La crisis económica, social y política de los años ’60 y ‘70 venía anunciando el fin del mito del Uruguay como “la Suiza de América”. El gobierno de Pacheco Areco y las “medidas prontas de seguridad” con las que gobernó desde 1968, agudizaron aún más la situación, así como el asesinato del estudiante Líber Arce, que fue acompañado al cementerio por decenas de miles de personas.

Escrito por Mónica

Así se llegó a 1973, cuando el presidente electo, Juan María Bordaberry, clausuró el parlamento y convocó a las cúpulas militares en su apoyo. En la cúpula de la Marina hubo voces de oposición, pero fueron rápidamente derrotadas.

Fue entonces que la dictadura apuntó directo al corazón de donde ya venían las grandes y heroicas luchas callejeras de los años ’60: atacó violentamente a la clase obrera y a las organizaciones estudiantiles, barriales, democráticas.

Así había sido unos años antes en Brasil (1964), unos meses después fue en Chile con la derrota de Allende y la instauración de la dictadura de Pinochet (setiembre 1973) y más tarde en Argentina con la Junta Militar a cuyo frente estuvo el general Videla (Marzo 1976).

En nuestro país, 1973 fue el comienzo de 12 años del más brutal terrorismo de estado, a través de los allanamientos, detenciones, torturas y violaciones y los más de 200 militantes aun desaparecidos por quienes salimos a exigir “Verdad y Justicia”. Así como seguiremos exigiendo “Castigo y cárcel común” para los represores y “Apertura de todos los archivos de la dictadura”. Por eso fracasaron los intentos tanto de Seregni y Tabaré Vázquez, como los que aun reiteran Sanguinetti y la Iglesia católica para “dar vuelta la página”. Las heridas fueron muy profundas y aun duelen. Y cada año, junto a las y los trabajadores, más jóvenes se suman a esta lucha dándole nuevo empuje.

EL 27 de junio de 1973 comenzó la heroica huelga general de 15 días

Para mediados de los ‘70, la crisis económica y política llevó al imperialismo yanqui a recrudecer el saqueo de los países latinoamericanos, incluido el nuestro. Se trataba de reorganizar el capitalismo bajo nuevas pautas dictadas por el FMI y el BID, lo que hoy se conoce como neoliberalismo.

Por eso, la dictadura –además de su política de avasallamiento de todos los derechos democráticos- atacó duramente a la clase obrera con el fin de que pagara la crisis aceptando una rebaja salarial y la pérdida de muchas conquistas, que le habían costado inmensos sacrificios y luchas en años anteriores.

La dirección de la CNT, presionada por las bases en lucha, había votado unos años atrás que, en caso de golpe de estado, se iría a la huelga general. Muchas veces, la cúpula sindical usaba el argumento del “golpe” para desmovilizar. Esta vez no pudo. Este 27 de junio de 1973 fue distinto.

Como lo relata un dirigente de nuestro grupo que falleció en el exilio, Jorge Guidobono en su trabajo “15 días que conmovieron al Uruguay”:

La clase obrera dirigió la lucha en defensa de los derechos democráticos garantizados en la constitución burguesa, pero llevó adelante ese combate con sus propios métodos de lucha: la huelga general y la ocupación de las fábricas. Se transformó así en el caudillo de una lucha popular y democrática, de la cual ella constituía la fuerza motriz.” (…..)

En 1973 no sólo murió el viejo Uruguay; la primera crisis revolucionaria demostró que el sepulturero del Uruguay capitalista se prepara: la clase obrera hizo su primer gran experiencia política y pasó a su mayoría de edad, haciéndose cualitativamente superior. La desmoralización, los despidos, etc., aun siendo muy importantes, no eliminan este hecho capital: lo que políticamente aprendió la clase obrera durante la huelga, lo volcará no bien comience a superar el retroceso en que la colocó su derrota.”

 

NOTA: “15 días que conmovieron al Uruguay”, Jorge Guidobono.

Pedilo a los compañeros de IST.