1917 gracias a la experiencia de adquirida por sus mayores en 1905. Los jóvenes obreros necesitan poseer esta experiencia, necesitan conocer la historia de 1905.” (2)
Guidobono, en el trabajo que citamos anteriormente, hablaba en realidad del “primer ensayo revolucionario”, dejando entrever que más temprano o más tarde, vendrían nuevos ensayos. Nosotros así también lo creemos, independientemente del tiempo que separe el uno del otro.