Los trabajadores de Conaprole se encuentran en conflicto. La Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole (AOEC) reclama principalmente pasar de las 48 a las 44 horas semanales de trabajo, y el pago de una prima por antigüedad. Desde la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), enseguida salieron a decir que no hay margen para aumentar los salarios, y pidieron a los trabajadores “que no tiren de la piola”. La Cámara de Industrias Lácteas afirma que no renovará el convenio salarial del sector si los trabajadores no levantan las medidas.

Escrito por Federico

Wilson Cabrera, presidente de la ANPL (cuya familia posee siete tambos que remiten más de 120 mil litros de leche por día con una facturación mensual que supera el millón de dólares, según comunicó el PIT-CNT), llegó a amenazar con el cierre: “si los trabajadores quieren que cierre la cooperativa, se va a cerrar. Es una decisión de los productores y el directorio de la empresa”, expresó a Radio Carve.

Desde el gobierno, a través de la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, se complementó el discurso de la patronal lechera diciéndole a los trabajadores que “hay que cuidar la fuente de trabajo”.

Así, nos ponen entre la espada y la pared. No podemos luchar por nuestros reclamos porque “hay que cuidar el trabajo”.

Por otra parte, la medida que los trabajadores de Conaprole han tomado hasta ahora, y que “preocupa” a gobierno y patronales, es la de trabajar a reglamento. Es decir, no trabajar horas extras ni en sus descansos.

Las crisis de la industria láctea la están descargando sobre los trabajadores: el cierre en Ecolat (Nueva Helvecia), los envíos al seguro de paro en Pili (Paysandú) y Coleme (Melo), son algunos ejemplos de ello.

El dirigente metalúrgico Marcelo Abdala se preguntó en vísperas del pasado acto del primero de mayo: “¿Se puede simultáneamente disminuir la duración

del trabajo y aumentar su productividad (…)?”. Dejando entreabierta la posibilidad de que el reclamo de la reducción de la jornada laboral sea con aumento en los ritmos de producción.

Desde IST sostenemos que la reducción de la jornada laboral debe ser sin reducción de salario y sin aumento en los ritmos de producción. (ver recuadro)

Debemos exigir que el PIT-CNT rompa con su política de conciliación con el gobierno y las patronales.

Los sindicatos no pueden dedicarse a aceptar en forma resignada los despidos y gestionar los envíos al seguro de paro, lo cual parece ser la única estrategia de los dirigentes sindicales de la central.

Hay que luchar contra los despidos y por la estatización bajo control obrero de todas las empresas que cierren o despidan, para mantener todas las fuentes de trabajo. ¡Que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores!

 


El debate sobre la reducción de la jornada Laboral

El secretario general del PIT-CNT, Marcelo Abdala, está planteando discutir una reducción de la jornada laboral, cosa en la que estamos de acuerdo.  Pero nuestras discrepancias se hacen profundas cuando él remarca que esta reducción horaria está estrechamente vinculado con una «mejora genuina de la productividad», que según dice se daría con «una mejora de la eficacia técnica de la producción».

En primer lugar la consigna de la reducción de la jornada laboral a lo que está estrechamente vinculada es al reparto de las horas de trabajo. Así una empresa que tuviera 3 turnos de ocho horas, pasaría a 4 turnos de 6 horas, necesitando más trabajadores. Ese es el sentido de la reducción horaria frente a la crisis de los capitalistas.

Pero Abdala hace trampa y plantea algo “novedoso” la reducción de la jornada de trabajo la acompaña de «mejora genuina de la productividad». Esto significa que si fabricamos 500 cajas en 8 horas, con su planteo, ahora deberemos hacer en 6 horas las mismas 500 cajas de producción.

Por lo tanto no entrarán más trabajadores, porque seguimos produciendo la misma cantidad. Además si bien es cierto que al esforzarnos y explotarnos más trabajaremos menos horas, será como consecuencia de extenuar aún más nuestra salud.  

La lucha por la reducción de la jornada laboral, está ligada al problema de la desocupación (6 horas de trabajo para que haya empleo para todos) y no al aumento de la productividad y desde allí es que deberíamos salir a pelearlas.