Cuanto más se profundiza la decadencia capitalista, más sufren las mujeres con el aumento de la violencia y los feminicidios. Lejos de poner fin a la desigualdad de género y el machismo, este sistema de discriminación en la explotación condena las mujeres trabajadoras a una vida de miseria y hambre y también de violencias múltiples: agresiones, violaciones, falta de derechos, feminicidios y transfeminicidios.
Por LIT-CI
Una en cada tres mujeres en todo el mundo ya experimentó directamente la violencia machista. Cada 11 minutos, una mujer es asesinada por su pareja o un miembro de su familia, casi siempre en su propia casa, donde debería estar más segura. Los casamientos forzados se multiplican con las guerras y el cambio climático. Las redes de trata humana para explotación sexual no paran de crecer.
Las principales afectadas son mujeres y niñas, (2 de 3 personas forzadas a casarse y el 71% de las víctimas de trata es mujer). Y si no bastara con todas estas violencias, muchas mujeres aún tienen que convivir con la perdida de padres, maridos e hijos por las guerras, el racismo y/o la LGBTIfobia. Mientras ese sistema siga existiendo, ninguna de nosotras tendrá paz.
Si los gobiernos burgueses de derecha y ultraderecha golpean especialmente a los sectores más oprimidos de nuestra clase, los gobiernos de conciliación de clases, llamados “progresistas”, tampoco hacen mucho para mejorar nuestras condiciones de vida. Todos ellos son incapaces de acabar con la violencia a las mujeres porque a pesar de sus leyes y su maquinaria judicial y carcelaria, gobiernan para la burguesía, que necesita reproducir la opresión y el machismo para seguir dividiendo a la clase y superexplotando a las mujeres trabajadoras.
Por todo ello, este 25N tenemos que seguir incorporando con fuerza nuestra denuncia y exigencias a esos gobiernos, llamando a la organización y la lucha con independencia de clase del conjunto de la clase obrera y la juventud, contra todas las opresiones.
¡Paremos el genocidio en Gaza! ¡Mujeres trabajadoras con la resistencia palestina, adelante!
El aumento de los conflictos bélicos en el mundo incrementa las penalidades y sufrimientos de las mujeres trabajadoras y pobres. Este año volvemos a salir a las calles en apoyo de aquellas que en la pelea por mayores cotas de igualdad y contra la violencia machista, enfrentan dictaduras feroces o son parte de la resistencia en las luchas de liberación nacional de sus pueblos, como es el caso de las mujeres en Ucrania y Palestina. En este 25N, día internacional contra toda violencia machista, nuestra lucha se tiñe con los colores de la bandera palestina para exigir el fin del genocidio israelí al pueblo palestino. No imaginamos peor violencia contra las mujeres que bombardear a sus hijos e hijas, sacarlas de sus casas, destruir sus vidas.
No es una guerra entre Hamás e Israel, sino una limpieza étnica
Pese a la propaganda de los gobiernos, bombardear hospitales, centros de refugiados o matar menores cada diez minutos, no tiene nada que ver con acabar con Hamás, sino con el proyecto sionista de llevar a cabo una limpieza étnica y expulsar a los palestinos y palestinas de la franja de Gaza.
En una masacre, en la que mujeres, menores y personas ancianas están siendo la mayoría de las más de 16.000 personas que se estima han sido asesinadas por los ataques de Israel en el momento de escribir estas líneas, (miles aún bajo los escombros), muchos bebés están muriendo por falta de asistencia médica y 50.000 mujeres embarazadas malviven sin suficiente comida ni agua potable con la posibilidad de dar a luz en el suelo, sin acceso a suministros básicos, ni a personal sanitario que les ayude. El personal de salud está teniendo que realizar cesáreas sin anestesia ¡Es un crimen de guerra!
Israel no es ninguna democracia con igualdad sino un régimen racista y de apartheid social, que golpea especialmente a las mujeres
Israel es un enclave colonial militar construido con la sangre de un pueblo colonizado y alimentado por potencias imperialistas, para defender sus intereses en territorios estratégicos. La campaña que lleva a cabo desde hace más de una década Israel, para presentarse como LGTBIfriendly y un ejemplo de igualdad por la presencia de mujeres en las Fuerzas Armadas Israelíes, es falsa e hipócrita.
Es imposible enumerar todas las formas de violencia que sufren las mujeres y niñas palestinas bajo la ocupación militar israelí y sus políticas de exclusión. Tanto en Gaza como en Cisjordania, suelen ser detenidas en retenes y redadas nocturnas, pasando varios días o meses encarceladas. Muchas son víctimas de abuso sexual, además de golpes y torturas.
Las mujeres palestinas enfrentan una enorme carga en el cuidado y mantenimiento de sus familias ante las condiciones de vida extremas en este territorio, y deben lidiar con una mayor responsabilidad vinculada al trabajo no remunerado y las tareas domésticas, lo que aumenta el riesgo de sufrir violencia machista.
Sufren ataques violentos por parte de colonos israelís, viviendo en alerta constante ante el temor de ver destruidos sus hogares, sufrir un desplazamiento forzoso o que sus familiares sean arrestados, heridos o muertos. Igualmente, su derecho a la salud se ve afectado por las consecuencias de la ocupación y las políticas de bloqueo que sufren desde hace años. En su intento de control sobre el pueblo palestino, el régimen sionista refuerza las estructuras familiares conservadoras y machistas.
Las mujeres palestinas son parte de la resistencia
Pero las mujeres palestinas no son sólo víctimas del conflicto, sino que históricamente son protagonistas muy activas, en la lucha de liberación nacional de su pueblo.
A finales del siglo XIX participaban ya en la resistencia contra los otomanos para defender sus tierras, como campesinas despojadas de las tierras en las que trabajaban. En 1936 fueron parte activa en la huelga nacional contra el colonialismo británico que favorecía la migración israelí a territorio palestino y desde entonces vienen resistiendo. Muchas se suman cada año a las protestas en el aniversario de la Nakba, que Israel reprime violentamente y en las que reivindican el derecho de retorno de la población refugiada.
Un ejemplo de esta resistencia femenina es la joven Ahed Tamimi, que con sólo 14 años enfrentó a los soldados israelís, con 17 años, fue encarcelada por 8 meses bajo cargos falsos y volvió a ser detenida ahora porque ella es un símbolo de la lucha palestina. Pero hay más ejemplos de mujeres que lideran esta resistencia dentro y fuera de Palestina, en la diáspora.
En su lucha de liberación nacional, las palestinas no renuncian a sus propios derechos femeninos. Un ejemplo es el levantamiento que provocó el asesinato machista de la joven Israa Gharave. Miles de mujeres salieron a las calles para exigir justicia para Israa y mejoras en la protección de las víctimas de la violencia machista con leyes paralizadas por el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina. Fruto de la presión popular, las autoridades judiciales acusaron formalmente a tres miembros de la familia de Israa como responsables del crimen. Pero sin duda, hoy, el enemigo mayor que tienen las palestinas y la mayor causa de su opresión es el régimen sionista ¡No habrá paz sin justicia social ni habrá mujeres libres, sin una Palestina libre!
¡Por nuestros derechos democráticos, basta de represión y de islamofobia!
En las masivas movilizaciones en apoyo al pueblo palestino en Europa y EEUU, muchas mujeres migrantes de primera, segunda y tercera generación de Medio Oriente o el Magreb, Asia y África, sienten como propia la causa palestina. La criminalización de la solidaridad con Palestina de los gobiernos imperialistas, es la continuidad de sus políticas racistas e islamofóbicas, que impiden a estas mujeres migrantes vivir con dignidad.
Denunciamos el feminismo que condena las acciones de Hamás contra mujeres y menores israelíes como “terroristas”, equiparando la violencia del colonialismo opresor con la violencia del pueblo oprimido en su lucha de liberación. Denunciamos a mujeres como Ursula Von Der Layen, presidenta de la Comisión Europea y todas las ministras de gobiernos imperialistas, que defienden al Estado de Israel, como cómplices del genocidio sionista. Denunciamos la propaganda islamofóbica que vende Occidente, en la que la mujer musulmana aparece como una mujer sumisa, inculta, oprimida y tapada con un burka o niqab, a la que hay que rescatar.
Para que las mujeres palestinas tengan paz, libertad e igualdad, la primera tarea es destruir el Estado de Israel.
En este conflicto, las mujeres trabajadoras tenemos un lado. Estamos por la más amplia unidad de acción con todas las organizaciones que en Palestina y fuera de ella, exigen el fin del ataque militar de Israel y apoyan la lucha palestina.
Como socialistas revolucionarias, pensamos que hay que salir a repudiar la falsa solución de los dos estados, de la que vuelven a hablar algunos gobiernos. Una política que solo ha servido en estos años para encubrir el proyecto sionista y que es ahora más inviable que nunca. Una Palestina libre no vendrá ni de la ONU ni de las negociaciones de paz promovidas por los gobiernos, que reconocen la existencia de Israel.
La masacre de Gaza demuestra que no hay ninguna posibilidad de llegar a una solución de dos estados con Israel, cuyo régimen tiene características nazi-fascistas y cuyo objetivo es expulsar a los palestinos a punta de pistola. Defendemos el programa histórico abandonado por la OLP: una Palestina laica, democrática y no racista. Pero no somos pacifistas. Sabemos que para ello, será necesaria la derrota militar de Israel y más aún, su destrucción como Estado, sin la cual será imposible lograr una Palestina libre del río hasta el mar, en la que las mujeres palestinas puedan lograr sus demandas y reivindicaciones.
En esa tarea, estamos por la unidad militar con todas aquellas organizaciones que se proponen la destrucción de Israel. Lograr esto es muy difícil porque Israel es la cuarta potencia militar del planeta. Y cuenta con el apoyo directo del imperialismo norteamericano, así como de los imperialismos europeos.
La destrucción de Israel exige combinar la lucha militar con un levantamiento de las masas trabajadoras árabes en toda la región, en un proceso revolucionario contra la burguesía y sus organizaciones. La historia enseña que es posible derrotar incluso a una potencia imperialista hegemónica, cuando se alían la movilización de masas y la lucha armada. Uno de los ejemplos históricos más recientes fue la guerra de Vietnam donde Estados Unidos fue derrotado en 1975 producto de la heroica resistencia del Vietcong, combinada con las movilizaciones de masas en todo el mundo, sobre todo en EEUU.
Desde la LIT nos unimos al llamado de miles de mujeres en el mundo, llamamos a toda la clase obrera y la juventud a secundar las movilizaciones convocadas el 25N y a salir a la calle para exigir: Por la vida y la dignidad de las mujeres palestinas
- ¡Alto al asedio y genocidio contra Gaza!
- ¡No al régimen sionista de apartheid!¡Basta es basta!
- ¡Exigimos a todos los gobiernos la ruptura de relaciones diplomáticas, comerciales y militares con el Estado asesino sionista y el cierre de sus embajadas en el país!
- ¡Fuera las tropas imperialistas de Medio Oriente!
- ¡Llamamos a la clase trabajadora y a los sindicatos del sector, al sabotaje en la fabricación y envió de armas a Israel!
- ¡Por el apoyo e impulso popular de la campaña Boicot Desinversión y Sanciones (BDS)contra Israel!
- ¡Por la derrota militar de Israel! ¡Por una Palestina libre, laica, democrática y no racista, del río hasta el mar!
- ¡Mujeres palestinas guerreras sin igual, luchando por su pueblo y su libertad!